Opinión

Los golpes de los pequeños

Tigres de papel

Por: José Luis Álvarez Hidalgo

“En México (…), la compra de medios por parte de empresarios afines a los gobiernos en turno es uno de los males que afectan a la libertad de expresión”.    Edison lanza (Relator de la CIDH)

Una batalla es desigual y ¡oh, sorpresa!, se libra en los medios de comunicación locales. Hace mucho que no contemplábamos como las habitualmente quietecitas aguas del entorno periodístico queretano,  se agitaban de tal manera, hasta convertirse en un bochornoso espectáculo mediático.

No se trata del encontronazo entre un medio de comunicación y otro que le compita ferozmente. No, se trata de una bravuconada de los directivos del periódico “Plaza de Armas”(los Sergio Arturo Venegas, padre e hijo) en contra de otro bravucón que responde al nombre de Francisco Domínguez Servién y que se ostenta como el flamante candidato del Partido Acción Nacional a la gubernatura de Querétaro.

Los niveles de estridencia son muy altos y, por lo tanto, es difícil apreciar un debate de altura (que no lo es, en definitiva) sobre el controversial tópico de la libertad de expresión y con tanto ruido circundante, hay que decirlo, muy pocas nueces. La publicación de una nota, a raíz de una grabación que consiguió Plaza de Armas en una reunión que el panista sostuvo con algunos representantes del transporte público en la entidad, dio pie para que Pancho se lanzara contra el medio de comunicación y que éste, le devolviera golpe tras golpe con verdadera rudeza innecesaria.

El hecho que me parece totalmente fuera de lugar, es la editorial que “Plaza de Armas” publica el pasado 13 de mayo y que aparece en la primera plana. En dicho escrito, el director del medio,  Sergio Arturo Venegas Alarcón, se rasga las vestiduras de un modo insólito y se autoerige (él y su medio) como el paladín de la libertad de expresión y de la prensa libre en el estado, al señalar que “sabemos de los riesgos de informar con veracidad sobre el actuar de los hombre públicos de piel sensible y ambiciones galopantes, que presumen vicios privados”. Y para rematar, agrega que: “Defendemos y defenderemos la libertad de expresión, como baluarte intocable para informar a la sociedad con veracidad y oportunidad.

Quisiéramos recordarle al Sr, Venegas dos cosas: hace varios años, cuando fungía como director del periódico “Diario de Querétaro”, que no le vimos, por ningún lado, esa vocación por el periodismo libertario que tanto resume el día de hoy; por el contrario, siempre se ha colocado del lado del poderoso y esgrime como argumento reivindicatorio el pleito que tuvieron con el mismo pancho en 2012 y las secuelas continúan. También habría que señalar enfáticamente que la cobertura periodística de “Plaza de Armas” ha estado totalmente canteada a favorecer la imagen de Roberto Loyola, candidato del PRI a la gubernatura del estado y con mucho sesgo, parcialidad informativa y omisión hacia otros candidatos, con especial atención a los de Acción Nacional.

Lo que no es permisible éticamente hablando es la serie de epítetos que la familia Venegas le endilga a Domínguez al tacharlo en la editorial citada como un enfermo mental y lo dice textualmente: “Y, más aún, de individuos con desórdenes de personalidad” (…) “más allá de los riesgos de enfrentar a inestables y enfermos”. Incluso Venegas Ramírez se asume como experto y lo diagnóstica como “un candidato panista desorbitado, fuera de control y con serios síntomas de un trastorno esquizotípico de personalidad, cuyos rasgos son tener creencias y comportamientos raros” (Sic)

No se vale que se empleen juicios tan irresponsables y poco éticos para descalificar al adversario y así anular cualquier intento por llevar acabo un debate serio y de fondo sobre libertad de expresión. No hay tal, los autonombrados “paladines de la prensa libre” sólo atinan a mirarse en el espejo y reconocerse como iguales. Una palmadita de mutua complacencia entre padre e hijo, cancela toda posibilidad de diálogo. Todo queda entre familia.

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