Opinión

Los políticos… esa clase tan especial

Sólo para nostálgicos…

Por: Salvador Rangel

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la política es el: Conjunto de instituciones (ideas, creencias, usos y prácticas sociales) relacionadas con la administración de los asuntos públicos y con el poder. Hasta aquí la definición académica. Pero en términos coloquiales, de uso diario, es distinta, las personas en general la ven como ajena a sus intereses, actividad para engañar, servirse del poder para beneficiarse en lo personal y eternizarse en los puestos de gobierno o de elección popular.

 

Nombres sobran, cambian de puesto, de partido, sus propiedades y la ostentación de bienes insulta a la ciudadanía, además son cínicos, dicen que esa fortuna es producto de su trabajo. Vetustos líderes sindicales en motocicletas que cuestan varios miles de salarios mínimos, sí, esos líderes que no defienden a los trabajadores, que al momento de que son despedidos no los defienden. Líderes que no acuden a asambleas abiertas porque les recuerdan… su origen, son acarreados para que aplaudan, aprueben todo lo que el líder diga. Líderes que antes de que se instale una empresa ya tienen la titularidad del Contrato colectivo de trabajo, así de fácil, contratos de protección en los que se garantiza que no habrá huelgas, ni paros, nada de eso, la sacrosanta tranquilidad obrera es PRImero.

Y qué decir de los políticos que llegan a cargos de “elección popular”, gobernadores, presidentes municipales, regidores, etcétera, que hacen declaraciones que dan pena ajena. Que se sienten dueños de la población para decidir obras de acuerdo a sus intereses personales, de obras para la gente bonita y cuando van a una comunidad “olvidada de Dios”, la mandan arreglar antes y agarran una brocha para “pintar” una fachada, todo es promoción para un ascenso en la próxima contienda electoral.

Lo mismo sucede en todos los partidos, los políticos no se distinguen en nada, los del color arcoíris, morado, pinto, etcétera, son iguales. Frases de campaña que son olvidadas como las promesas de amor, una vez conseguido el objeto de su deseo… no me acuerdo.

Y cuando hacen declaraciones son especiales, frases de antología, discursos que no tienen desperdicio, piezas oratorias únicas; “la fuerza de mi gobierno radica en el pueblo”, “todo a favor de los ciudadanos nada en contra de ellos”, “mi gobierno es de puertas abiertas”, “gobierno sin distinción de clases sociales y de filiación política”. ¡Qué maravilla!

Y qué decir de los sábados y domingos, cuando dicen y hacen lo que gusten, ya que son días de descanso, pero en el fondo no dejan de representar el puesto que ostentan, así que cómo separar lo personal de lo político.

Así recordamos frases y declaraciones sabatinas. En diciembre de 2012, el alcalde de Guadalupe, NL, encabezó un evento para entregar la ciudad a… Jesucristo. Nada más, para que ejerza su autoridad… que entre a esta ciudad y la haga su habitación.

A su vez, el presidente municipal de Benito Juárez, NL, Rodolfo Ambriz Oviedo, el 1° de enero de este año. También entregó las llaves de la ciudad a Jesucristo. Y para que no quedara duda, leyó una placa conmemorativa para recordar el momento. “El honorable Ayuntamiento de Juárez, Nuevo León, hace entrega de la llave de la ciudad a Jesucristo, rey de reyes y señor de señores.”

Y el municipio lleva el nombre de Benito Juárez, quien decretó la separación Iglesia-Estado, fue testigo de tan noble entrega de la llave. El artículo 24 constitucional, en uno de sus párrafos señala: Todo acto religioso de culto público deberá celebrarse precisamente dentro de los templos.

Y el presidente municipal Enrique Pelayo, de Ensenada, BC, también entregó las llaves de la ciudad a Jesucristo. Y en su alocución dijo: “Ensenada está viviendo un romance con Dios y claro, le doy las llaves de la ciudad a Jesucristo…”

Y la presidenta municipal de Monterrey. NL, Margarita Arellanes Cervantes, para no quedarse atrás, también entregó las llaves de la ciudad a Jesucristo, para que su reino de paz y bendición sea establecido.

Y los nostálgicos, moradores de una pequeña, pero diminuta casa de interés social que están pagando a Infonavit, no entregan las llaves a nadie, porque no pueden enajenar lo que no es de ellos y porque no son políticos.

 

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