Los Stones desafían la contingencia ambiental
Por:Víctor López Jaramillo
Desde los años 60 siempre se les preguntaba a los Rolling si esa sería la última gira. “No lo sé”, se ve responder a un Keith veinteañero en la película “Shine a light” de Scorcese.
Hay una profecía que dice que cuando el Apocalipsis predicho por San Juan se cumpla, de las ruinas de nuestra civilización sobrevivirán las cucarachas… y los Rolling Stones. Keith se sacudirá el polvo y comenzará sus poderosos acordes mientras el resto de la banda sale de los escombros para cantar “Start me up” o “Jumpin’ Jack Flash”.
¿Será el Ole Tour su última gira? Ni los propios Stones lo saben pero confían en hacer el soundtrack del fin del mundo.
Si hay una ciudad apocalíptica y caótica, esa es México. Y justo el 17 de marzo del 2016 los Stones se presentaron en México durante la contingencia ambiental.
¿Es el preludio del fin del mundo? ¿Y si Keith no puede salir a tocar? ¿Y Si Mick decide quedarse en su sarcófago? ¿Y si Charlie Watts cae asfixiado por el smog? ¿Y si Ronnie Wood no invita las chelas?
Ante tanta duda, solo quedaba ir hacia Plaza de Armas de Querétaro y pedirle al dios Anubis, temporalmente alojado allí, que conservara intactos a los faraones Stones. En casos como estos se vale pedirle ayuda a todos los dioses, y más si son de la época de los Rolling.
Y el deseo se cumplió. Eran las 9 de la noche con diez minutos cuando las luces del Foro Sol de la Ciudad de México se apagaron.
Inmediatamente, sobre la grama del antiguo estadio de béisbol se gestó una nueva constelación formada por las luces emitidas por los teléfonos celulares de los asistentes. Una supernova casi sin pila por aquí, una estrella gigante disparando un flash por allá, un sol como el nuestro mas acá, una vía láctea deslactosada hacia el final. Difícil definir las constelaciones de celulares en un concierto.
Un video introductorio nos muestra los principales símbolos de los Stones. Su lengua, la portada del “Let It bleed”, la portada del “Sticky fingers” entre otras imágenes.
De las sombras surgen los primeros acordes de “Jumpin’ Jack Flash”, que hace sacudir la polilla a los veteranos y los más jóvenes mirar asombrados de como cuatro abuelitos tengan más vitalidad que ellos.
Le sigue el clásico (¿Qué canción de los Stones no es clásica?) “It’s only rock and roll…” Y así es, es rock and roll sin más pretensiones pero nos gusta. Le sigue otro clásico setentero como “Tumbling Dice” para luego brincar a uno noventero como “Out of Control”.
Entre brincos de décadas llegamos a la canción por petición popular. Esta es una modalidad en donde los fans votan vía redes sociales o en el portal de la banda por una de las opciones ofrecidas. Gana la de “Let´s Spend the night Together”, una canción que en el Estados Unidos de los 60 les censuraron por promover las “malas costumbres”.
Clásico tras clásico: Angie, Paint it black, Honkie Tonk Women… hasta que llega la primera pausa para que Keith Richards tome la voz de la banda y de su ronco pecho interprete unas rolas.
Y se arranca con esa joya que es “You Got the Silver”. Y es precisamente el 17 de marzo cuando su esposa cumpleaños y le dedica un tierno “Happy Birthday” para seguir con “Happy”. Sí, a esas alturas ya todos estábamos felices.
Regresan con “Midnight Rambler” para dar paso a “Miss You”, en donde el bajista invitado vuelve a lucir como lo había hecho en “Out of control”.
Siguen con la que algunos críticos consideran su mejor canción: “Gimme Shelter” y tras darnos refugio musical, viene la explosión de riffs con “Start me up”.
De la Compasión al Diablo pasamos a la Azúcar Morena para terminar el concierto… ¿Terminarlo? No, falta el encore que arranca con un coro que nos recuerda que No Siempre Puedes Obtener los que Quieres y Jagger aconseja que si lo intentas más de una vez, Podrás Obtener lo que Necesitas.
De la cúspide de You Can’t Always Get you Want, canción que define a la serie Dr. House, rematamos el concierto con” Satisfaction”. “I can’t get no… Satisfaction, Satisfaction”.
Quien sabe si este será el último concierto en México, pero los Stones pueden presumir que desafiaron una contingencia ambiental para dirigirse a tocar al paraíso socialista de Cuba.