Maldición futbol
Punto y seguido
Por: Ricardo Rivón Lazcano
@rivonrl
Uno
Ni Ermenegildo Zegna, encargado de vestir fuera de la grama a los integrantes del Tri, modificará el curso de los acontecimientos. Tacuche, camisa, corbata, zapatos y cinto, tendrán un costo cercano a los 50 mil pesos por cabeza.
Y es que la maldición sudamericana ha aparecido en los círculos naturalmente herméticos de los augures.
En la primera ronda, comentan, México recibirá doce goles y solamente anotará dos.
Augures profesionales, utilizan en su lectura entrañas de tlacuache; ecológicamente conscientes, aprovechan cadáveres por atropellamiento de los mismos.
Hay consenso en que los nacionales recibirán la docena de pepinos y anotarán dos tantos; también hay consenso en que el tercer partido finalizará con derrota de tres a uno; en los partidos previos no llegan a acuerdos específicos.
El tiempo apremia, las entrañas huelen mal y dificultan la lectura. No se trata de llegar a acuerdos, comenta uno, sino de escuchar con atención, captar las señales sutiles.
Nueve goles en contra, uno a favor, dos partidos. Nueve a cero en el segundo partido implica lógicamente que el primero termine roscas. Las combinaciones son muchas pero no infinitas.
El profesionalismo de los augures no impide sentir y sufrir la presión. Concentrados en captar las sutiles señales, la mente les hace jugarretas. De repente ven a Layún dando un pase en diagonal de cuarenta y siete metros al pie del Chicharito que, en un parpadeo -de augur-, se transforma en que Layún (o Rafa, da igual) “iba a dar” un extraordinario pase en diagonal de cuarenta y siete metros al pie del Chicharito (o el guapo Peralta), entregando el balón, con un pase fallido de tres metros y medio, a un rival de quién sabe qué equipo.
Observan a un semicrucificado Talavera salir de cambio por Chuy Corona, con gorra, rodilleras y suéter de estambre gris, con coderas. El marcador indica cuatro a uno en el minuto siete de la parte complementaria. No logran distinguir al rival.
Sin aparente relación, perciben, entre los festejos del rival por una anotación más, caras de preocupación de Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray Caso mientras se escucha a Salcido decir “¡ya valió!”.
“Ganar no es lo más importante, es lo único” “Perder equivale a morir” “¡Hasta la victoria siempre… Patria o muerte, venceremos!” “Se aprende más en la derrota que en la victoria, pero… ¡Prefiero esa ignorancia!” “Ni siquiera un Dios puede cambiar en derrota la victoria de quien se ha vencido a sí mismo”.
Fontanarrosa, Che, Lombardi, Buda… el tiempo se acaba. Áhi pa’lotra.
Dos
La otra, de Luis Miguel Aguilar:
Recordar esperanzadamente que en el Mundial de Tanzania 2062, un balón mexicano pegó en uno de los “postes sensibles” -así llamados porque gracias a los avances biocibernéticos, estos postes dicen “agh” y “fiu” (según la fuerza del golpe) cada vez que un balón pega en ellos-, y por desgracia salió hacia afuera en la última oportunidad nacional de empatar ante el representativo de Georgia (Georgia, no el de la CEI o exURSS, sino Georgia la buena, el Estado independiente de la UEUIEUA: Unión de Estados Unidos Independientes de los Estados Unidos de América). Pero saber, de un modo otra vez esperanzador, que los “postes magnéticos” -meras bandas de energía- que se “implementarán” dentro de ocho años para el Mundial de Hawai 2070, pueden favorecernos esta vez porque, en atención a las preocupaciones de la FIFA por el aumento del juego defensivo y el decremento de asistencia a los estadios, por cada tiro -literalmente electrizante- en los nuevos postes se concede medio gol. Esperemos, claro, que esta vez la suerte esté de lado de nuestros muchachos y que el medio gol garantizado por nuestro inevitable y atávico tiro al poste nos permita imponernos medio gol a cero sobre el rival, y esperando, claro, que el rival no de tres tiros al poste para anotarse gol y medio e incurra aparte en otros dos goles “limpios” -así llamados desde entonces para distinguirlos de los goles “sucios”, o por acumulación de postes- con los cuales pudiera derrotar a nuestro “representativo nacional” con un marcador, a todas luces inesperado, de tres goles y medio a nomás medio gol, lo cual nos lleve a tomar las cosas con calma y a no perder la cabeza y a prepararnos otra vez a conciencia -mentalizarnos para el triunfo- en miras de nuestros siguientes compromisos.
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