Mirar hacia adentro
Por: Daniel Muñoz Vega
PARA DESTACAR: México necesita voltear hacia adentro, dejar de seguir los mandatos de otros consensos que en nada nos benefician. Urge ser los arquitectos de nuestro propio destino y para ello es necesario mirarnos, generar un espíritu de colectividad y solidaridad
«Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro,despierta»
Carl Jung
México tiene una oportunidad única de despertar. Para nuestra idiosincrasia resulta muy cómodo tener un victimario. Evadimos nuestra realidad histórica, el discurso es que la raíz de nuestros males está en Trump y sus futuras políticas económicas; pero su lógica no es descabellada. Busca, bajo el mismo discurso que usaba Bernie Sanders, reconstruir la industria norteamericana. Para los Estados Unidos, vivir del valor agregado de sus marcas y del boom tecnológico de hace 20 años les es insuficiente.
El año 1994 fue en el que México le apostó al atractivo sistema del libre mercado, nos creímos el cuento del primer mundo y 23 años después el país está más empobrecido, no genera tecnología y la gente se mata por doquier. Lo único que se generó con el libre mercado fue tener una base de consumidores pero pocos productores. No tenemos la capacidad de producir los alimentos que necesitamos. Qué va, somos más importadores que exportadores de maíz por poner un simple ejemplo.
Pero el libre mercado no tiene patria y Donald Trump está desafiando sus postulados. Digan lo que digan, el capitalismo es infame; por ejemplo, México es “competitivo” por su mano de obra barata, y para la visión pequeñita de nuestros gobernantes fue más fácil —durante los últimos 30 años—, consagrar sus esfuerzos en atraer la inversión extranjera que fortalecer el mercado interno y crear valor agregado mexicano. Aunado a eso, la clase política tiene 30 años saqueando al país y nuestra impartición de justicia es dócil ante personajes que parecen villanos de Marvel, como Javier Duarte y los 35 mil millones de pesos que se robó; todavía nos damos el lujo de culpar a Trump de nuestros males.
La economía de mercado es un monstruo que terminará mordiéndose la cola, y los gobiernos mexicanos siguen empeñados en apostarle a un sistema económico que nunca nos ha beneficiado. Hace 23 años mi papá me explicó que TLC significaba “Toda Libertad Cuesta”; y me preguntó con ironía “¿qué puede tener de bueno un libre tránsito de productos cuando tenemos a indígenas muriéndose de hambre en Chiapas?”.
Dejamos de vernos a nosotros mismos, se desmanteló la incipiente industria mexicana por los dogmas que Washington hoy pretende desconocer bajo la encarnación de Trump. El magnate presume en 140 caracteres que Ford y Carrier mantendrán sus plantas en Estados Unidos.
Y la pregunta que surge es qué tanto Trump desafiará al sistema ¿Los mismos capitales pondrán un alto al magnate cuando se den cuenta que siempre será más conveniente tener a México como patio trasero? ¿Ese fervor xenófobo a favor de Trump chocará con el encarecimiento de sus bienes y servicios?
Y de este lado qué urge; sin duda una renovación moral en la vida pública de México, viene urgiendo desde hace décadas y hoy, ante la apología nacionalista que enarbola Donald Trump, México tiene la oportunidad de verse a los pies para darnos cuenta que somos nosotros, los mexicanos, el gran recurso que tenemos. Somos una mugre de país, pero es tiempo de dejar de serlo.
Sin exagerar, necesitamos también una renovación espiritual que nos lleve a un estado de introspección. Sidarta Gautama, mejor conocido como Buda, creó hace más de 2 mil 500 años un sistema de enseñanzas para despertar la luminosidad de la mente; la base para lograr ese despertar es tener la capacidad de mirar hacia el interior y descubrir el potencial de una mente clara para cesar el sufrimiento.
Tomando como referencia el ideal budista y el del psicoanalista Carl Jung, México necesita voltear hacia adentro, dejar de seguir los mandatos de otros consensos que en nada nos benefician. Urge ser los arquitectos de nuestro propio destino y para ello es necesario mirarnos, generar un espíritu de colectividad y solidaridad, nos urge tomar conciencia de los recursos que tenemos y la manera en que debemos explotarlos, urge pensar con seriedad en el lastre de la corrupción para repensarnos como sociedad.
Los males de esta nación no están en un tipo como Trump que quiere reivindicar los valores de un nacionalismo mal entendido; los males de México están aquí, en la pirámide de nuestra burocracia, en las fortunas infames que genera nuestra clase política; tantos años de corrupción han desmantelado la fuerza de este país, pero hoy, podemos despertar y dar un golpe de timón para tomar un nuevo rumbo como nación.