¡Otro mundial de futbol! Pan y circo a nivel global
Por: Ángel Balderas Puga
“¡Qué tiempos éstos en que hablar de árboles es casi un crimen porque supone callar sobre tantas alevosías!”. Bertold Brecht
En muchas sociedades, el negocio -que no deporte- del futbol se ha convertido, desde hace tiempo, en un verdadero distractor. Claro, esto no es a nivel mundial, pues para la mayor parte de la población de este planeta, el futbol ni es el centro del mundo ni es lo más seguido. El fenómeno es agudo en ciertos países en donde este espectáculo desata verdaderas pasiones y es ahí donde funge su papel de “pan y circo” para las grandes masas y esto sucede en países como el nuestro.
Tal papel de distractor sería imposible de ejecutarse sin la complicidad de los grandes medios de comunicación, principalmente la televisión y, en mucha menor medida, los medios impresos, la radio y, ahora, internet.
La inutilidad de seguir el mundial
En el Cuarto Congreso Internacional de Ingeniería que se llevó a cabo en nuestra universidad, en 2008, el Dr. José Luis Fernández Zayas de la Academia Mexicana de Ingeniería y coordinador del Foro Consultivo de Ciencia y Tecnología presentó una magnífica conferencia titulada “el futuro de los ingenieros en un mundo global”.
En parte de dicha conferencia, el Dr. Fernández abordó el tema de la jerarquía del conocimiento partiendo de una pirámide de cuatro niveles en cuya base (primer nivel) se hallan los datos (observaciones, ideas, conjeturas) y señalaba que en nuestra época, casi todos los medios de comunicación proporcionan información basura, inútil; y recomendaba a los jóvenes aprender a filtrar para no quedarse en ese nivel, pues eso significa para muchos una grave y enorme pérdida de tiempo, pues en vez de dedicar el cerebro a cosas útiles y de los niveles superiores de la pirámide (información, conocimiento e inteligencia) muchas personas se embotan con datos del todo inútiles para su propia vida y de la de sus seres cercanos.
El Dr. Fernández puso como ejemplo el hecho de que en México nos hicieran saber la temperatura, en un cierto día, en Shangai; ¿qué utilidad puede tener ese dato para la inmensa mayoría de los mexicanos? ¡Ninguna!
En los espectáculos, en las secciones “rosa” de los medios impresos y en las “estadísticas” y opiniones de miles de comentaristas de los deportes-espectáculo-negocio es posible hallar esta enorme cantidad de datos basura, irrelevantes, que se puede ignorar fácilmente. Datos que sólo pueden ser de interés para los directamente afectados o para su círculo cercano.
Por ejemplo, ¿en qué le puede cambiar la vida a una persona el saber que un directivo del Barcelona reconoció el “gran nivel” del futbolista mexicano Jonathan Dos Santos? (noticia de hace algunos años dada en el portal de Yahoo noticias). Salvo para el mismo futbolista, sus familiares o los que hacen negocio con él puede tener interés y consecuencias una opinión de ese tipo; de ahí en fuera, a nadie más.
¿A qué mexicano le cambiará la vida el saber que el Atlético Tombuctú derrotó 2 a cero a la Selección de Mali? ¿O que el Bayern München ha ganado cinco veces un determinado campeonato? ¡A nadie! Tales noticias pueden ser verdad o mentira, pero no nos afectan.
Y lo mismo ha sucedido con los mundiales de futbol, incluido el que está por venir. Sus resultados, aunque ganara nuestro país, serán totalmente irrelevantes para nuestra población; no mejorará ni un ápice el nivel de vida de los mexicanos.
Lo que si nos afectará
Justo en los días del mundial de futbol se hará la “discusión” (totalmente simulada y amañada) sobre las leyes secundarias de la reforma energética y, a diferencia de los resultados de los partidos, el resultado de estas leyes secundarias sí que tendrá profundas consecuencias en el bienestar de nuestra población.
Dentro de un año, muy pocos recordarán los resultados de los partidos o anécdotas y “estadísticas” ligadas a ellos, pero todos sufriremos los efectos de la entrega de parte de la renta petrolera a las grandes trasnacionales extranjeras y a unos cuantos afortunados mexicanos. Seguiremos sintiendo en nuestros bolsillos el aumento en el precio de los combustibles, seguirá disminuyendo la inversión en servicios sociales, pues menos dinero irá a parar a las arcas del Estado y seguiremos sufriendo el aumento de impuestos para compensar el boquete financiero que dejará el compartir las ganancias petroleras con privados.
Y esto lo saben muy bien los brasileños que han salido a protestar a las calles, y que incluso detuvieron un autobús con integrantes de la Selección de futbol de Brasil adentro, demandando que el dinero invertido en estadios y en infraestructura para el evento debería haber sido invertido en educación, salud y servicios sociales. Aquí, el pueblo brasileño paga el precio de haber permitido la privatización parcial de uno de sus principales yacimientos petrolíferos, el campo Libra, apenas a finales del año pasado.
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