Opinión

¿Para qué sirven los informes de gobierno?

Por Daniel Muñoz Vega


Me es interesante analizar el protocolo de los informes de gobierno; son la alfombra roja gubernamental, que se convierte en una pasarela de quienes pretenden estar en la escena política, es la espera de muchos para saludar y tomarse la foto con el personaje de moda, el momento de los medianamente posicionados para mostrarse. A los informes asisten estratégicamente personajes que pretenden dar una lectura de algo. Toda nuestra clase política y empresarial va al Informe y no precisamente a escuchar lo que el gobernante en turno nos tiene que informar, sino que asisten al evento para empujar sus propias aspiraciones políticas y sus propios intereses, o con la simple intención de sentirse parte de una élite.

 

Todos los presentes aceleran el aplauso entre cada párrafo leído de los logros que informa el gobernante. Los informes de gobierno terminan siendo una especie de “En familia con Chabelo”, donde el aplausómetro algo nos indica: desde el agradecimiento por la asistencia de algún político al evento, hasta al escuchar la postura de alguna fuerza política. Los aplausos son el termómetro del momento; qué mejor que el gobernante despierte el aplauso de la oposición. En fin, los informes más allá de los párrafos leídos donde todos terminan olvidando inmediatamente después, sirven para otras cosas, menos para informar.

 

Por ejemplo, el presidente municipal de Querétaro Francisco Domínguez, no perdió oportunidad para hacer campaña política. Con el presupuesto destinado para la comunicación social de Municipio, trató de posicionar su imagen con fotografías photoshopiadas donde salía amarrándose los zapatos, diciendo que había recorrido 250 colonias a pie; mismos zapatos que primeramente y días antes, nos habían preguntado que si sabíamos qué eran.

 

En los primeros anuncios (los de los zapatos) sólo al ver los logotipos de Gobierno Municipal y las frases que por ley están obligados a poner para aclarar que la publicidad no se debe de ocupar con fines partidistas, sabíamos que se trataba de algo relacionado con la administración de Francisco Domínguez, si no jamás hubiéramos pensando que se trataba de una campaña para saber que el presidente municipal daría su Informe.

 

La campaña (bastante mala por cierto) permitida por la ley electoral, traía ese doble filo tramposo de anunciar el Informe y a la vez, comenzar con el posicionamiento del personaje a menos de un año de las próximas elecciones federales. Falta de creatividad y falta de honestidad, ya que con los impuestos que pagamos y los recursos del municipio, Francisco Domínguez comienza el jugueteo electoral para dirigir sus baterías y así satisfacer sus próximas aspiraciones.

 

Entramos nuevamente al terreno de lo legal pero que no es ético, primeramente por usar nuestros recursos para los fines personales de Francisco Domínguez, y segundo, por la falta de prudencia para buscar el hueso desde ahorita, cuando la sociedad se cansa de tanta promoción de los partidos y candidatos ante la crisis política que atraviesa México.

 

Una semana después vino el Informe del gobernador José Calzada, muy al contrario del show que armó Francisco Domínguez, debo reconocer que fue prudente el bajo perfil que mostró el gobernador ante su Segundo Informe de Gobierno; hubo poca publicidad, su estilo es más sobrio y no tiene que salir en un espectacular amarrándose los zapatos. Lo que sí hay que analizar, son las excesivas alabanzas a un gobierno que está sobrevalorado, es excesiva la forma como alaban las palabras del gobernador, tanto por los medios de comunicación como por muchos periodistas y analistas locales. Me da la impresión que lo toman como un fuera de serie; el excesivo aplauso y reflector terminan por hacer del gobernante una miniatura de dictador que se le acaba el 20 para ejercer el poder seis años después, acordémonos de Garrido.

 

El gobierno de Calzada está sobrevalorado, no lleva ni dos años para que ya se esté hablando de un estadista; yo no distingo todavía, independientemente de cómo esté haciendo las cosas, si Querétaro está siendo gobernado por alguien que dice trabajar sin colores, o alguien que trabaja como un adoctrinado de su partido y su historia política familiar con el obsesivo objetivo de regresar al PRI a Los Pinos, instrumentando en su programa Soluciones, la misma maquinaria que utilizan todas las fuerzas, para hacer que su política social opere con fines electorales; eso lo habremos de ver y podremos decir si José Calzada es el estadista que muchos ven o es el típico político mexicano que busca espacios de poder sin ninguna justificación.

 

Y en sí de los informes, tanto de José Calzada como de Francisco Domínguez, lo mismo de siempre: la excesiva exageración de sus logros sin que los ciudadanos sepamos lo que no debemos de saber. Siempre he pensado que la sana duda del actuar de nuestros gobernantes es la diferencia para como ciudadanos, enterarnos de todo lo que pasa en el aparato burocrático.

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