Opinión

Premio en Palacio para Hugo Gutiérrez Vega

Por: Angélica María Aguado Hernández/ José Jaime Paulín Larracoechea

El viernes 22 de noviembre de 2013, mismo día en que nuestra Máxima Casa de Estudios otorgaba en su cuarta edición el “Premio Internacional Hugo Gutiérrez Vega” al obispo Raúl Vera en el Teatro de la República, el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, se comunicaba por teléfono con el exrector Gutiérrez Vega para informarle que había resultado merecedor del Premio Nacional de Ciencias y Artes por parte del Gobierno de la República debido a su trayectoria “lúcida y sensible en la poesía, el ensayo y la expresión oral”. De inmediato comenzaron las felicitaciones para el también exdiplomático desde distintas partes del país y del extranjero.

La ceremonia protocolaria de entrega de dicho premio originalmente se programó para el 11 de diciembre de 2013 al medio día, en el salón Adolfo López Mateos de la Residencia Oficial de Los Pinos. Sin embargo, con la muerte de Nelson Mandela, la agenda presidencial se modificó pues, como sabemos, Los Pinos y la Cancillería tomaron la decisión de que el país estaría representado en los funerales de Estado en Sudáfrica por Peña Nieto.

Así, el lugar y hora cambió; se volvieron a enviar las invitaciones quedando la cita a las trece horas en el Patio de Honor de Palacio Nacional, con la petición de que los invitados llegaran hora y media antes del evento para evitar complicaciones debido al congestionamiento vial que suele generarse en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

El día de la entrega del Premio Nacional (que consistió en medalla de oro, diploma y cheque), el Dr. Hugo fue sentado en el lugar de honor, a la derecha del Presidente de la República, entre Peña Nieto y Emilio Chuayffet. Mientras los medios e invitados tomaban sus lugares, se escuchaban por las bocinas distintas canciones y villancicos navideños en inglés, lo que motivó que una de las asistentes se inconformara con miembros del Estado Mayor Presidencial.

A las trece horas con diez minutos se escuchaba el aterrizaje del helicóptero que trasladó al presidente Peña desde el aeropuerto capitalino después de 22 horas de vuelo de Johannesburgo al Distrito Federal. Cinco minutos más tarde, los soldados apostados en Palacio recibieron la orden de adoptar la posición de firmes al tiempo que el presidente descendía de las escalinatas de alfombra roja que conducen del Despacho Presidencial, ubicado en el segundo nivel, al Patio de Honor. Después de recibir al presidente, se entonó el Himno Nacional, se presentó al presídium, se proyectó un video con la semblanza de los homenajeados y se procedió a la entrega del premio. Por cierto que Hugo Gutiérrez recibió el aplauso más extenso y caluroso cuando se le presentó.

En nombre de los galardonados, el Dr. Roger Bartra hizo un elegante e inteligente discurso en el que indicó que los creadores no deben trabajar para conseguir premios y que el motor de su quehacer debe ser una vocación de servicio, y aseguró que la libertad y la independencia son bienes a los que no se debe renunciar. Añadió que México tiene un largo camino por recorrer para acabar con males que aquejan al país, como el autoritarismo y la corrupción. Bartra advirtió igualmente que «no sólo de reformas viven los mexicanos» y que prevé que a corto plazo habrá “reformas a las reformas”.

Tranquilo, Peña Nieto escuchaba en su lugar mientras de vez en vez se dirigía al oído del Dr. Hugo para reconocer su trabajo e incluso compartir con él su poema favorito: “El mural de Guernica”. Al hacer uso de la palabra, el presidente dijo que son los artistas y los investigadores quienes con su trabajo alientan la esperanza y la confianza en el porvenir, e indicó el deber de lograr que haya mayores vasos comunicantes entre políticos e intelectuales. Al momento de reconocer al Senado de la República por la aprobación de la reforma energética, la cual se votó justo en esa mañana, se hizo un frío silencio en el lugar. Peña terminó su discurso y así culminó el evento.

Los otros premiados fueron Luis Fernando Lara Ramos (también en el área de Literatura), Javier Álvarez Fuentes, Susana Angelina Gurría Davó y Paul Leduc Rosenzweig (en el área de Bellas Artes), Roger Bartra Muriá y Carlos Roberto Martínez Assad (en Ciencias Sociales), Federico Bermúdez Rattoni y Magdaleno Medina Noyola (en Matemáticas y Ciencias Naturales), Martín Ramón Aluja Schuneman Hofer (en Tecnología, Innovación y Diseño) y Narciso Lico Carrillo (en Artes y Tradiciones Populares).

En definitiva, el Premio Nacional de Ciencias y Artes para Hugo Gutiérrez Vega es motivo de orgullo para la UAQ. Felicidades, estimado Maestro.

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