Opinión

Profesores universitarios y salarios

Por Ángel Balderas Puga

En nuestras dos pasadas colaboraciones hemos proporcionado datos que muestran el grave deterioro sufrido por los salarios de los profesores universitarios en las últimas tres décadas en México y hemos comentado algunas de sus perniciosas consecuencias que van desde la competencia desigual hasta la fuga de cerebros.

Este fenómeno impacta de manera negativa al desarrollo de la ciencia y tecnología en nuestro país y a la formación de recursos humanos de alto nivel, lo que a su vez provoca un aumento de la dependencia del extranjero.

Fuga de cerebros

Durante mis años como docente universitario he visto la tendencia creciente en la emigración de alumnos excelentes. Al no ser atractiva, en México, la carrera universitaria, algunas de nuestras mejores mentes jóvenes han emigrado al extranjero para realizar estudios de posgrado pero ya con la mira de permanecer fuera del país. En otros casos han salido para estudiar sin fines de emigración pero al terminar sus estudios, si se les ve con suficiente potencial, se les contrata en los países a donde fueron a estudiar o en países en donde hicieron contactos académicos. Es así que varios de mis ex estudiantes queretanos ahora trabajan, o han trabajado, en instituciones académicas o empresas en países como Canadá, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, España o los Estados Unidos.

México les pagó a esos estudiantes su primaria, su secundaria, su bachillerato, su licenciatura y en algunos casos hasta su maestría. Algunos han salido para hacer su doctorado becados por países extranjeros y luego han sido contratados en esos mismos países, los que han adquirido recursos humanos de alto nivel habiendo invertido muy poco en su formación, mientras que México pierde no sólo los recursos económicos invertidos en ellos sino también sus capacidades intelectuales al no ofrecer nuestro país una alternativa digna de trabajo.

Multichambismo

Otro efecto pernicioso del bajo nivel salarial de los profesores universitarios se refiere al “multichambismo”.

En nuestra Universidad sólo un 25 por ciento de los profesores, aproximadamente, tiene un “tiempo completo”, categoría que permite tener una estabilidad laboral adecuada y un salario, que aunque deteriorado, permite mantener un nivel de vida decente y adecuado a los años invertidos en estudio y preparación.

El restante 75 por ciento debe sobrevivir con la categoría de “tiempo libre” o se le paga por honorarios. En ambos casos, el nivel salarial es muy inferior al de los profesores de tiempo completo, por lo que la mayoría de los profesores debe buscar otra fuente de ingresos económicos.

Muchos deben trabajar como docentes en otras instituciones, lo que provoca que disminuya su eficiencia debido a varios factores, entre ellos el aumento de la jornada laboral, mayor inversión de tiempo en traslados, menos tiempo para preparar clases y para revisar los trabajos de los alumnos, etc.

La docencia

La docencia es una de las actividades que desarrolla un profesor universitario. Desde fuera se ve únicamente como el “dar clases”. Sin embargo, a diferencia de otros trabajos, tiene ciertas peculiaridades que son minimizadas por gran parte de la sociedad.

Ejercer bien la docencia en el nivel universitario implica haber estudiado, como mínimo, una maestría, por lo que los años de preparación, y la inversión económica, son muchos comparados con otros oficios.

En muchos trabajos hay un horario definido. Por ejemplo, uno puede llegar a una oficina para trabajar ocho horas. En la docencia no hay un horario definido, las horas de lección frente a grupo implican, necesariamente, otras horas más de preparación previa y otras posteriores que pueden ser de revisión de trabajos de los estudiantes y rediseño de las lecciones.

En muchos trabajos, si se llega tarde o no se asiste, se puede recuperar el tiempo permaneciendo fuera del horario normal, en una lección eso no es posible pues los alumnos tienen otras actividades o están programados otros cursos en el mismo espacio, por lo que es un trabajo en el que, para hacerlo bien, no se puede llegar tarde ni faltar.

Además de lo anterior, un buen docente debe invertir tiempo, fuera del de las lecciones, para preparar y actualizar material didáctico, para dar asesoría a los estudiantes, para permanecer actualizado, para experimentar, para administrar los cursos.

Estas son las razones por las que un número adecuado de horas frente a grupo son 15 a la semana, tres lecciones diarias si se imparten materias diferentes o cuatro lecciones diarias si se imparte la misma materia. Con esto se tiene una jornada laboral de 40 horas semanales.

Los profesores que no tienen un nivel salarial adecuado se ven obligados a aumentar sus horas de lección frente a grupo y, por lo tanto, también las horas adicionales que requiere cada hora de lección, lo que disminuye su eficiencia con el consecuente impacto negativo en la preparación de nuestros estudiantes.

Todos salimos perdiendo con estas políticas de contención de los salarios de los profesores universitarios, de ahí la importancia de que dichos salarios vayan recuperando su poder adquisitivo. Se trata de una cuestión estratégica para nuestro país y para nuestro estado.

anbapu05@yahoo.com.mx

 

{loadposition FBComm}

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba