Queretanidad
Por: Daniel Muñoz Vega
No hay una queretanidad, una forma unilateral de ser, hay un universo de queretanidades. Sería aventurado pensar que el alma y carácter de los queretanos es irremediablemente conservador. Edmundo González Llaca toma una manera de ser, quizá la más representativa, para describir la esencia de los queretanos en su libro “Queretaneidad” editado por Librarius; y sí, al leer el texto reconozco esa forma de ser de muchos, pero en lo personal no me describe, siendo queretano de nacimiento.
El concepto, desde antes de saber del libro, siempre me ha parecido chocante, por lo mismo me interesé en él. ¿Cómo puede ser definido un queretano? ¿Querétaro marca, para bien o para mal, nuestra forma de ser? ¿Hay una idiosincrasia latente en los que vivimos aquí? Quien pretenda encontrar un estudio antropológico en el texto de González Llaca, pierde su tiempo en leerlo. Desde la introducción, es bastante honesto, advierte no ser un erudito sino un periodista que está encariñado con su estado, eso hace del libro una agradable lectura para encontrar un punto de vista de lo que es la queretanidad.
Me resultó imposible leer el libro sin hacer juicios. El libro consta de una serie de episodios donde una “Chilanga” cuestiona al autor sobre lo que representa ser queretano. Lo maravilloso del texto es que ante las insistentes preguntas de su interlocutora y las inmediatas respuestas de Edmundo; pensaba mis propias respuestas que comparaba con las del autor de “El Jicote”. Hay relatos con los que donde me di cuenta lo muy ignorante que soy de la historia de Querétaro. En la lectura oscilé de forma constante entre estar muy de acuerdo y todo lo contrario respecto a lo que podría ser esa queretanidad marcada por el conservadurismo, la religión, las tradiciones, los símbolos, la historia. Vale la pena leerlo. Quizá me faltó encontrar un punto de vista más político, me hubiera gustado leer alguna pregunta inquisidora sobre la visión política de los queretanos católicos, cuidadosos “del qué dirán” y de las apariencias. Es un libro que podría fascinar a todos aquellos que defienden el tradicionalismo de la entidad y quizá enojar, por ejemplo, a alguna que otra feminista.
¿Es un legítimo punto de vista sobre Querétaro? Sí. Cuestiono, no específicamente al autor, sino a todos aquellos que tratan de explicar la forma de ser de los queretanos, como obligación moral, para defender el tradicionalismo. ¿Es un libro que podría generar polémica? También. Mientras leía, a veces me dije “yo no soy así” y soy queretano, pero a la vez, “sí conozco gente así”. El libro no puede ser tomado como La explicación, sino como una entre las incontables queretanidades.
“Queretaneidad, alma y carácter de los queretanos”, es una oportuna lectura para debatir el momento que vive Querétaro, muchas veces dimensionado de más por los actores políticos que tratan de vender la idea de que su papel dentro de la historia reciente transformó la entidad. El libro tiene partes bastante irónicas, y esos diálogos entre los protagonistas son muy lúcidos; en otros, discrepo.
En el diálogo titulado “Consciente de la sociedad” hay una marcada visión machista de la queretanidad y sí, habrá importantes sectores que den un peso importante a lo que piensen los demás; pero hoy en Querétaro hay sectores que salen a marchar en defensa de los derechos de la mujer, los homosexuales y otras minorías. Hay sectores de las generaciones jóvenes que son capaces de desestimar la opinión de sus padres, renegar de su educación católica y fumar marihuana en algún concierto de reggae que se lleve a cabo en el Jardín Guerrero. Para mí, mucha queretanidad.
Muchos queretanos usamos de manera irónica la frase “aquí no pasa nada” respecto al tema de la seguridad. González Llaca lo explica de buena manera: —en Querétaro nunca pasa nada… hasta que pasa— escribe. Es una paradoja muy queretana: “Pasa pero no pasa”, o por lo menos no en la prensa local, aunque el gran sentir de la sociedad sea que se ha perdido la tranquilidad; las cifras de inseguridad terminan siendo frías y muestran otra realidad.
México es predominantemente católico. González Llaca habla en su libro sobre la forma como muchos queretanos viven la religión. Habla de culpa, de fiestas, tradiciones, pecado y penitencia, y sí, en mi propia familia veo esas manifestaciones; pero ahora podemos ver una diversidad de religiones, hay un auge de iglesias cristianas, lo que va construyendo nuevas formas de pensar, lo que da como resultado, otro tipo de queretanidad.
El texto describe de manera puntual, el alma y carácter de un gran sector de la sociedad queretana, pero no podemos generalizar, a rajatabla, que todos los que vivimos aquí tenemos una esencia unilateral de ser y pensar. Con el actual ritmo de crecimiento de la ciudad, las estructuras de pensamiento van cambiando, y eso hace mucho más incluyente a una ciudad que tradicionalmente ha sido conservadora. Todo cambia, hasta las distancias de 10, se convirtieron en 40 minutos.
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