Opinión

Querétaro, una sociedad de consumo

Por: Daniel Muñoz Vega

Me tomo un café en Starbucks de Constituyentes. Son las nueve de la mañana del sábado 14. Llueve y el lugar luce un tanto vacío. Arriba de mi hay una serie de departamentos que no se venden porque son muy caros. En ese mismo lugar (New Soho) hay un WingStop y un Papa Johns; arriba, un Shirushi y al otro lado de la calle, sobre Fray Pedro de Gante, el ya posicionado Tacos El Pata.

 

Mis padres llegaron a Querétaro en 1979 y yo nací un año después. Mi papá nació aquí terminando la década de los 40 pero radicó desde niño en el Distrito Federal, eran los años en que La Mariposa era la cafetería más famosa de la ciudad.

Hoy, el discurso de la clase gobernante se concentra en el progreso. Me gustaría escuchar las pláticas que tendrán padre e hijo, ex gobernador y gobernador (Antonio y José Calzada) sobre el diferente Querétaro que gobernaron. Ellos podrán hacer un comparativo sobre las formas de ejercer el poder, los problemas y realidades en el Querétaro de los años setentas con el actual.

Medimos el progreso en base al acceso que se tiene a bienes y servicios que antes no se tenía. Igualmente en la transformación urbana que ha tenido la ciudad y en las nuevas formas de consumo. Soy de los ochentas, mi padre platicaba del famoso cine Plaza donde hoy está la Tienda del Sol. A mí me tocó conocer el cine Premier Setenta, los cines Alameda y el cine Reforma, todos, en el centro de la ciudad; las películas de Dick Tracy, el Batman interpretado por Michael Keaton y algunas de Disney las vi en esos cines. Estaban los cines Gemelos de la Comercial Mexicana de Zaragoza y de Plaza de las Américas; a mediados de los ochentas vinieron los Multicinemas de Plaza del Parque. En 1995 llegó Cinemark en Boulevares y  representó una transformación total en la forma de ir al cine: 12 salas, limpias, pequeñas y dulcería con relleno de palomas; nada de permanencia voluntaria. Al año siguiente se abrió el hoy desaparecido Cinépolis de plaza de toros; luego a mediados de la década pasada llegó Cinemex; mercado hubo en todo este tiempo para llegar a los cines VIP que hoy nos ofrece Cinépolis. Un concepto que incentiva el consumo de la gente.

¿Querétaro es progresista o consumista? En poco tiempo inaugurarán el que presumen será el centro comercial más gran de América Latina. Antea se llamará la plaza que estará entre Jurica y Juriquilla. Si consideramos que la apertura de ese centro comercial es símbolo del progreso, tendríamos que reflexionar y debatir ampliamente sobre lo que significa consumir en tiendas como Liverpool y Palacio de Hierro a precios 400% más elevados del precio del fabricante. Si Querétaro tiene la capacidad para sostener ese nivel de consumo, habría que pensar también sobre el contraste de la economía mexicana, donde apenas creceremos 1.8% en 2013 (prácticamente nada), con el poder real de compra de los queretanos; tendríamos que contrastar el Querétaro “prospero” con la distribución de la riqueza que existe en México.

El fenómeno del consumo forma parte del modelo económico que se impulsa en México desde hacer 30 años. El neoliberalismo lo promueve de forma desmedida. Este modelo entiende que el estilo de vida de los mexicanos “clasemedieros” con poder adquisitivo para consumir eleva la calidad de vida; dicho modelo ofrece consumir apoyados en los esquemas de meses sin intereses y facilidades de pago. El milagro mexicano hace que las clases menos privilegiadas también consuman, ahí tenemos la filosofía de “abonos chiquitos para pagar poquito” impulsada por Salinas Pliego en sus tiendas Elektra, donde se termina pagando tres veces el producto que se compra.

Querétaro tuvo este crecimiento exponencial en los últimos 10 años. Una sociedad de consumo necesita de la medicina privada y hoy contamos con Star Médica (tenemos más de 15 años con el Hospital Ángeles); los proveedores de material médico platican la infamia de estos hospitales al elevar, al estilo del Palacio de Hiero y Liverpool, los insumos en un 300%, convirtiendo a la medicina en una mafia.  La apertura de más centros comerciales es un reflejo que se considera positivo en términos económicos bajo los conceptos de libre mercado que imperan hoy en México; pero la concentración de la economía en pocas manos y la falta de mercado interno en el país generan los pocos crecimientos. El consumidor tendrá mejores productos pero alimentación transgénica, además de deudas a 18 meses sin intereses. Querétaro se transforma aceleradamente en sociedad consumista; tendríamos que redirigir la conceptualización del progreso en una mejor calidad de vida en cuanto todos tengan acceso a lo esencial para vivir: educación, salud, sustentabilidad, movilidad… Ahí tenemos pendiente el tema de RedQ, que más que una modernización del sistema de transporte, es un parche al deficiente funcionamiento de la movilidad en Querétaro.  Habría que incluir urgentemente en el modelo de progreso actual el tema de la sustentabilidad, materia hueca de discurso en los proyectos políticos actuales.

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