Opinión

¿Quién fue Agustín de Iturbide?

Por J. Cruz Rivera P.*

 

La vida de Agustín de Iturbide, llamado “Libertador de México”, tiene muchos lados obscuros y muchas lagunas, pero procuraremos armar una pequeña biografía:

Agustín Cosme Damián nació en la entonces ciudad de Valladolid (hoy Morelia), del antiguo reino y hoy estado de Michoacán, el 27 de septiembre de 1783, en el seno de una familia rica. Sus padres fueron el español peninsular don Joaquín de Iturbide y de la mexicana doña Josefa Arámburo. Tuvo más hermanos y hermanas.

Tuvo una infancia precoz y muy inquieta por lo hiperactivo.

Estudió en el seminario de Morelia los estudios medios, pero por alguna razón que desconocemos interrumpió sus estudios y se dedico a las labores campiranas. En 1797, dicen, sentó plaza de alférez y cuyo primer jefe fue el conde Casa Rul.

A principios de 1805 se casó con la señorita Ana Huarte M., de familia acomodada de la misma Morelia, con quien, en lo futuro, procrearía ocho hijos.

Así las cosas, la revolución llamada de Independencia lo encontró entre las filas de los realistas teniendo su primer encuentro con los Insurgentes en el llamado Monte de las Cruces, el 30 de octubre de 1810, bajo el mando militar de su jefe Trujillo, logrando escapar sólo algunos de ellos, como Agustín.

En 1813 se descubren las dotes militares de Iturbide al desbaratar éste las bandas que asolaban el Bajío, así como, a fines del año, derrotar por todo lo ancho a las aparentemente invencibles fuerzas de Morelos en la misma Valladolid, lo que, aunado con su dureza acostumbrada en las campañas militares, lo hizo parecer un jefe temible para los insurgentes y aún para algunos realistas. Se dice sin confirmarlo que en ese mismo año de 1813, frente al fuerte del Cóporo, expresó sus primeras inquietudes sobre la inutilidad de una lucha fraticida.

Después de algunos problemas administrativos, vivió retirado algunos años hasta el año de 1820. Se dice que fue invitado por el canónigo Matías de Monteagudo y el oidor Bataller, a una conspiración en el templo de la Profesa y, a raíz de ello, fue encargado por el virrey de acabar con Guerrero.

Sin embargo, Agustín tenía otros planes y uno de ellos era incluir a Guerrero en la nueva lucha emancipadora y se puso en contacto con él hasta lograr su confianza y su apoyo y firmar con él el Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821, ante la consternación de los viejos realistas.

Después de un paseo militar que algunos lectores ya conocen (creo), hizo su entrada simbólica y triunfal a la ciudad de México, al mando de 16 mil soldados (dicen), ante el júbilo popular. Posteriormente, el 28 de septiembre firmaría el Acta de Independencia.

Las cosas no empezaron a funcionar bien desde noviembre de 1821, en que en medio de muchas irregularidades y penurias que no podía evitar el regente Iturbide, se eligieron los primeros diputados al Congreso, quien, lo primero que hizo, fue arrebatarle impunemente a Iturbide las prerrogativas del Ejecutivo, ante el enojo de los iturbidistas.

Como el Rey de España, Fernando VII, se negó a todo acuerdo, no le quedó a la sociedad mexicana otra alternativa que la de designar a Agustín I como Emperador de México, de julio de 1822 a marzo de 1823, cuando renunció al trono, ante el desconcierto de la sociedad.

Expulsado de México por sus enemigos y refugiado en Italia e Inglaterra, regresó a México para salvarlo de una invasión, pero sus enemigos emitieron un fulminante decreto que lo declaró reo de alta traición. Murió ante un pelotón, el 19 de julio de 1824, en la vieja Padilla, Tamaulipas.

Difícil es dar explicaciones y glosas de esta vida heroica, por lo reducido de esta columna, pero basta decir que él, Agustín de Iturbide, fue el autor de la Independencia de México y que si estamos proponiendo el rescate del 27 de Septiembre, es porque con esa fecha debemos recordar la única vez que se han unido los mexicanos para conseguir un objetivo común.

Si deseas mayor información, acude al Panel que se celebrará el próximo 22 de septiembre de 2011.

(*) El autor es editor de Querogallo, estudioso de la Historia de México y fue integrante del hoy desaparecido Partido Demócrata Mexicano y, además, consejero electoral. Para cualquier aclaración, dirigirse con el autor, a querogallo@yahoo.com.mx

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