Redes de Corrupción en México
Por Violeta Pacheco
La transparencia funciona como un mecanismo que ayuda a evitar el uso discrecional y/o desvío de los recursos públicos; además, es la mejor manera de combatir la corrupción, en la medida en que rompe con la cultura del secreto en la repartición y administración del dinero público. Sin embargo, la opacidad en el quehacer de los gobiernos mexicanos, ha traído como consecuencia algunos gastos “patito”, empresas fantasma y redes de corrupción que a continuación se describen:
1.- En Guadalajara, Jalisco las/os regidores justificaron, durante 2010, la cantidad de 300 mil pesos por concepto de “asesorías”, de acuerdo con un reporte publicado por el ayuntamiento a través de la página de transparencia del portal de Internet. De esa cantidad, el regidor del PVEM, Gamaliel Ramírez, entregó facturas “patito” emitidas por el Consejo de Productores de Maíz del Estado de Jalisco, para la elaboración de un dictamen para reconocer a la ex golfista Lorena Ochoa por colocar una placa conmemorativa en el Estadio Jalisco. (http://tinyurl.com/5v47pwp)
2.- La Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) contrató –sin licitación alguna– a Pemex para brindarle “servicios” por un monto de dos mil 612 millones de pesos en cinco años. La UANL asignó los trabajos a seis empresas fantasma que no tienen trabajadores registrados ante el IMSS y que están ubicadas en casas de sus familiares. A la cabeza se encuentra Érick Alain Treviño Arjona, investigador de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (FIME), quien jugó un doble papel: el de representante técnico de la UANL y el de empresario, en su calidad de presidente de la Sociedad de Ingenieros contratada. Actualmente, cinco de las compañías se ampararon para impedir que sean entregadas sus facturas de los contratos. (http://tinyurl.com/63wetpk)
3.- En Yucatán hubo, de 2008 a 2010, una red de corrupción con 70 empresas fantasma dedicadas a la expedición de facturas, la mayoría de ellas por trabajos inexistentes, que estaría al servicio de la Coordinación General de Comunicación Social (CGCS) del Gobierno del Estado, con el objeto de disfrazar la apropiación del cuantioso presupuesto anual de la dependencia. Por esta vía, el titular de la Coordinación, Jesús Rivero Covarrubias, y el director de Administración, Mario Mena Castro, habrían propiciado el desvío de alrededor de 135 millones de pesos. (http://tinyurl.com/5tpr8s7)
Dados los ejemplos anteriores, se puede decir que una cultura de transparencia por parte de los órganos públicos no se genera espontáneamente. Para que los funcionarios estén dispuestos o se vean obligados a actuar de forma transparente, no sólo se requiere que sean personas íntegras con vocación de servir a la ciudadanía, sino que debe existir en México un sistema riguroso que castigue la opacidad y/o desvío de recursos, a la vez que premie o incentive comportamientos transparentes. El sistema deberá manejarse a la par de esfuerzos ciudadanos, que constantemente estén monitoreando el accionar de sus gobernantes.
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