Opinión

Reforma energética: el pretexto de la corrupción (2ª parte)

Por: Ángel Balderas Puga

En el número 692 de Tribuna de Querétaro, correspondiente al 20 de enero de este año, comentamos que los impulsores de la privatización usaron dolosamente el “argumento” de la corrupción del sindicato de Pemex para justificar la entrega de nuestros recursos energéticos a privados, principalmente extranjeros. Dichos privatizadores callan que tanto el PRI como el PAN han sido los principales solapadores de dicha corrupción al haber dirigido Pemex y permitido la enorme corrupción de su sindicato. Callan también la enorme corrupción de los dirigentes de Pemex, todos puestos por PRI y PAN.

Pero hay otros elementos interesantes sobre los cuales reflexionar cuando se usa a la corrupción sindical como pretexto para privatizar un bien público y se calla la corrupción de los privados.

 

Los privados y lo público

Siempre con la idea de que lo privado es mejor que lo público, debemos recordar que muchos privados viven de sus contratos con el sector público pero, sobre todo, como nos mostró la crisis mundial de 2008, los privados son totalmente inconsistentes con su propia política (ficticia) de liberalismo salvaje.

En ese año, el gobierno de los Estados Unidos tuvo que salir a “rescatar”, con dinero público, a bancos como Bear Stearns y a las hipotecarias Freddie Mac y Fannie Mae, las que de manera fraudulenta se habían hecho de ganancias por medio de activos “tóxicos”. Incluso el gobierno norteamericano llegó al extremo de nacionalizar la aseguradora AIG. En ese año, el cuarto Banco de inversión de los Estados Unidos, Lehman Brothers, se declaró en bancarrota; el gobierno norteamericano tuvo que rescatar con 16 mil millones de euros a Citigroup (dueño de Banamex) y un año después, en febrero de 2009, el gobierno se convirtió en el principal accionista de Citigroup. A los contribuyentes norteamericanos les costó 138 mil millones de dólares el rescate de Bank of America, en enero de 2009.

Pero no sólo sucedió esto en Estados Unidos, la meca del capitalismo, sino también en otros países. El gobierno inglés tuvo que rescatar, también con dinero público, a los cuatros Bancos más grandes de ese país: HBOS, Royal Bank of Scotland, Lloyds TSB y Barclays. Ni más ni menos que 44 mil millones de euros se movieron de las arcas públicas a las privadas para evitar la quiebra de dichos bancos. Sin dinero público, esas identidades ya hubieran quebrado y no existirían en este momento.

En Islandia, en octubre de 2008, tuvieron que ser nacionalizados los tres Bancos privados más grandes del país. De otra manera habrían quebrado. En 2009, el gobierno de Alemania tuvo que rescatar, con dinero público, al Banco Commerzbank. En ese mismo año, los Estados Unidos tuvieron que nacionalizar a nueve bancos, Holanda tuvo que rescatar al Banco ING y Alemania al Banco Hypo.

La enorme corrupción de los entes privados hizo perder a cientos de miles de personas los ahorros de toda su vida, los cuentahabientes pensaron siempre que habían adquirido productos sin riesgo, emitidos por sus Bancos, pero esos activos eran “tóxicos”, un fraude, y los corruptos banqueros privados le pasaron la cuenta a sus clientes como en el caso de los Bancos españoles Santander, BBVA (dueño de Bancomer en nuestro país) y Bankinter.

Así que es una verdadera falacia el manejar que la reforma energética se aprobó para evitar la corrupción en Pemex y que los entes privados extranjeros administrarán mejor nuestros recursos energéticos.

Los privados extranjeros ¿no son corruptos?

El fraude del siglo pasado, a nivel internacional, se dio con la compañía privada norteamericana Enron, dedicada precisamente al sector energético. En Enron se dio un quebranto superior a los 63 mil millones de dólares, en algunos casos se habla incluso de 77 mil millones de dólares. Este escándalo salió a la luz pública a finales de 2001. En este fraude, hasta los empleados de Enron salieron perjudicados, pues perdieron su fondo de pensión. Hasta eso se llevaron los ejecutivos amantes de la contabilidad “creativa”, la que por cierto nunca afecta a sus bolsillos.

El siguiente caso simbólico de corrupción en empresas privadas es el del norteamericano Bernard Madoff, fundador de las principales empresas de inversión en Wall Street. Según el FBI, Madoff fue el principal responsable de un fraude por 50 mil millones de dólares.

Emblemático también el caso del laboratorio Merck, del sector farmacéutico, que a mediados de 2002 infló su facturación en 14 mil millones de dólares con un ingreso que no le pertenecía.

Digno de mencionar es el caso del banco francés Société Genérale, en el que uno de sus broker produjo pérdidas por 7 mil millones de dólares.

Famoso también, el caso del fraude en la compañía norteamericana de telecomunicaciones WorldCom, que falsificó cuentas de utilidades por casi 4 mil millones de dólares. Esto sucedió en 2002.

Podríamos seguir con estos ejemplos hasta el infinito.

Así que no nos vengan con cuentos que los privados son unas inmaculadas palomitas, que no son corruptos y que administran sus empresas de manera impecable, pues los ejemplos mencionados nos recuerdan que los privados son capaces de llevarse entre las patas a cualquiera con tal de saciar sus instintos desmedidos de ambición.

 

anbapu05@yahoo.com.mx

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