Reforma energética: Petrobras y Pemex
Por: Ángel Balderas Puga
Los gobiernos entreguistas “mexicanos” (el de Felipe Calderón y el actual de Peña Nieto) han lanzado una abierta campaña pro-privatización de nuestra industria energética a pesar de que se trata de un sector estratégico para cualquier país como lo demuestra la negativa de los legisladores norteamericanos para permitir la venta de la petrolera estadunidense Unocal a los chinos (en 2005) o la negativa del Partido Popular español para la venta de la empresa española Repsol a la rusa Lukoil (en 2008).
Uno de sus “argumentos” patito ha sido el caso de la petrolera brasileña Petrobras la que fue privatizada en 68% por Fernando Henrique Cardoso, dejando al pueblo brasileño únicamente el 32% de las ganancias de su industria petrolera. El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva intentó revertir el proceso pero no logró adquirir más del 50% de las acciones de la compañía, sólo llegó al 48% el resto de las acciones las detentan los norteamericanos (31%) y los bancos privados brasileños (21%) por lo que la última palabra no puede ser dicha por el gobierno brasileño.
Privatización “buena per sé”
Los corruptos gobiernos neoliberales tratan de vender la idea de que a Petrobras le ha ido bien sólo porque fue privatizada pero callan los múltiples aspectos negativos para el pueblo brasileño que conllevó tal privatización. Como señaló Fernando Siqueira vicepresidente de la Asociación de Ingenieros de Petrobras en una entrevista con Carmen Aristegui el 1 de abril de este año: la apertura a la iniciativa privada “fue mala porque (Petrobras) pasó a ser controlada por extranjeros, sus acciones fueron vendidas en la bolsa de Nueva York… pasó a ser controlada por leyes norteamericanas voraces, que fueron hechas después de la quiebra de compañías importantes de Estados Unidos, entonces Petrobras perdió su independencia nacional e internacional… Petrobras ahora tiene que hacer sus planeaciones, escuchando la opinión de los accionistas extranjeros. Pasamos a tener interferencia de accionistas extranjeros en nuestra producción más estratégica para el país, que es petróleo”.
Lo que los neoliberales no dicen acerca de Petrobras
La información que sigue se basa en una presentación conjunta del Ing. Francisco Garaicoechea (ganador del Premio Nacional de Ingeniería Petrolera en 1997, profesor de la Facultad de Ingeniería de la UNAM y ex funcionario del Instituto Mexicano del Petróleo, IMP) y del Ing. Andrés Peña Gómez (ingeniero civil petrolero egresado del Instituto Politécnico Nacional) y de informaciones recabadas de otros medios.
Hay cosas en las que, efectivamente, México y más específicamente Pemex, debería copiar a Petrobras pero no es la privatización sino toda una serie de políticas públicas que son las que han permitido el desarrollo de la compañía. Todas las medidas señaladas pueden ser aplicadas por México sin necesidad de modificar nuestra Constitución.
Petrobras ha adquirido y desarrollado recursos humanos y tecnología propia para resolver sus problemas de explotación en yacimientos localizados en aguas profundas (de 300 a mil 500 metros de profundidad) y ultraprofundas (tirantes de agua superiores a los mil 500 metros de profundidad). Brasil inicio este camino en 1997 con un pozo que se hallaba a 174 metros de profundidad alcanzando ya en 2003 los mil 886 metros. Esto también lo podría hacer nuestro país. Al mismo tiempo que se reduciría la dependencia tecnológica del extranjero se estarían generando recursos humanos de alto nivel lo que significa también generación de buenos empleos.
Petrobras apoya la investigación y el desarrollo tecnológico con inversiones anuales de mil 300 millones de dólares (unos 17 mil millones de pesos) y se ha asociado con 120 universidades y centros de investigación colocando a Brasil como un país líder en investigación y en desarrollo profesional y tecnológico. En contraste, los gobiernos neoliberales “mexicanos” (desde Carlos Salinas de Gortari) se han dedicado a desmantelar el IMP, centro de investigación de alto nivel en el que se formaron, entre otros, ingenieros brasileños y españoles para desarrollar su industria petrolera. En contraste, los gobiernos neoliberales han reducido la inversión en ciencia y tecnología en nuestro país nunca invirtiendo arriba de un pobrísimo 0.4% del Producto Interno Bruto (PIB), anual, mientras que el promedio de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) es del 2.3% del PIB, es decir 6 veces más de inversión que nuestro país.
La asociación con las instituciones de educación superior ha potenciado a las universidades brasileñas. En 2003 en el Academic Ranking of World Universities aparecía la UNAM como la mejor universidad de Iberoamérica (en la clasificación mundial ocupaba un lugar en el intervalo 152-200) y tres universidades brasileñas, todas por debajo de la UNAM, Sao Paolo (la universidad brasileña mejor colocada, en el mismo intervalo que la UNAM), Rio de Janeiro (intervalo 301-350) y Campiñas (intervalo 351-400). Hoy en 2013, dentro de la misma clasificación y usando los mismos criterios, la UNAM sigue apareciendo entre las mejores 200 universidades del mundo y no aparece ninguna otra universidad mexicana mientras que Brasil tiene a la universidad de Sao Paolo también entre las mejores 200 (intervalo 101-150) ya encima de la UNAM (intervalo 151-200) y a cinco universidades entre las mejores 400 del mundo y a seis dentro de las mejores 500. Aparecen ya en esta clasificación universidades que no aparecían en 2003, como las Minas Gerais y Rio Grande do Sul.
Con respecto a los regímenes fiscales. México si debería emular a Brasil pues Petrobras, al igual que todas las compañías petroleras del mundo, paga impuestos sobre utilidades mientras que a Pemex se le sangra fiscalmente pues se le ha obligado a pagar impuestos sobre ingresos brutos lo que le ha impedido acceder a la costosa tecnología de punta que se requiere actualmente para desarrollar las mejores prácticas en la industria petrolera. Esta carga fiscal inmensa se debe a que los gobiernos neoliberales han permitido una enorme evasión fiscal por parte de las empresas privadas: 219 mil millones de pesos en 2011 (Revista Emeequis, 31/03/2013).
Otras cosa que debería emular Pemex e, insistimos, no se requiere modificar la Constitución para ello, es que mientras Petrobras ha llevado a cabo una agresiva expansión internacional y se ha convertido en una compañía petrolera transnacional con proyectos de explotación de hidrocarburos en más de 25 países, Pemex no tiene un solo proyecto de este tipo fuera de México. Y aquí cabe recordar que Petrobras fue fundada en 1953 pero que hasta 1963 no contaba con un solo ingeniero petrolero por lo que el gobierno brasileño le solicitó ayuda a Pemex la que envió a Brasil a dos destacados ingenieros mexicanos, un especialista en perforación y un experto en producción. Estos dos ingenieros mexicanos capacitaron a un grupo de ingenieros (ninguno de ellos petrolero) para formar, en tan sólo dos años, el grupo pionero de ejecutivos que sirvió de detonador para el desarrollo que hoy observamos en Petrobras.
Petrobras, después de descubrir enormes reservas de petróleo bajo formaciones salinas, canceló las licitaciones de los bloques vecinos a su descubrimiento y creó la compañía estatal Petrosal para preservar la exclusividad nacional de la explotación de esas reservas.
A diferencia del corrupto sindicato de Pemex, que dirige el senador priista Carlos Romero Deschamps, la Asociación de Ingenieros de Petrobras (AEPT por sus siglas en portugués) se ha opuesto a la privatización de Petrobras asumiendo una verdadera actitud nacionalista. La AEPT impulsa la recompra de las acciones que detentan los norteamericanos, por parte del gobierno brasileño. Dichas acciones se vendieron por un precio irrisorio, 5 mil millones de dólares mientras que el valor actual alcanza los 120 mil millones de dólares, es decir, 24 veces más, un negociazo para los norteamericanos. ¿Es esto lo que queremos para nuestro país?
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