Refundar la República, desde abajo y desde la izquierda
Por: Joaquín Antonio Quiroz Carranza
PARA DESTACAR: En 1975, Vietnam concluyó una guerra de 30 años; era un país totalmente destruido, en ese año comenzó de cero su crecimiento. México ya tenía años de crecimiento capitalista. En los nueve años más recientes Vietnam ha tenido un crecimiento económico anual del 6.7 por ciento y México apenas del 1.7 por ciento.
Durante años se estigmatizó a Cuba y otros países del denominado “campo socialista” por su pobreza material, su populismo y el “régimen dictatorial” bajo el cual dirigían su economía.
También se les acusó de violar los derechos humanos. Hoy, en los parámetros de crecimiento económico, México se encuentra muy por debajo de Cuba y en los de desarrollo humano, ni qué decir. En lo que respecta a los derechos humanos, en México se secuestra y esclaviza, se prostituye y desaparece, se viola y tortura a decenas de personas diariamente a lo largo y ancho del territorio, sea por las organizaciones del crimen organizado o por las instituciones gubernamentales, que es decir, lo mismo.
En 1975, Vietnam concluyó una guerra de 30 años donde derrotó al fascismo japonés, al colonialismo francés, al imperialismo norteamericano y todavía en 1977 al expansionismo Chino. En 1975 Vietnam era un país totalmente destruido, en ese año comenzó de cero su crecimiento. México ya tenía años de crecimiento capitalista. En los nueve años más recientes Vietnam ha tenido un crecimiento económico anual del 6.7 por ciento y México del 1.7 por ciento.
Por muchos años se criticó a Cuba por falta de libertad para sus ciudadanos; en nuestro país la “libertad” sirve para irse de ilegal a los Estados Unidos. Mientras que en Cuba los científicos desarrollan vacunas, medicamentos, sistemas de enseñanza, en México, incluso miembros del Sistema Nacional de Investigadores, están desempleados o sometidos a la burocracia. Salvo excepciones, en México la creación científica no existe, la mayoría repite las pautas importadas de los países llamados “desarrollados”.
La crisis actual de México no es solo económica, es cultural, moral, ambiental, de valores; es una crisis sistémica. Es probable que sea la peor de la historia nacional. Es una crisis de modelo civilizatorio. Medidas como la renuncia del presidente, los cambios en el gabinete, las elecciones o cualquier otro mecanismo no son suficientes para lograr un cambio. No se trata de enderezar el rumbo, sino de cambiar el rumbo. No se trata de aumentar salarios o bajar precios de gasolina, sino de generar independencia laboral y construir un modelo nacional independiente de la petroquímica. No se requiere un gobierno que proponga generar empleos, sino que, de forma organizada la sociedad civil genere la riqueza social de forma local y la distribuya con equidad. Es decir bajo el principio de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades.
No se trata de buscar un crecimiento económico de 6 o 7 por ciento, sino de generar y distribuir la riqueza de forma social, de recuperar y socializar el conocimiento. México no requiere de nuevas tecnologías, necesita simplemente cultura y organización social, es más complejo pero menos caro.
México necesita un cambio con base en sus recursos y verdadera historia. Necesita menos autos y más cercanía entre los vecinos, menos supermercados y más producción local; menos infraestructura hospitalaria y más producción de fitofármacos a escala familiar; menos trasporte colectivo y más acciones comunitarias. Menos escuelas y más educación en la familia. No se requiere un parche al sistema, sino un cambio drástico de modelo.
Ningún modelo de crecimiento económico basado en la petroquímica dará desarrollo a México, ninguna administración que mantenga los privilegios de las industrias farmacéuticas, automotriz, entre otras y conserve la estructura actual de las fuerzas armadas intacta, podrá disponer de la autonomía necesaria; ningún gabinete presidencial, por auténtico que sea, que mantenga el actual modelo de instrucción pública sentara las bases del desarrollo nacional a corto, mediano y largo plazo.
Países como Cuba y Vietnam, criticados, vilipendiados y estigmatizados que hoy superan a México en los parámetros fundamentales de crecimiento y desarrollo, primero desmantelaron al viejo régimen, eliminaron las antiguas fuerzas armadas, nacionalizaron la industria y propiedades de los monopolios extranjeros, impulsaron la cultura, las artes y las ciencias con todos los recursos posibles.
Ningún proceso de cambio es amigable y romántico, pero ningún cambio radical será tan cruel como lo es la actual crisis sistémica de México. En un nuevo modelo deberá participar activamente la sociedad civil a escala de barrio y colonia, municipio, región; la representación social dígase diputados, senadores, o cualquier otro que se decida en la refundación de la República, deberán ser honorarios, ninguno deberá cobrar más que un estipendio elemental y los candidatos deberán presentar evidencias reales que demuestren su actividades de servicio a la comunidad, como requisito mínimo, así como una preparación cultural y científica significativa.
Pero sobre todo, el valor para eliminar a las fuerzas armadas dígase Ejército, Marina, Policía judicial, federal, municipal y redirigir todos los gastos militares a la producción de bienes materiales que cubran verdaderas necesidades de la población: agua, alimentación, vivienda, vestimenta, entre otros.