Opinión

Regreso a Macondo

Por: Salvador Rangel

En la vida existen paralelismos entre las personas, raros son los casos que se conocen, pero no en cuanto a lo físico, sino en cuanto a la procedencia. Tal es al caso de Juan Rulfo nacido en Apulco, Jalisco, y Gabriel José de la Concordia García Márquez, nacido en Arataca, Colombia en 1927.

El padre de Juan Rulfo murió asesinado y poco tiempo después falleció su madre.Los nombres de los lugares donde nacieron son melodiosos, Apulco, Arataca. Juan Rulfo escribe Pedro Páramo, donde está la negación del tiempo, la búsqueda del padre en Comala, el encuentro con un medio hermano, Juan Preciado. Pero todos están muertos al igual que los habitantes de Comala. Incluso el amor obsesivo de Pedro Páramo, Susana San Juan, otro nombre melodioso. Los nombres de la novela son únicos: Abundio que mata a Pedro Páramo; Inés Villalpando la abuela de Pedro, Damiana Cisneros quien es asesinada por Abundio, pero reaparece para cuidar al ya viejo Pedro Páramo. Una historia de muertos con vivencias presentes en un pueblo que se niega a morir porque vive en la memoria de Juan Rulfo, quien arma una historia a partir de las experiencias que vivió en San Gabriel y el recuerdo de su padre asesinado.

Y Gabriel de la Concordia García Márquez, hijo de un padre, Gabriel Eligio, de madre soltera, y mujeriego por convicción, que se casa con Luisa Santiago, hija de un coronel.

Al nacer Gabriel, 26 de marzo de 1927, la familia cambia de lugar de residencia y lo dejan al cuidado de sus abuelos maternos, casa en que seguramente había un cuarto del tiempo, lugar donde están esos recuerdos físicos, fotos amarillentas, ropa con olor a viejo, muebles que en su tiempo fueron orgullo de la familia. Lugar mágico donde los niños entran a un mundo de magia y encanto. Ahí seguramente Gabriel García Márquez atesoró recuerdos que habría de plasmar en sus cuentos, en sus novelas.

Esos abuelos son el puente entre el pasado, el presente y, con la sabiduría que dan los años, ven el futuro. Su abuela Tranquilina, a quien llama Mina es una mujer imaginativa, llena de supersticiones.

Su abuelo materno, un coronel que de joven mató a un hombre en duelo, de ideas liberales, veterano de la Guerra de los Mil días, hombre que nunca calló ante los acontecimientos de la masacre cometida por las fuerzas armadas de Colombia puestas al servicio de las empresas bananeras en contra de los trabajadores que estaban en huelga. Hombre que une la historia con un mundo mágico, lleno de vivencias entre muertos y vivos, entre el pasado y el presente.

El abuelo que lo llevaba al circo, el abuelo que le contaba historia fantásticas que más tarde Gabriel recogería en sus novelas, que están llenas de realidad, expresadas con la magia de quien tiene el donde enlazar las palabras para que se lean, se escuchen diferente.

Gabriel, hombre dedicado al periodismo por convicción, con el espíritu de dar a conocer lo que está detrás de un acontecimiento donde se cree que se ha dicho todo.

Sus novelas y relatos son la realidad que ha vivido Latinoamérica con sus militares golpistas, levantamientos populares, hombres que se baten en duelo, mujeriegos.Esas narraciones son vida cotidiana que únicamente se otorga como don a los seres privilegiados que retratan lo real con la magia de sus palabras, con mirada única, artistas de las letras.

Juan Rulfo no nació en Apulco, Jalisco, sino en el pueblo mágico de Comala.Gabriel José de la Concordia García Márquez, no nació en Arataca, Colombia, sino en Macondo, otro pueblo mágico.

Un día, en sus respectivos pueblos mágicos se abrió una puerta en el tiempo y el espacio y salieron a la tierra, para dar a conocer sus relatos, y en su momento debieron retornar a su lugar de origen. Ahí viven y continúan escribiendo sus vivencias en la tierra, con un lenguaje mágico que asombrará a sus nuevos lectores, como nos han asombrado a quienes nos hemos deleitado con sus obras.

Y los nostálgicos se quedan absortos con su despedida terrenal y no saben qué libro seleccionar para recordar a Gabriel José de la Concordia García Márquez.

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