Tetraflurometano
CIENCIA
Por: Gustavo Pedraza
El tetrafluorometano o terafluoruro de metano es un compuesto químico gaseoso en condiciones normales de temperatura y presión, con fórmula química CF4, en el que todos los átomos de hidrógeno han sido desplazados de la molécula de metano por átomos de flúor. El tetrafluorocarbono forma parte del grupo de moléculas llamadas perflurocarbonos, que es una familia de compuestos derivados de hidrocarburos y que constituyen sistemas saturados con flúor. Estos compuestos fueron sintetizados en la década de los sesenta.
Hoy día hay una gran cantidad de procesos para obtener estos compuestos y se ha desarrollado una amplia gama de aplicaciones industriales y domésticas para los mismos, como por ejemplo el teflón, que se utiliza como recubrimiento en las sartenes de nuestros hogares o la cinta de teflón que utilizamos en las conexiones de tuberías para evitar fugas, y que no es más que politetrafluoroetileno, una molécula del grupo que hemos mencionado, los perfluorocarbonos.
Los perfluorocarbonos han sido muy estudiados tanto experimentalmente como en sistemas de modelación química, conociendo todas sus propiedades químicas, fisicoquímicas y estructurales.
Regresando al tetrafluorometano, las investigaciones han determinado que es una molécula muy estable, con un tiempo de vida atmosférico de aproximadamente 50,000 años y que absorbe radiación de la zona del infrarrojo. Aunque no se considera que este gas afecte la capa de ozono, sí influye en el efecto invernadero, precisamente por la propiedad que tiene de absorber radiación infrarroja, presentando un potencial de calentamiento 6500 veces mayor respecto al dióxido de carbono (CO2), al que se le da un potencial de calentamiento de uno.
Afortunadamente, las concentraciones del tetrafluorocarbono en la atmósfera son diez millones de veces menores que las de CO2, lo que hasta el momento no impacta sustancialmente en el calentamiento global de nuestro planeta. Sin embargo, la sustancia está incluida en el protocolo de Kyoto dentro de los perfluorocarbonos, y como comentó Abrahamson en 1992: «El tetrafluorocarbono junto con el hexafluoruro de etano es uno de los gases más potentes para el efecto invernadero», un comentario un poco exagerado en la opinión de la comunidad científica, pero que dio la pauta para seguir evaluando sus concentraciones en la atmósfera, en los glaciares y en muchos otros lugares del planeta, para monitorear continuamente los cambios en su concentración.
Hasta el momento no se ha determinado alguna fuente natural de tetrafluorocarbono, quiere decir que todo lo que existe ambientalmente ha sido generado antropogénicamente. La actividad de fundición electrolítica para la producción del aluminio, se considera que es la principal fuente antropogénica del tetrafluorometano, y a partir de la producción de este metal se hace una estimación de la concentración atmosférica, determinando un valor entre 1.3 y 3.6 kg por tonelada de aluminio producida, lo que a la fecha, considerando la producción de aluminio por este método, arroja una concentración de aproximadamente 70 pptv (partes por trillón en volumen). A partir de estos datos se ha propuesto la disminución en la producción de aluminio por este método y una buena práctica sería la de reciclado del mismo para minimizar la concentración atmosférica de este gas. Desde el punto de vista de toxicidad, no se han establecido límites ambientales ni de exposición ocupacional; a pesar de ello, esta sustancia puede ser nociva, ya que en concentraciones altas puede disminuir la cantidad de oxígeno, causando mareo y desvanecimiento y en contacto con la piel puede causar congelación. Por esas razones, y porque la química forma parte de nuestras vidas, la molécula de esta semana es el tetrafluorometano.
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