Opinión

Transporte público: el tiempo nos gana

Para destacar: La bicicleta es a nivel de Querétaro, una linda utopía; en verdad siento una profunda admiración por aquellos que deciden, con todos los riesgos que eso implica en nuestra ciudad, moverse en dos ruedas sin contaminar. El movimiento “saca la bici” es loable; pero ante las circunstancias sociales y económicas de nuestra metrópoli, es urgente pensar en macro, y eso es implementar un sistema de transporte público eficiente, antes que inventar otras cosas.

Por: Daniel Muñoz Vega

Para hablar de movilidad, más allá de tener diagnósticos técnicos, primero hay que empezar a pensar en términos colectivos y psicosociales. Ir al trabajo, socializar, ir a la escuela, regresar; ir de norte a sur, de poniente a oriente; a donde sea, hay que empezarlo a hacer… en bola; o por lo menos podemos intentar imaginarlo.

Más allá de lanzar quejas feisbuqueras y tuiteras, donde incluimos la foto del tráfico, con ese estilo petulante, con energía pasiva, y que nos hace suponer tener un grado mayor de superioridad moral por identificar un problema urbano —del cual somos parte— primero deberíamos, como ejercicio de autocrítica preguntarnos, ¿qué tan dispuestos estamos a cambiar ciertos hábitos para movernos de manera diferente? Sólo el 36 % de la población utiliza el vehículo. 7 de cada 10 personas utilizan el transporte público para moverse.  Ya lo dijo el ex presidente de Uruguay José Mujica en un foro internacional hace algunos años: si todas las familias en la India tuvieran acceso al automóvil como lo tienen las familias alemanas, ya nos hubiéramos acabado el oxígeno del planeta.

La bicicleta es a nivel de Querétaro, una linda utopía; en verdad siento una profunda admiración por aquellos que deciden, con todos los riesgos que eso implica en nuestra ciudad, moverse en dos ruedas sin contaminar. El movimiento “saca la bici” es loable; pero ante las circunstancias sociales y económicas de nuestra metrópoli, es urgente pensar en macro, y eso es implementar un sistema de transporte público eficiente, antes que inventar otras cosas. E igualmente, antes de cualquier análisis técnico, cambiar ciertas concepciones sobre el entorno, sería fundamental para decidir movernos en conjunto.

En agosto de 2013 comenzó a operar el sistema REDQ, todos conocemos la historia: se diseñó al estilo “Xavi Noble” que caracterizó a los Calzada boys, nace desde la improvisación, sin tener una visión psicosocial del entorno; pero sí hay que reconocer que se dio un pasito en lo que imaginábamos: el sistema de prepago. Por primera vez se respetaban las tarifas de estudiantes y personas de la  tercera edad. Claro, recargar la tarjeta no era fácil, pero ahí quedó el modelo. No quiero llegar a la conclusión de  “si esto es éxito, cómo será el fracaso”. No. REDQ en términos generales fue un gran chasco, y se tendría que aprender de lo que fue para no diseñar algo que lo emule.

El actual proyecto tiene que apostarle a la calidad en el servicio. Eso no depende únicamente de tener unidades nuevas, depende de la implementación de un sistema y para ello, tendría que haber coordinación entre autoridades y concesionarios, cosa que hasta la fecha no se ha logrado, porque nadie está dispuesto a ceder.  Para implementar un sistema, no me estoy refiriendo a qué tipo de unidades, qué rutas, qué capacitación; antes de eso, tendría que haber el establecimiento de un marco jurídico, el diseño de una verdadera institución que tome el control de la calidad del servicio y una verdadera relación obrero patronal con los conductores; todo lo anterior para garantizar la calidad a los usuarios, seguridad jurídica en pocas palabras. Elementos constitutivos que dirijan el sistema a su funcionamiento; a partir de ahí ya ponen los camiones que quieran, con la tecnología que se les ocurra, y diseñan las rutas que sean necesarias, con paraderos de primer mundo, y lo embellecen como se les de la gana. Pero si las tripas de ese sistema no están bien diseñadas, todo lo que se haga quedará como obra pública de relumbrón.

Para poder imaginar un modelo de éxito basta con analizar el sistema Metrobús de la Ciudad de México. Quitarle, como fue en 2005,un carril a Av. Insurgentes para la exclusiva circulación del Metrobús, se pensaba como una locura. Hoy sigue en operación, cuenta ya con 5 líneas y por este sistema se mueve 1 millón de personas al día. El éxito del sistema fue haber establecido un correcto marco regulatorio y el establecimiento de un marco constitutivo. El actual proyecto para Querétaro, tendría que apostarle a sacudir intereses, y de ahí, diseñar todo un plan basado en el diagnóstico adecuado. Urge, el tiempo nos gana.

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