Opinión

Venezuela, México y fraude electoral

Por: Ángel Balderas Puga

Venezuela país “dividido” ¿y los otros no?

La derecha neoliberal internacional, incluida la mexicana, luego de conocerse los resultados de las pasadas elecciones presidenciales en Venezuela ha lanzado una campaña internacional para señalar que Venezuela es un país “dividido” dado los apretados resultados: Nicolás Maduro 50.66 por ciento de los votos contras el 49.07 por ciento de Henrique Capriles, una diferencia de apenas el 1.6 por ciento.

Sin embargo, esa derecha trata de engañar a la opinión pública pues basta tener un poco de memoria.

¿Por qué no considerar a Francia un país dividido? En las pasadas elecciones presidenciales de 2012, en la segunda vuelta, François Hollande ganó con 51.63 por ciento contra el 48.37 por ciento de Nicolas Sarkozy, una diferencia de apenas 3.26 por ciento.

¿Por qué no considerar a los Estados Unidos un país dividido? En las pasadas elecciones presidenciales de 2012, Barack Obama ganó con apenas el 50.9 por ciento sobre el 49.1 por ciento de Mitt Romney, una diferencia muy parecida a la que hubo en Venezuela, de apenas 1.8 por ciento.

¿Por qué no considerar a Italia como un país dividido? En las pasadas elecciones, de febrero de 2013, para elegir al primer ministro, Pier Luigi Bersani ganó con el 29.55 por ciento sobre Silvio Berlusconi que obtuvo el 29.18 por ciento, una diferencia cinco veces menor que en Venezuela, el 0.37 por ciento. En 2006 en Italia Romano Prodi obtuvo el 49.8 por ciento de los votos contra el 49.7 por ciento de Silvio Berlusconi, una diferencia de apenas el 0.1 por ciento.

¿Y por qué no considerar a nuestro país como un país dividido? En elecciones presidenciales de 2006, donde se dio el más escandaloso y el más documentado fraude electoral, los datos oficiales dieron a Felipe Calderón el 35.89 por ciento contra 35.31 por ciento de Andrés Manuel López Obrador, una diferencia de 0.58 por ciento, tres veces menor que la que acaba de darse en Venezuela.En Costa Rica, en las elecciones presidenciales de 2006, Óscar Arias ganó con el 40.5 por ciento contra el 40.3 por ciento de Ottón Solís, una diferencia de apenas un 0.2 por ciento, siete veces menor que la diferencia con la que Maduro le ganó a Capriles y sin embargo, nadie señaló que Costa Rica era una país “dividido”.

Maduro, con mucha mayor representatividad que otros jefes de Estado

Pero además hay un elemento adicional muy importante para tomar en cuenta. La votación obtenida por Maduro es mucho mayor que la obtenida por otros jefes de Estado. En Venezuela, en las pasadas elecciones votó casi el 79 por ciento, lo que implica que casi el 40 por ciento de los venezolanos con derecho a voto votaron por Nicolás Maduro, el mismo porcentaje de franceses que le dio el triunfo a François Hollande y más que, por ejemplo, los ingleses que votaron por Margaret Thatcher en 1979 (33 por ciento), los que votaron por Tony Blair en 1997 (31 por ciento) y casi el doble de los ingleses que llevaron al poder al actual primer ministro inglés, David Cameron, en 2010 (apenas un 23 por ciento).

El porcentaje de votos de Maduro es también mayor que con el que ganó Barack Obama las elecciones en Estados Unidos en 2008 (30 por ciento) y con el que se reeligió en 2012 (30 por ciento). En México, en 2006, sólo votó el 59 por ciento, por lo que la legitimidad de Felipe Calderón fue de apenas un 21 por ciento.

Maduro, con su 40 por ciento de votos del total de electores, es mucho más legítimo que Enrique Peña Nieto con su 24.19 por ciento (que incluye a los votos comprados por hambre).

Las elecciones en Venezuela, mucho más confiables que en México

En Venezuela es tremendamente más difícil hacer fraude que en México, hay muchos obstáculos: la nueva Constitución, el voto electrónico con su respectivo comprobante en papel, las auditorías (se auditan aleatoriamente 54 por ciento de las cajas de resguardo, el porcentaje más alto del continente americano, incluyendo a los Estados Unidos y a Canadá. Pero además en esta auditoría, a diferencia de México y de otros países, están presentes todos los partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil, técnicos del Consejo Nacional Electoral (CNE) y ciudadanos. En Venezuela los resultados se obtuvieron la misma noche de la elección, tal como sucede en Estados Unidos y en las democracias europeas. Esto impide la manipulación posterior de los votos, tal como sucede en nuestro país. Además estuvieron presentes organizaciones internacionales de observadores como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Unión Interamericana de Organismos Electorales, miembros del Parlamento Europeo y otros. En sus informes ninguno de ellos habla de fraude o irregularidades generalizadas en las elecciones.

La injerencia norteamericana no se muerde la lengua

A propósito de las elecciones venezolanas, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, nos recordó que todos los países de América Latina somos considerados por el gobierno norteamericano como su “patio trasero”, algo que no se escuchaba desde los tiempos de la Guerra Fría.

En Estados Unidos en dos ocasiones seguidas, en 2000 y en 2004, tuvieron un presidente, George Bush, que “ganó” las elecciones mediante bien documentados fraudes electorales ¿con qué cara se atreven a juzgar las elecciones en otros países? ¡Deberían comenzar por su propia casa!

No sólo permiten fraudes electorales en su propio país sino que promueven y apoyan fraudes en otros países, como en México en 2006. Recordemos que el 6 de septiembre de 2006 se publicó en Estados Unidos el artículo “Halliburton ¿se robó las elecciones en México?”, en donde se señala el apoyo para el fraude electoral de Felipe Calderón por parte del mismo Bush y de compañías norteamericanas como Halliburton, Fox News, Walmart y Craft.

anbapu05@yahoo.com.mx

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