Opinión

Votos para todos

Por Rafael Vázquez

No es una novedad las malas prácticas políticas con fines electorales. Durante años la democracia en nuestro país fue un ejemplo para algunas dictaduras latinoamericanas de cómo perpetuarse en el poder.

El PRI a lo largo de sus 70 años en el poder, logró crear mecanismos muy afinados para el control político de varias regiones en el poder. El uso de la fuerza, combinado con un discurso heredado de la época revolucionaria y el ferviente hervidero mundial por las ideas propagadas por la ex Unión Soviética, lograron que dicho partido controlara bases campesinas y sindicales que lo fortalecen aún hasta el día de hoy.

 

Sin embargo los mecanismos de control poco a poco van cambiando. Un fenómeno digno de resaltarse fue ver como el gasto corriente, es decir el que involucra el pago de salarios de los servidores públicos e instancias de gobierno, fueron aumentando tras la llegada del PAN. Podemos entonces pensar que la forma en que se instauró el partido que alguna vez tuvo el papel de oposición, fue creando cargos públicos para poder controlar sectores que tradicionalmente no le eran leales.

Sin embargo hoy en día el mercado político se ha trasladado también a una zona mucho más discreta: El futbol.

No es novedad el uso político que se le da a las pasiones humanas. Un ejemplo a gran escala, podría ser el de la reciente reelegida Presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, durante el año 2009 creó un proyecto público en el cual el gobierno desembolsó cerca de 150 millones de dólares para cubrir derechos de transmisión de todos los partidos de la primera A.

Esta inversión no solamente colaboraba a los clubes deportivos –muchos cercanos a la quiebra– sino que también le daba un duro golpe al Grupo Clarín, dueño de los derechos en esa época y principal medio rival del gobierno de los Kirchner. Tal influencia tuvo sobre el electorado, que durante la campaña en este año, todos los candidatos prometieron, en caso de ser triunfadores, continuar desembolsando para que los partidos fueran televisados libremente.

En México no estamos muy lejos de esta realidad. El duopolio televisivo maneja un par de equipos y tiene los derechos de transmisión de otros tantos, los tiempos, publicidades y transparencia de cuentas que se otorgan en épocas electorales no están del todo transparentados, la pasada elección en el 2006 lo probó.

¿Y los políticos queretanos? ¿También se suben al camión futbolero? ¡Por supuesto! Cuando el hoy en día alcalde Francisco Domínguez se encontraba en campaña electoral en mayo del 2009, no sólo regaló boletos a los ciudadanos en el partido de ascenso de los Gallos Blancos contra los Venados de Mérida, también se presentó en el estadio –al igual que los otros candidatos– y pasó entre la gente saludándola y suplicando el voto.

Tan sólo hay que ver el informal concurso que Pancho Domínguez sostiene en twitter. El 5 de noviembre en un tweet –es decir, en un mensaje publicado en la famosa red de 140 caracteres publicó lo siguiente:

“Hoy Gana GALLOS!!! x eso #SiGallosCalifica invito 2 camiones al partido de vuelta de los cuartos de final, Vamos #GallosBlancos”

Lo que parecía ser una invitación totalmente casual, resultó ser una estrategia perfectamente delineada para popularizar su cuenta. El mismo domingo 6 al saber el resultado de los partidos, apareció inmediatamente un sistema para poder ganarse un boleto en el camión patrocinado por el alcalde (http://www.twitlonger.com/show/e1s0c8).

Es evidente que este sistema es manejado por alguien a su cargo, pues además de las preguntas bien elaboradas sobre el equipo queretano, haciendo una revisión de la plataforma desde la cual “tuitean” en esta cuenta, casi la mitad son hechas desde una computadora y no desde un móvil, como se quiere hacer creer en la mayoría de los tweets. La simulación de una campaña permanente.

Sin embargo es la tendencia de hoy en día; el nivel bajo de hacer política, no sólo en lo micro, sino también en elecciones que definen a toda una nación. Los proyectos con un contenido más profundo pareciera que son menos atractivos ante la facilidad de ofrecer simpatías por el lado deportivo. Qué tristes tiempos vivimos.

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