¡Ya pónganse a trabajar venezolanos!
Por: Rafael Vázquez
Los medios de comunicación tradicionales, controlados por el duopolio televisivo, nos han repetido hasta el cansancio la represión y la ingobernabilidad que se está viviendo en Venezuela. Como buenos legitimadores del régimen asistencialista y corrupto encabezado por los partidos tradicionales (PRI, PAN, PRD et al.) y un ejército de ambiciosos que militan entre sus filas para engrosarse los bolsillos en nuestro país, corre la versión de un valiente pueblo que se levanta en Sudamérica para combatir una tiranía –votada legítimamente y ratificada mediante las urnas– que impone su gobierno mediante la policía y el ejército.
¿En qué país vivimos? Es el absurdo total. En México, desde el 2006 las elecciones son una burla, un atraco organizado por el mismo instituto que debería ser el encargado de darle confiabilidad y certeza a las votaciones. El fraude gestado de forma virtual desde la empresa de un pariente de Felipe Calderón Hinojosa en el segundo sexenio fue un duro golpe a la endeble democracia “conquistada” en el 2000 y quedó en la impunidad. Y ni hablar de la compra de votos masiva que el PRI llevó a cabo en 2012, lucrando con la pobreza, con la necesidad de las personas y la gran ignorancia que persiste en nuestro país.
Ahora salen los artistas de éste país –y no, no hablamos de escritores, intelectuales, profesores, dramaturgos, pensadores, etc.– hablamos de los artistas de verdad, esos que salen en las telenovelas, mostrando sus músculos y piernas torneadas, esos mismos grandes politólogos que critican el ruin gobierno de Venezuela y felicitan y apoyan a sus valientes estudiantes y trabajadores que se salen a manifestar a las calles.
¡Qué bueno que nuestros artistas de la televisión se manifiestan valientemente a través de las redes sociales! Sin embargo, me nace una duda: ¿En qué se diferenciarán esos valientes ciudadanos venezolanos a los que se manifestaron en México en el 2012 por la compra grosera de la presidencia a través de un cañonazo de tarjetas Soriana? Porque si no mal recuerdo, los que alzaban la voz entonces eran criticados por cerrar calles, por no permitir que los pobres artistas llegaran a las bodas, los bautizos y demás eventos programados para una élite casi aristocrática que reina y presume su vida llena de placeres alejados del mexicano promedio: “¡Pónganse a trabajar! ¡Esos no son estudiantes, son porros! ¡Qué lástima que no respeten a la democracia!” fueron algunos de los comentarios que escuchábamos y que contrastan con los que ahora vierten a favor del pueblo que protesta, legítimamente, en Venezuela.
¡Qué lamentable nivel discursivo! ¡Qué vil y ruin es la calidad informativa de los comentaristas y paleros de las noticias que ladran información proveniente desde Washington para favorecer a intereses yanquis! Pero más allá de la clásica basura que estamos acostumbrados a que las televisoras del régimen nos inyecten, ¡qué triste es el nivel informativo del ciudadano mexicano promedio!, mientras critica la falta de pan, harina y elementos de la canasta básica que en Venezuela están restringidos, se olvida de su propio hermano mexicano, de los más de 80 millones de pobres que no sufren de dicha carencia, simplemente ignoran qué es una canasta básica ya que han vivido generaciones y generaciones con pura tortilla y chile. ¡Qué triste e imbécil es la clase media! Que critica las medidas intervencionistas en la economía controladas por el Estado y el “diablo” de Chávez, mientras que en México le aprueban una Reforma Fiscal en la cual el gobierno, sin necesidad de intervenir ninguna empresa, se convierte a través de los impuestos en un socio directo, sólo que sin invertir capital o arriesgar un solo peso.
Y mientras vemos las marchas y manifestaciones allá, ignoramos las propias. Olvidamos que Peña Nieto tiene que cerrar kilómetros a la redonda de su propio pueblo para poder pararse sin sufrir “inconvenientes” (ya saben, esos terroristas con cartulinas o megáfonos que van a atentar contra su paz interior al decirle sus verdades), convenientemente no recordamos que todos los estados tuvieron que legislar los cambios a la Constitución propuestos por la Reforma Energética entre aparatos de seguridad, huyendo –como en el caso de Querétaro– del pleno como ratas delincuentes, escoltados por federales.
¡Pobres venezolanos! Sin un PRI, sin una Televisa, sin valientes artistas que los defiendan, sin un combate real y frontal contra la pobreza como lo es el repartir garnacha en un programa tan exitoso como la Cruzada contra el hambre.
¡Pobre Venezuela! Tan cerca de Chávez y tan lejos de Peña Nieto.
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