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18 años de un espacio disidente

El Museo de la Ciudad cumplirá 18 años el sábado 14 de febrero; diversos artistas hablaron sobre su relevancia

Por: Eduardo Martínez

El 14 de febrero de 1997, se fundó en el antiguo Convento de Capuchinas uno de los espacios que han marcado la vida cultural del Querétaro del siglo XXI: el Museo de la Ciudad, que ha sido dirigido por Gabriel Horner desde 1998, cuando sustituyó en el cargo al entonces director Antonio Loyola Vera.

Antes de ser museo, el espacio sirvió como prisión para Maximiliano de Habsburgo, y tras su desamortización y el paso de la Revolución mexicana, se transformó, primero, en cuartel militar, y después, en sede del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Dicho partido desocupó el edificio en la década de los noventa y entonces se pensó utilizarlo para un fin que ofreciera a la población queretana la oportunidad de recrearse a través de la cultura.

“Hace 18 años, el Municipio pidió proyectos para el uso del espacio, la zona, que dejó el PRI. Hubo varios proyectos para uso del edificio que dejaba el partido político y uno de esos proyectos fue el del Museo de la Ciudad, que fue precisamente el que prevaleció”, explicó Gabriel Horner.

Agregó que el proyecto se ha ido modificando “pero en sus presupuestos fundamentales ha seguido el proyecto inicial, que es el de hacer un museo no tan enfocado en exposiciones sino en el público y dándole cabida a grupos muy específicos en el enfoque queretano, sobre todo, los jóvenes, que son el grupo social mayoritario, y en ocasiones es común que sean culturalmente marginados por los gobiernos”, explicó.

Entre otros objetivos fundamentales, Horner indicó que lo que se pretendía era evitar que el Museo de la Ciudad se transformara en una “caricatura para los turistas sobre lo que es la ciudad de Querétaro” y que en ese sentido, se buscó que el espacio fuera incluyente para diversos sectores de la sociedad.

Una de las características fundamentales que necesitaba el Museo para no convertirse en eso, era la pluralidad. Sin embargo, para convertirse en un espacio plural, el Museo necesitaba evitar las exposiciones permanentes y garantizar que siempre hubiera espacios disponibles para exposiciones nuevas entre los artistas jóvenes.

En este sentido, señaló que al Museo también le interesa “ser un escaparate de lo que se está produciendo en otros lugares” y que como parte de estos intentos de internacionalización, ha iniciado un programa de intercambio con un grupo de artistas suecos que permite que los expositores queretanos hagan residencias artísticas en Suecia, mientras que los suecos pueden venir a Querétaro a trabajar.

“El museo se acerca y trabaja con grupos de riesgo”

La tolerancia hacia grupos y colectivos considerados vulnerables ha desencadenado polémica en relación al Museo. El 7 de enero del 2000, en una casa de la colonia Lomas del Cimatario, una adolescente fue asesinada por cinco de sus amigos, quienes pertenecían a una “tribu urbana” y pasaron a ser popularmente conocidos como “los darketos”.

Dado que el grupo se reunía periódicamente en el Museo de la Ciudad, hubo quien acusó a la institución de fomentar en los jóvenes diversos actos de índole “satánico”.

Respecto a estos señalamientos, Gabriel Horner manifestó que lo único que el Museo ha hecho es acercarse a los jóvenes que se encuentran en “situaciones de riesgo” y ofrecerles un espacio para que puedan expresarse por medio del arte y otras actividades.

“Nosotros tratamos mucho con lo que se conoce como ‘grupos de riesgo’, porque forman parte de la cultura de la ciudad y merecen un espacio de expresión. Es el caso de las tribus urbanas. No se trata de imponerles valores sino de darles espacios.

“Les dimos espacio a este tipo de jóvenes para algunas actividades, pero no se vale estigmatizar a un grupo completo por un hecho lamentable cometido por algunos de sus integrantes”, destacó.

De igual manera, el director puntualizó que su cercanía no es sólo con estos “grupos de riesgo”, sino también con otros sectores de la población queretana.

Variedad de talleres

Además de diplomados de Teología, el Museo de la Ciudad ha sido sede de una gran cantidad de talleres que van desde la elaboración de maquetas hasta el aprendizaje del francés para los niños por medio de la lectura de El Principito.

Actualmente, según Gabriel Horner, se ofrecen más de seis talleres, entre los que destacan un diplomado de literatura mexicana, un taller de violín para niños y adolescentes y un taller de danza y expresión cultural.

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