«El camino hacia el poder está pavimentado de hipocresía»
Por: Víctor López Jaramillo
La frase que da título a este artículo define perfectamente la visión que tiene Frank Underwood, protagonista de la serie House of cards, del poder. El poder no se tiene, se ejerce y su única regla es “cazar o ser cazado”.
Desde su aparición, House of cards rompió paradigmas. En primera, porque es una serie que no es producida por las grandes cadenas televisivas tradicionales ni se emite a través de lo que pudiéramos llamar televisión “tradicional”. Y dos, su visión de la política se aleja de los bonachones personajes de The West Wing para adentrarnos en el mundo de la descarnada Real Politik.
El Castillo de Naipes, que es cómo podríamos traducir al español el nombre de la serie, es un producto de la asociación del director David Fincher (Club de la Pelea, La Red Social) con Kevins Spacey (Belleza Americana) y Netflix, compañía de transmisión de contenidos en línea.
House of cards, como la primera gran apuesta de Netflix por crear contenidos mediáticos marca la nueva tendencia en el consumo de éstos. Si en el siglo XX, la televisión marcaba los horarios de entretenimiento, saber el horario para sentarse frente a la pantalla y ver el final de Dallas o descubrir quién disparó al señor Burns en Los Simpsons; en el siglo XXI, como dice Tim Wu en un artículo escrito para el New Republic -traducido al español por Letras Libres- el espectador es quien tiene el control. Y la plataforma no se limita sólo verlo en televisión, sino puede ser en un Smartphone, tableta o computadora.
El consumidor decide cuando verlo y a qué hora verlo. Incluso, mientras escribo esto, en mi computadora se reproduce un capítulo donde Frank Underwood intenta mantenerse inmune a los ataques de sus enemigos políticos. ¿Quién necesita una televisión para ver una serie? Los contenidos y los hábitos de consumo cambian.
Tanto se han modificado que Netflix, una empresa que era simplemente distribuidora de DVD en renta por correo, se proclama a sí misma como una cadena de producción de contenidos (ojo, no una cadena de televisión) que compite directamente con las tradicionales FOX, NBC y HBO. La prueba de fuego son los premios a lo mejor de la televisión, en donde House of cards ha ganado algunos de esos premios ¡sin haber sido emitidos por la televisión tradicional!
En los próximos años, el consumo de contenidos de entretenimiento por streaming se incrementará, por ello la apuesta de Netflix de crear contenidos propios y no limitarse solamente a ofrecer los programas y películas de las cadenas tradicionales.
¿Quién es Frank Underwood, protagonista de esta saga de ambición, poder y muerte? Francis es un congresista sureño, demócrata, quien controla el flujo de poder en el congreso. Con la elección del nuevo presidente demócrata Garret Walker, Underwood añora dejar atrás las cañerías del Congreso para dirigir la secretaría de Estado.
Sin embargo, la promesa de ser secretario es rota y Underwood planea el largo camino de la venganza para eliminar a sus enemigos y obtener un premio mayor al inicialmente prometido.
En la búsqueda de revancha, Underwood usará a periodistas para aniquilar a sus rivales. Nunca quedó mejor demostrada esa frase de Julio Scherer que dice que los periodistas y políticos se repelen pero se necesitan, es una relación simbiótica. Frank y Zoe, joven reportera del Washington Herald, son una metáfora de la relación prensa poder. Y en la serie, hasta el momento, hay saldo negativo para la prensa.
Su esposa, Claire Underwod, una dama texana protectora del medio ambiente, lo acompaña no como dulce esposa, sino como compañera de intrigas palaciegas. “La amo más de lo que los tiburones adoran la sangre”, confesará Frank cuando derriba el cuarto muro y habla directamente a los videoespectadores.
House of cards no es un manual de cómo ejercer el poder como lo fue El Príncipe de Maquiavelo. Aunque algunos aspirantes a políticos pueblerinos crean ver en la serie recomendaciones para arribar a los más altos cargos de la política. Esa no es la intención
La historia está basada en el libro del mismo nombre escrito por el británico Michael Dobbs, en donde se narra el ascenso de un miembro del parlamento hasta llegar a ser primer ministro. Adaptada a los códigos de la política estadunidense, lo que podemos encontrar en la serie es una ficción política que retrata los juegos de poder en las altas esferas de Washington DC.
Este 27 de febrero, Netflix libera la tercera temporada. Ojo, dije libera, no estrena. La libera porque pone a disposición de sus suscriptores todos los capítulos (de los cuales se han filtrado ya los títulos de algunos episodios) y si el usuario desea, puede verlos de manera corrida o administrarlos según su tiempo libre.
De lo que se ha filtrado (vamos, es Washington y en la capital norteamericana siempre se filtra información) hasta ahora, vemos a Underwood como presidente buscando como ganar la siguiente elección. Y lanza una de sus frases contundentes: “Siempre he dicho que el poder es más importante que el dinero…pero en época de elecciones, el dinero le hace la competencia al poder”.
Frases de Frank Underwood
- El dinero puede ser una gran mansión en Sarasota que empieza a derrumbarse en 10 años. El poder es una sólida construcción de piedra que perdura por siglos.
- Raymond Tusk entiende la diferencia entre dinero y poder. Eso es precisamente lo que lo hace peligroso. Él no mide su riqueza en jets privados, sino en almas compradas.
- El poder es mucho como los bienes raíces, todo es sobre ubicación, ubicación, ubicación. Mientras más cerca estés a la fuente, el valor de tu propiedad será más alto.
- Para algunas personas, el orgullo es su punto fuerte y también su debilidad; si consigues parecer humilde delante de ellos, harán cualquier cosa que les pidas.
- La democracia está tan sobrevalorada.