Las manos sucias
Radio UAQ / No. 13
Cápsulas de luz y sonido… / Libros, autores y temas
Texto: Julio Figueroa
Voz: Miguel Ángel García / Producción: Presencia Universitaria
Qro. Qro., mayo 2016
PARA DESTACAR: En esos años 70, cuando una obra me entusiasmaba y el autor me interesaba, quería saberlo y devorarlo todo sobre él. Digo esto como una confesión y un testamento literario. De dónde vengo.
En los años 70 del siglo XX, cuando era estudiante de sociología en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, gracias a mi profesor, Enrique Ruiz García, leí algunos libros que me marcaron para siempre:
Los idus de marzo de Thornton Wilder, Memorias de Adriano de la Yourcenar, Las manos sucias de Sartre, El extranjero de Camus, La familia de Pascual Duarte y La colmena de Camilo José Cela, “El amor a la vida” y los otros cuentos de El silencio blanco de Jack London… No pude con La condición humana pero sí con El tiempo del desprecio de Malraux… algunos españoles como Pio Baroja me parecieron lejanos pero no Azorín ni Pérez Galdós… por mi cuenta leí entusiasmado la literatura norteamericana más que la latinoamericana, pero El coronel no tiene quién le escriba me marcó más que Cien años de soledad de García Márquez, y La guerra del fin del mundo de Vargas Llosa, gracias a Federico Campbell… Cernuda y Pessoa gracias a Paz…
Digo esto como una confesión y un testamento literario. De dónde vengo. Aparte de las piedras rodantes sin sentido o con sentido equivocado… no voy a ninguna parte y no vengo de ningún lado.
En esos años, cuando una obra me entusiasmaba y el autor me interesaba, quería saberlo y devorarlo todo sobre él: Hemingway, London, Cela, Cernuda, Espartaco… ya no. Ahora con una o dos obras me bastan. Los diarios de Tolstoi… Los apuntes sueltos y bien enlibrados de Canetti. Las conversaciones de Cioran. Los señores Z mexicano y alemán… Etc.
Es imposible leerlo y saberlo todo. Ya no hay tiempo. Además…
Abro y releo mi viejo ejemplar de Las manos sucias de Jean-Paul Sartre, injustamente olvidado entre nosotros, por comprometido absoluto teórico abstracto. Les mains sales, publicada en París en 1947 y en Buenos Aires en 1948. Yo tengo un ejemplar de la Editorial Losada, Argentina, de 1973. Traducción de Aurora Bernárdez. La leí por primera vez en mayo de 1975 ¿Qué me impactó? ¿Qué me marcó de esa lectura? ¿Por qué la recuerdo ahora? ¿Puedo decirlo todo brevemente? Ya no hay tiempo ni espacio…
La obra de teatro sucede durante la segunda guerra europea del siglo pasado. Es un conflicto interno entre los camaradas del Partido Comunista francés, su alianza y su lucha contra las otras fuerzas políticas. Es la dureza de la realidad mugrosa frente a la pureza de los principios abstractos. Los imponderables y las contingencias de la vida al lado de los ideales intangibles. Los diálogos entre Hoederer y Hugo, los dos personajes centrales de la obra, son realmente explosivos. Es el choque en la práctica de las distintas concepciones del mundo. Todo se mezcla y revuelve y se hace confuso. ¿Hay que matar a la gente que no tiene nuestras ideas? ¿Cómo saber que nuestras ideas son realmente las justas? Quien hace política corre todos los riesgos, y el primero es el de equivocarse.
Hoederer le dice a Hugo:
-¡Cómo te importa tu pureza, chico! ¡Qué miedo tienes de ensuciarte las manos! La pureza es una idea de faquir y de monje. A vosotros los intelectuales… les sirve de pretexto para no hacer nada, permanecer inmóviles, apretar los codos contra el cuerpo, usar guantes. Yo tengo las manos sucias. Hasta los codos. Las he metido en excremento y sangre. ¿Y qué? ¿Te imaginas que se puede gobernar inocentemente?
-Tú conviertes todo en cuestión de principios.
-Tú no quieres a los hombres, Hugo. Tú sólo amas los principios.
-Yo los quiero por lo que son. Con todas sus porquerías y sus vicios. Quiero sus voces y sus manos calientes que agarran, y su piel, la más desnuda de todas las pieles. Y su mirada inquieta y la lucha desesperada que cada uno a su vez libra contra la muerte y contra la angustia.
-Tú no quieres cambiar el mundo, quieres hacerlo saltar en pedazos.
-Recibes las ideas hechas, y crees en ellas como en Dios.
Finalmente, Hugo mata a Hoederer. ¿Por qué lo mató? Luego el partido quiere despachar a Hugo, porque es peligroso, sabe demasiado, es un anarquista, y no es recuperable. Dramático final.
Mis humildes conclusiones de los años 70-2000:
Las manos sucias pero el culo limpio.
Las manos sucias por el trabajo duro y difícil.
Las manos manchadas de tinta y de barro, no de sangre.
He visto la obra representada tres o cuatro veces, e incluso una vez aquí en Querétaro. Vale la pena.