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El Museo ha compartido espacio con los masones

Por: Eduardo Martínez

En el segundo piso del Museo de la Ciudad, hay un pasillo que conduce hacia una pared amarilla sobre la cuelga un compás atravesado por una escuadra.

Junto al compás hay una puerta de madera con un enrejado negro: se trata de la entrada a la Muy Respetable Gran Logia del Estado de Querétaro, institución fundada en 1934 en la capital del estado.

De acuerdo con lo que aparece publicado en su propio portal de internet, la logia se constituyó originalmente en las instalaciones del entonces palacio municipal. Posteriormente, se les entregó un domicilio sobre la calle Allende Norte, número 10; se cambió a Madero 26, en 1947, y a Régules, número seis, en 1955.

Finalmente, se entregó para la logia un espacio sobre la entonces calle del Carrizal. Sin embargo, dicho espacio fue demolido en 1961 y a los masones se les permitió ocupar una sección del recién remodelado exconvento de capuchinas.

De acuerdo con Gabriel Horner, director del Museo, el área que ocupan los masones corresponde a una ampliación que se construyó en aquellos años sobre lo que originalmente era huerta del convento. Desde su establecimiento en este espacio, los masones han coexistido tanto con el PRI como con el Museo de la Ciudad, sin pertenecer a ninguna de las dos instituciones.

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