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En defensa de la crítica

Rafael Vázquez Díaz

PARA DESTACAR: El artículo de Códice Informativo no aporta información periodística seria, es un compilado de las fobias y filias que desde el poder no paran de ser reproducidas en los medios de comunicación amigos. No voy a defender al doctor Gilberto Herrera, se defiende solo. Y si no me creen, salgan y pregunten en la calle qué es lo que opinan del papel de la Universidad.

Hace algunos años las privatizaciones todavía eran como un monstruo mitológico para el grueso de la población; se conocía sobre los grandes procesos de privatización (la telefonía, los trenes, los bancos) pero para el ciudadano de pie, lejano de las grandes transacciones de la bolsa –como la de Banamex a City Group que no pagó un peso de impuestos- sólo percibía los cambios de logotipos en las marquesinas. Las privatizaciones avanzaron lento, pero sin pausas.

Y de pronto, un día nos despertamos con la noticia de que la recolección de basura había sido concesionada, también el espacio público en las calles y por supuesto la educación; sólo el 30 por ciento más afortunado y con mayores privilegios (económicos, particularmente) podía acceder a la Universidad pública. Repito para que hagamos conciencia de la gravedad; siete de cada 10 jóvenes son rechazados por la UAQ.Tuvo que pasar mucho tiempo de indolencia y negociaciones en los oscuro para que no se admitiera abiertamente un hecho que en lo discursivo se negaba, pero que en las cifras se sostenía: la Universidad Autónoma de Querétaro estaba siendo privatizada.

Los verdugos fueron los de siempre: la clase política del bipartidismo que en lo local y en lo federal jamás se preocuparon por brindar un presupuesto digno para que creciera la inversión en tecnología, aumentara nuestra planta docente sindicalizada y se llegara a más lugares remotos del estado a través de los campus. Pero hubo cómplices al interior de la institución que aceptaron con pasividad la poca inversión en educación pública. Hubo compadrazgos, amiguismos, una mutilación del Contrato Colectivo de trabajo que en 2007 condenó a los docentes más jóvenes a no tener una jubilación apropiada.
Peor; reproduciendo las lógicas de otras instituciones, se otorgaban salarios especiales a los consentidos de las autoridades universitarias, se aceptaba pasivamente las migajas de los gobernadores en turno y la Universidad funcionaba como comparsa del poder. Pero muchos de sus trabajadores jamás se rindieron; había esfuerzos aislados del cuerpo docente y de muchos alumnos por tener una universidad diferente.
El resto de la historia la dejo al criterio del propio lector, yo no voy a defender al doctor Gilberto Herrera; en mi opinión, se defiende solo. Y si no me creen, salgan y pregunten a muchos egresados o a la gente de la calle qué es lo que opinan del papel de la Universidad en los últimos años. Ni sus detractores renegarán ser “100% UAQ”, marca de la gestión del Rector que está por salir.
Hago el recuento de las últimas décadas de la institución y la actualidad, porque el periodista Víctor Daniel Pernalete escribió una columna titulada “La provocación detrás del informe”. Hago el recuento de los adjetivos y acusaciones que fueron dedicados al titular de la Rectoría; arrogante, fascista, convocante del culto a la personalidad, repartidor de culpas, opaco ante la verdad, ajeno a la demanda de transparencia, falto de liderazgo, adicto al conflicto… ¡Wow! La encarnación de todos los males de la Universidad, pues.
Lean el artículo ¿Le dedicó Pernalete alguna palabra al Gobernador, Francisco Domínguez y la falta a su promesa de campaña de aumentar hasta en un 17 por ciento el presupuesto? No ¿Escribió una línea al secretario de Educación, Alfredo Botello, manipulador principal del raquítico presupuesto a la UAQ? No ¿Hay algún reproche contra la incidencia del secretario de Trabajo, José Luis Aguilera Rico en la vida sindical universitaria? Tampoco.
¡Vamos! No hay ni siquiera un intento de imparcialidad en la presentación de la información, cuando existen muchísimas aristas para relatar el conflicto de forma más seria.
Leo un texto repleto de juicios de descalificación ante un Rector con el que muchas personas nos sentimos identificados; le pregunto al periodista ¿Eso nos convierte en SS o en Camisas Negras, Víctor?
Es horrorizante el uso simplón del término “fascismo” en la Universidad; para guardar distancias no le dedico ese adjetivo ni a la misma Organización Nacional del Yunque, organización de ultraderecha, paramilitar y en la que Álvaro Delgado asegura que milita el actual secretario de Educación del que no se habló una palabra en el artículo.
El artículo de Códice Informativo no aporta información periodística seria, es un compilado de las fobias y filias que desde el poder no paran de ser reproducidas en los medios de comunicación amigos. No puedo dejar de felicitar a la Universidad por el espíritu crítico; hoy en día es demente (y suicida) estar de acuerdo con el régimen actual.

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