Falta industria de trabajo para los moneros: El Fisgón
“Como monero haces chistes de gente que te cae mal y además te pagan por ello”, señaló el caricaturista Rafael Barajas
Por: Aurora Vizcaíno Ruiz
«En México hay un caricaturista profesional por cada millón de habitantes», señaló Rafael Barajas Durán, “El Fisgón”, caricaturista de publicaciones como La Jornada y El Chamuco y los Hijos del Averno, quien consideró que ser monero es una «práctica atípica» para la cual no existe una gran industria de trabajo.
Por ello, “El Fisgón”, quien participó en el Taller de Humor Gráfico que impartió la Dirección de Vinculación Social de la Universidad, dijo que no sabía si era conveniente que tal oficio se enseñe en las universidades.
«Es un oficio que debe ejercitarse»
Lo primero que pensó Rafael Barajas cuando quiso dedicarse a ser «monero» fue «a ver si sobrevivo», ya que él mismo apuntó que «no es una profesión en la que te vayas a hacer rico nunca».
Sin embargo, este es, desde la perspectiva de Barajas Durán, «el mejor oficio del mundo», ya que «te la pasas haciendo chistes, hablas mal de la gente que te cae mal y además te pagan por ello».
Sobre la posibilidad de censura, Rafael Barajas manifestó que ni en El Chamuco y los Hijos del Averno ni en el periódico La Jornada ha «sufrido censura». En opinión del caricaturista, ha tenido «la enorme fortuna de trabajar con publicaciones que piensan de una manera similar”.
Las caricaturas más fáciles, según Rafael Barajas, son las de los políticos mexicanos porque «siempre se ponen de a pechito, dicen tonterías (…) y tienen contradicciones brutales». Para ejemplificar tal afirmación, Rafael Barajas recordó la anécdota del presidente Enrique Peña Nieto y la frase «ya sé que no aplauden».
Mientras que las caricaturas más difíciles suelen ser las que ponen en duda el sistema de creencias de quien está dibujando, «lo que yo tengo pensado que está pasando», dijo Rafael Barajas.
A su vez, el impulsor de la segunda época El Chamuco y los Hijos del Averno –a partir de febrero de 2007- enlistó algunas reglas que utiliza como código de ética: No trabajar sobre algo que no es entendido, opinar con la mayor información posible, tener respeto hacia tus lectores y no mentir ni abusar del espacio.
Para introducirse al oficio del humorista gráfico, Rafael Barajas -quien firma sus caricaturas como “El Fisgón”- sugiere que «la gente se active y participe en la política porque eso es parte fundamental» para consolidar a una sociedad, porque «la cultura del humor es básica en nuestras vidas».
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