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A 50 años del Halconazo: los Lacandones en la marcha estudiantil del 10 de junio


A 50 años del Halconazo, conviene reconstruir la participación de los grupos políticos de izquierda que acompañaron a los universitarios en la manifestación del 10 de junio, jueves de Corpus Christi. Fue el caso  del Grupo Armado Lacandones que participó fortaleciendo los comités de las escuelas con una mejor organización. A todo esto, ¿Qué era el Grupo Armado Lacandones? ¿En qué aportaron los militantes del Grupo Armado Lacandones con sus experiencias y conocimientos, prácticos y teóricos a los comités de lucha de las escuelas? ¿Cuál fue la reflexión que se hizo al interior de este grupo en torno a la represión del 10 de junio?

 

I

La organización revolucionaria conocida como Grupo Armado Lacandones tuvo su origen en 1969 y desapareció cuando se fusionó con otras organizaciones en 1973 para conformar la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S). El Grupo Armado Lacandones, era de corte marxista-leninista y sus fundamentos políticos e ideológicos tuvieron su base en los postulados del espartaquismo. Su documento Nuestro Camino, planteaba un análisis económico y político de la situación nacional e internacional. Además, manifestaba que la revolución mexicana de 1910 había sido usurpada por Venustiano Carranza y señalaba su carácter democrático burgués. Culpaba al Estado mexicano de la situación deplorable del país y llamaba a combatir el oportunismo de izquierda. El objetivo del documento era derrocar al gobierno burgués y establecer un gobierno socialista. Para lograrlo, convocaba a sus militantes a realizar trabajo político con las masas populares, ya que debían unirse a los trabajadores de la gran industria, dado que eran la base y el motor del verdadero partido proletario.

El Grupo Armado Lacandones tuvo un brazo armado que fue constituido por tres comandos: “Lacandones”, “Arturo Gámiz” y “Patria y Muerte”. El área geográfica donde se movió este grupo fue la Ciudad de México y su zona conurbada. Además, las prácticas de tiro y de acondicionamiento físico de los militantes se realizaron en regiones despobladas del estado de Hidalgo.

II

Los militantes del Grupo Armado Lacandones realizaban trabajo político con grupos de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y de la Escuela Normal de Maestros. En esas estaban cuando se desarrollaron los preparativos para la manifestación del 10 de junio. Dentro de los espacios académicos se sospechaba que la marcha sería reprimida por las autoridades. Ante esta incertidumbre, los militantes acordaron reunirse para discutir cómo iban a participar en la marcha. En la reunión los militantes analizaron la posibilidad de asistir armados, su propósito era crear un escudo de defensa que protegiera a los manifestantes ante una posible represión armada por parte del Estado. De inmediato descartaron esa propuesta, debido a que no tenían capacidad de fuego, además resultaba muy aventurado hacerlo al margen de los manifestantes. El grupo cambió la estrategia, la cual fue organizar a los Comités de Lucha de las escuelas en dos cuestiones: 1) desplegar una defensa organizada contra los ataques de los granaderos y 2) en caso de replegarse debían orientar a los manifestantes. Conviene especificar que los militantes no imaginaron siquiera que un grupo paramilitar irrumpiría la marcha con el fin de disolver la protesta.

El 10 de junio, la marcha del Casco de Santo Tomás con destino al Zócalo salió a las 17 horas. El contingente estuvo conformado por militantes de distintas corrientes -comunistas, trotskistas, espartaquistas, maoístas- y de estudiantes de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas y de la Escuela Superior de Física y Matemáticas del IPN; de la Facultad de Economía de la UNAM; de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL); de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), de la Universidad Iberoamericana (UIA) y del Colegio de México (COLMEX). Miles de manifestantes coreaban los lemas: “¡Democracia sindical!”, “¡Libertad presos políticos!”, y “¡Apoyo total a Nuevo León!”.

A las 17:15 horas jóvenes armados con largas varas de bambú, chacos y cadenas, adiestrados en artes marciales, atacaron en la Avenida México-Tacuba a los manifestantes. Se trataba de jóvenes de entre 17 y 25 años, en su mayoría, exmilitares dados de baja o expulsados, trabajadores de los departamentos de Limpia y Transporte del Departamento del Distrito Federal (DDF), y vagos de los barrios de Tepito, de La Merced y de La Candelaria de los Patos, que bajo las órdenes del teniente coronel Manuel Díaz Escobar integraron el grupo paramilitar Los Halcones.

Los estudiantes se replegaron, se reorganizaron y se enfrentaron a los agresores. Lograron replegarlos, hasta que los Halcones contraatacaron con armas de grueso calibre. Ante esta situación, los militantes del Grupo Armado Lacandones guiaron a los estudiantes a una casa de la calle Cacamatzin y a un domicilio de la Colonia Xocimanca. En estos lugares se refugiaron un grupo numeroso de estudiantes de la UANL y de otras escuelas.

III

Días después de la masacre, los militantes del Grupo Armado Lacandones analizaron y discutieron la represión del 10 de junio; estaban seguros de que los cauces legales estaban cerrados y de que la única forma de transformar la realidad era a través de la vía armada.

Es necesario incidir en que la represión gubernamental de finales de los sesenta y principios de los setenta no solo generó que algunos individuos optaran por el paradigma de la guerrilla, otros decidieron cambiar las reglas del régimen a través de la participación en los partidos políticos: el Partido Comunista de México (PCM), el Partido Popular Socialista (PPS), o incluso el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Pero hubo quienes se inclinaron por el trabajo de masas con el fin de realizar trabajo de concientización entre los que serían las bases de apoyo del movimiento. Tres caminos en los que cada individuo eligió uno de acuerdo con su historia política individual o colectiva y el grado de conciencia social alcanzada -hasta ese momento- o radicalidad ideológica.

*Maestro en Historia y Etnohistoria por la ENAH / uriel.v.vidal@gmail.com

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