Opinión

12 horas en Plaza de Armas

Por Julio Figueroa

Doce horas en pie de lucha de la memoria ciudadana frente al silencio y el olvido del poder, en Plaza de Armas, de 8 a 8, bajo el sol y bajo la lluvia.

Doce horas ciudadanas en que un simple ciudadano trata de hacer visible lo que el poder quiere volver invisible: 80 meses del crimen de la BMW.

Doce horas en que un modesto ciudadano lleva el caso a la plaza pública, mientras que para el gobierno no es tema de Informe de gobierno.

(El secretario Roberto Loyola Vera me precisa: No es que el tema de la BMW no le interese al gobierno de José Calzada, sino que no era tema de este Informe, pero por supuesto que estamos ocupándonos del caso, como usted bien lo sabe, don Julio).

Doce horas en que un ciudadano en la plaza no es un peligro público ni viola la paz queretana, sino que la usa para expresar su inconformidad ciudadana democrática, aunque sea inútil.

En esta lucha nunca he estado solo. Siempre han estado conmigo ciudadanos amigos y amigos ciudadanos de todos los colores políticos, coincidiendo en la causa de la justicia contra la impunidad del poder. Gracias.

Esta vez la atención del gobierno, a través de la Secretaría de Gobierno, fue de primer nivel: saludando y dialogando siempre (hoy sé que por primera vez hay un acercamiento en serio entre la familia de la víctima y el gobierno), ¿qué se le ofrece, don Julio?, ¿qué necesita?, ¿quiere una silla?, llegaron dos botellas de agua, llegó un paraguas…

En la cuestión de la silla me apendejé, dicen mis amigos:

–Les hubieras pedido la silla del preciso o ya de a perdida la silla del procurador, así sí caminaría el caso de la BMW, jajajajaj.

En algún momento pasó por la plaza el obispo emérito don Mario de Gasperín y me saludó:

–¿Pidiendo justicia, Julio?

–Pidiendo justicia…

–Que Dios te dé fuerzas y entereza.

–Gracias, don Mario.

La poca justicia humana sobre la tierra… y la infinita gracia eterna desconocida…

De pronto a las 7 y media empezó a llover. Permanecí allí. Alguien de gobierno me llevó un paraguas. Gracias. Levanté el plantón a las 20:05.

Gracias a los amigos Luis y Efraín, en la Cenaduría de Blas me comí un pozole y un guajolote y tres cervezas.

Reímos a carcajada abierta.

Dormí como un bendito.

Trabajo hecho.

Doce horas sin ingerir alimentos ni ir al baño, parado en la plaza pública.

No fue un día de playa pero tampoco un día de fábrica.

Gracias.

C. Julio Figueroa Medina.

Qro. Qro., jueves 28-VII-2011.

juliofime@hotmail.com / Cel. 442-205-04-04

www.dialogoqueretano.com.mx / www.libertaddepalabra.com

Las enseñanzas de Elías:

–No son los aplausos lo que nos ayuda, sino el silencio interior.

–La vida es una larga impaciencia que empieza con una buena idea y termina con la muerte.

–La soledad y el silencio son tu fuerza.

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