Para avivar el dialogo sobre el neozapatismo y… Roma.
Las ideas del “palabrero” Julio Figueroa, disparadas tentativamente desde el bunker del “Buzón del Lector” en la edición 906, correspondiente al 28 de enero de 2019, que destinó a Víctor López Jaramillo, en su calidad de director del Semanario “Tribuna de Querétaro” y a Kevyn Simón Delgado, como director invitado para articular el número 904, correspondiente al 14 de enero de 2019, con el título de “EZLN: 25 Años desde Abajo y a la Izquierda”, de alguna manera, me implican en la crítica que Julio Figueroa formula en su escrito, pues fui colaborador de ese número, con mi artículo “Claroscuros del Neozapatismo a sus XXV Años” (Tribuna de Querétaro, 14-01-2019. P.10).
Me parece que mi amigo Julio, no leyó con seriedad analítica (lo cual me sorprende, pues su fuerte es la fina puntería) los diferentes aspectos expresados en ese número, sino que de un plumazo descalifica a los compañeros Diego Bautista; Fernando Corzantes, Francisco Vallejo, Gerardo Carrera, Carlos Antonio Aguirre, Lluvia Cervantes, Emilia Lara, Octavio Rodríguez, Sergio Jerónimo Sánchez, Antonio Flores y al autor de estas líneas, cuando señala: “Los pueblos originarios de estas tierras perdieron la guerra una vez y para siempre hace 500 años. Es una utopía pensar que con las armas hoy pueden volver a ser lo que alguna vez fueron. Por supuesto muchos de sus rasgos culturales, positivos y negativos, sobreviven mezclados en las culturas dominantes de nuestro tiempo. Esta persistencia es el verdadero combate, la lucha, la resistencia, el sincretismo y la metamorfosis que de algún modo nos conforma como nación, país, pueblo. Mucho de lo demás son grandes palabras y grandes rollos, demasiada ideología y muy poca realidad real (sic), buenas intenciones y pobres acciones…”
Creo que los autores referidos no pintan un cuadro homogéneo los sobre los 25 años del Neozapatismo. Nadie discute la historicidad de la derrota de los pueblos indios hace 500 años (498, para ser más precisos, sí tomamos como referencia la caída de la Gran Tenochtitlán, en 1521). Con respecto a la posición “debretiana” de JF del “Adiós a las Armas”, me parece que ese, justo, era el discurso dominante para descalificar el movimiento insurgente del EZLN por parte del gobierno, de los medios “chayoteros” de gobernación, de Fidel Velázquez y hasta de Ignacio Loyola Vera. Que los pueblos indios siempre van a estar sometidos por anacrónicos y disfuncionales al capitalismo neoliberal, pues mi querido Julio, ahí veo que tienes una mirada evangélica de quien dicen que dijo: “A los pobres, siempre los tendréis entre vosotros”. ¡Viva el capitalismo!, exclamó en el siglo pasado “Pancho” Fukuyama, cuando proclamó el fin de la historia. Nadie pelea por retornar a la condición de los pueblos mesoamericanos, ni por refundar pirámides o ciudades-estado, ni por restablecer el dominio azteca. Se trata de la dignidad indígena.
Cuando se retoma el concepto de “Pueblos Originarios” se está yendo a la historia y a los indios actuales portadores de las mil credenciales para definir sus procesos identitarios y su condición como sujetos y no como objetos sociales. Los “Pueblos Originarios” de Bolivia, los actuales, nos dan otra versión de que no siempre los indios serán derrotados. También JF retoma las palabras de “La Actualidad de 1994” de Efraín Mendoza, (por cierto no de la edición especial sobre el zapatismo sino del número siguiente: Tribuna de Querétaro, 21-01-2019. P.3).
Tanto EM, como JF, saben bien que los partidos políticos registrados tenían abundantes recursos para sus campañas políticas, en tanto que los independientes obtendrían recursos hasta lograr el millón de firmas necesarias y la aprobación del INE. Los recursos “genuinos” del zapatismo civil eran los actos itinerantes para reposicionar el tema indígena en la agenda política, la movilización ciudadana en torno a los movimientos regionales y nacionales. No tenía “Marychuy” los recursos gubernamentales del “Bronco”, ni la lana de Margarita Zavala y de Felipe Calderón, ni el potencial logístico para alcanzar las firmas necesarias. Es más ni creo que pensara ganar la presidencia de la República.
Paralelamente el zapatismo civil generó varias consultas, la primera sobre la conversión del zapatismo en un frente político: el FZLN, y la segunda sobre los derechos y cultura indígena. En ambas consultas, participaron más de un millón de personas en cada una de ellas, lo cual habla bien del zapatismo, comparado con las dos consultas de AMLO sobre el NAIM, la primera, y la segunda sobre 10 temas, incluidos los puntos más discutidos y con menos aprobación sobre el Tren Maya, el Tren Transítsmico y la Reforestación del sureste, cerrando números también con un millón de votos, cada una, aunque más disminuida la segunda. De 30 millones que votamos por AMLO, solo un millón participó en cada consulta, lo cual no significa que la fuerza política de AMLO esté disminuida. Creo que el Neozapatismo, sus contribuciones y también sus errores, son más que las 250 mil firmas de apoyo a la candidatura Independiente de Marychuy. Finalmente, con “Roma” de Cuarón, aunque ganara 10 Óscares, no se hará la Revolución, pero “que bonito y sabroso, bailan las mexicanas”.