Jicotes

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MARCOS AGUILAR ¡EL COLMO!

¡El colmo! Marcos Aguilar organiza un foro internacional de “Ciudades Incluyentes” y al mismo tiempo bautiza a un espacio público con un nombre exclusivo, clasista y elitista. El tema no es de exquisitos y le voy a tratar de explicar al presidente su trascendencia. Solamente podemos hablar que estamos en una ciudad si hay comunicación, si sus habitantes por medio del lenguaje “ponen en común” sus tradiciones, sus valores, sus ideales, su destino colectivo. ¿Debe ser Disneylandia el sueño colectivo de nuestra infancia?

Un sólo ejemplo, para persuadir a Marcos Aguilar sobre la importancia de la palabra, ¿cómo acabó Yahvé las pretensiones sacrílegas de los constructores de la Torre de Babel? Simplemente confundiendo su lengua. ¿Qué le dice al hijo de un obrero, de un campesino, de un indígena, Querétarolandia? El nombre, lejos de incluir, es excluyente y discriminador, y se los está asestando a los niños, el grupo más vulnerable y sensible a la cultura. Eso no vale licenciado Marcos Aguilar. Reconózcalo.

¿VOCACIÓN DE SERVICIO O AMBICIÓN ECONÓMICA?

La anécdota se la escuché a Manuel Bartlett. En un pequeño municipio que se dedicaba a la fabricación de zapatos un amigo suyo buscaba a alguien que le hiciera unas botas rancheras. Se paró en la plaza del pueblo y a todo al que pasaba le hacía la petición, uno a uno se fueron negando: “Discúlpame yo hago botas vaqueras”; “Lo siento pero me dedico a hacer zapatos”; “No puedo, pero yo lo que vendo son mocasines”. En esos días el PRI lo nombró delegado para auscultar quién podría ser candidato a la presidencia municipal.

Se presentaron de inmediato en la plaza los talabarteros, los comerciantes, los maestros de escuela, los profesionistas liberales, los campesinos. Todos se ofrecieron a ser candidatos. Para hacer botas nadie se sentía apto, para la política todos aseguraban ser capaces. Ahora se han presentado más de setenta candidatos presidenciales independientes. ¿Cuántos tendrán vocación de servicio? ¿Cuántos van por el dinero?

CONFESIÓN PERSONAL

Me preguntan cómo es mi carácter. Respondo: infiel, tímido, solitario y nostálgico. Sólo tengo un trauma que se inició desde muy temprana edad. El doctor Alcocer me sacó del cuerpo de mi madre jalándome por la cabeza con fórceps. A eso le atribuyo mi imposibilidad de amorosamente no poder sentar cabeza. También influyó en mi infidelidad el lugar por donde me sacaron. Me dicen que los que vinieron al mundo por cesárea son monógamos.

La violencia con la que me trajeron al mundo me hizo tímido y solitario. Me siento como un animal en el Arca de Noé al que su pareja de especie la olvidaron en tierra y, lo peor, parece que ya cerraron la puerta.

Tengo gratos recuerdos cuando, como feto, navegaba y navegaba, no por internet, sino de muertito en el suave y tibio líquido amniótico del vientre de mi madre. Eso me hizo nostálgico. Nostalgia para la que, desgraciadamente, no hay ni boleros ni canciones rancheras que la evoquen ni la curen.

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