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Aprovecha a.m. coyuntura para posicionarse

El periódico, recién fundado en el 2003, logró posicionarse en el mercado queretano tras el tratamiento otorgado en sus páginas, sobre todo, a la acusación contra Federico Ruiz Lomelí

Por: Alfredo Rodríguez

Los rumores sobre la participación de Federico Ruiz Lomelí en el asesinato de un estudiante se esparcieron rápidamente en los pasillos del Liceo “Consuelo Rubio de Ruiz”. La escuela pertenecía a la familia del señalado y, además, en lugar estudiaba la víctima, Marco Antonio Hernández Galván.

En los salones y fuera de ellos, los estudiantes implicados fueron interrogados y presionados para hablar o callar sobre el caso. El testigo principal, Miguel Gerardo Rivera Alcántar, incluso denunció que el mismo día en que se realizó la misa de cuerpo presente de su amigo, una persona lo amenazó para que no hablara sobre el caso.

Miguel Gerardo Rivera Alcántar dijo que no conocía anteriormente a Federico Ruiz Lomelí ni había escuchado hablar de él, a pesar de que la familia Ruiz era propietaria de la escuela en la que estudiaba, durante una entrevista otorgada al periódico local a.m., el 7 de marzo del 2005.

“Yo no sabía cómo se llamaba. Había rumores. Pero yo no sabía. Donde quiera que iba siempre me decían: ‘Oye, que son los Ruiz, que es éste, que es el otro, que fue Federico’, y yo me preguntaba ¿de dónde sacarán eso? A mí no me constaba y no podía acusar a alguien, sino sabía yo. No tenía una foto de Federico para decir ‘él fue’. Sabía que habían identificado a alguien, pero no sabían cómo se llamaba”, recordó.

A diez años de la muerte de su hijo, José Luis Hernández Guerrero señaló que poco después del homicidio lo buscó el director del Liceo, quien además de asegurarle que lo apoyaba en todo, aprovechó para deslindar del acontecimiento a Federico Ruiz Lomelí.

El padre de la víctima recordó que en la escuela de su hijo también tuvo contacto con un abogado, quien finalmente se negó a llevar el caso.

“Ese abogado nos lo pone el papá de Jesús Alcocer, hermano de Gerardo Alcocer. Como su hijo estudiaba con mi hijo, me puso en contacto con su papá y me dice que su hermano puede llevar el caso, que no hay ningún problema… Luego me dijo que siempre no”.

Posteriormente, fueron los abogados José Alfonso Rodríguez Sánchez, Gerardo Alcocer Murguía y Sergio Guerrero Patiño quienes defendieron y asesoraron gratuitamente a las víctimas. El 3 de febrero de 2005, apoyados por sus abogados, el padre de la víctima y el principal testigo señalaron ante las autoridades que Federico Ruiz Lomelí era el responsable de homicidio.

La acusación está basada en mi condición socio-económica: Federico Ruiz Lomelí

Federico Ruiz Lomelí, nieto del fundador de la empresa Fomento Queretano, aseguró que los abogados que tomaron el caso a principios del 2005 crearon toda una campaña de comunicación para dañar su imagen e involucrarlo con el asesinato de Marco Antonio Hernández Galván, según lo expone en el expediente 954/08.

Dice Federico Ruiz Lomelí que después de que presentó varias pruebas en su defensa y luego de que Miguel Gerardo Rivera Alcántar no pudo reconocer a su esposa, Fabiola Bonilla, como implicada en los acontecimientos del 27 de noviembre del 2004, los abogados explotaron y le lanzaron una amenaza.

“Molestos con el desarrollo de la diligencia de 3 de marzo del 2005 (…) los señores José Alfonso Rodríguez Sánchez y Gerardo Alcocer Murguía manifestaron, en voz del primero, su intención de acudir a los medios masivos de comunicación ‘a tirar un periodicazo’, señalando al suscrito como presunto responsable”.

Cuatro días después, los abogados cumplieron su palabra, cuando en el periódico a.m. apareció como nota principal, en primera plana, una entrevista con Miguel Gerardo Rivera Alcántar, testigo principal del homicidio, en la que señalaba públicamente a Federico Ruiz Lomelí como el responsable del asesinato de su amigo.

Dice Federico Ruiz que la declaración efectuada por Miguel Gerardo Rivera Alcántar fue detonante de una andanada de comentarios, publicaciones y señalamientos públicos en su contra. Añade que la postura del testigo fue constante y reiterada, ya que concedió nuevas entrevistas e insistió en dar un tratamiento público al señalamiento.

“Las conductas asumidas por Miguel Gerardo (…) se realizaron igualmente con conocimiento y asesoría de abogados, figurando entre los mismos los ahora demandados (…) Sufrí de diversas y graves afectaciones a mi persona con las imputaciones, por supuesto, desmedidas y realizadas fuera de lugar por los ahora codemandados”, denunció.

De acuerdo con el empresario, el interés por relacionarlo con el crimen era resultado de su pertenencia a la familia Ruiz.

“Derivado de mi particular educación y condición socioeconómica, aunado a las relaciones comerciales de algunos familiares del suscrito con empresas de bebidas refrescantes, mayor interés suscito la sugerencia de involucramiento con los eventos con los que se me vinculó ante los medios de comunicación”.

El crimen conocido como el asesinato de la “BMW negra” se convirtió una historia perfecta: un hombre rico y prepotente, disparando impunemente contra un joven desarmado, un buen estudiante y buen hijo, explicó una persona que conoció muy de cerca el caso y que pidió el anonimato por cuestiones de seguridad.

Añadió que en cuanto corrieron los rumores de que Federico Ruiz Lomelí, hijo de uno de los personajes más adinerados del estado, estaba siendo señalado como el principal sospechoso en un caso de homicidio, diversas personas, algunas relacionadas de cerca con la familia Ruiz, vieron la oportunidad de obtener una ventaja.

La estrategia mediática

Los abogados decidieron llevar el caso a los medios de comunicación, encontrando el apoyo de un periódico local, el recién fundado a.m. de Querétaro, dirigido por Pedro Pablo Tejada, amigo de José Alfonso Rodríguez Sánchez, uno de los defensores de la víctima.

Una revisión a las notas publicadas en los medios escritos muestra que Diario de Querétaro, Noticas y El Corregidor publicaron solamente las versiones oficiales sobre el caso. En ellas, las autoridades defendían su trabajo y deslindaban a Ruiz Lomelí del homicidio.

Por el contrario, el a.m., durante los meses de marzo y abril del 2005, utilizó gran parte de sus recursos humanos en la cobertura del caso, siempre destacando la versión de las víctimas y criticando la actuación de las autoridades en la investigación del homicidio de Marco Antonio Hernández Galván.

Un periodista entrevistado, quien prefirió el anonimato por temor a represalias, consideró que los dos principales medios de comunicación, Diario de Querétaro y Noticias, se percataron de inmediato de la de la estrategia del a.m., al otorgarle un espacio descomunal al caso de la BMW, por lo que decidieron no darle juego y dejar el caso fuera de sus agendas.

La crítica frontal y reiterada por parte del recién llegado a.m. de Querétaro tuvo como respuesta en la clase política y empresarial el retiro de toda la publicidad otorgada al medio, dejándolo sin gran parte de sus ingresos, como muestra la investigación “Elementos de la construcción de la noticia en el caso BMW”, realizada por la académica y periodista Mariana Chávez Castañeda.

Aun con la restricción de publicidad, el periódico a.m. no dejó de seguir el caso de la BMW y fue respaldado por el periódico nacional Reforma, que publicó toda la información del caso y otorgó espacio reiteradamente en notas y artículos de opinión, en los que se insistía sobre la ineficiencia de las autoridades estatales y se vinculaba al empresario con el crimen.

La información publicada por a.m. y Reforma fue replicada en diversas ocasiones por otros medios de comunicación, locales y nacionales. La noticia aumentó su impacto con diversas acciones propuestas por los abogados, como la presentación de una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, conferencias de prensa, desplegados y marchas.

Después de aquella cobertura mediática, ocurrida entre marzo y mayo del 2005, el tema de pronto comenzó a diluirse, hasta que dejó de aparecer en el medio.

Eric Pacheco Beltrán, periodista que trabajaba en el a.m., narró lo acontecido en ese periodo en el artículo denominado “El a.m. y el caso de la BMW negra”, publicado el 26 de noviembre de 2008, en el semanario Libertad de Palabra.

Afirma el periodista que el día en que se publicó la entrevista con Miguel Gerardo Rivera Alcántar, el 7 de marzo del 2005, el dueño del periódico, Enrique Gómez Orozco, se presentó ante los reporteros para destacar el compromiso que tenía el medio con la sociedad.

“Sin duda, aquellos que consideran que el a.m. o su director no sabía con quién se metía al tocar a la familia Ruíz están muy equivocados (…) La realidad es que la decisión de publicar la entrevista fue valorada y asumida ampliamente por el dueño y estaban muy conscientes de lo que pretendían”.

Eric Pacheco recuerda que en los siguientes días, la agenda giró en torno al asesinato de la BMW y de inmediato se presentó la respuesta gubernamental, cuando les retiraron la publicidad.

Sin embargó, el periódico no cedió, dando seguimiento a la nota, hasta que un día, de pronto, todo cambió.

“Le comuniqué al director de a.m. que había indicios fundados de que los abogados estaban presionando al señor José Luis Hernández (padre de la víctima) para que ya dejara de exigir justicia, como lo venía haciendo. Pero el diario a.m. ya no publicó nada al respecto”.

Recuerda Eric Pacheco que el tema desapareció del a.m., cuando los abogados realizaron una conferencia de prensa, en la que pidieron a los medios de comunicación dejar que el padre de la víctima viviera su luto en paz. Asegura que la petición de los abogados fue asumida como una verdad absoluta por parte del a.m., quien aprovechó la oportunidad para bajarse del asunto, de la misma forma en que lo hicieron los abogados.

En el momento en que se dio la cobertura del caso de la BMW, el diario a.m. era dirigido Pedro Pablo Tejada, un personaje acusado por su propio Consejo Editorial, apenas un año atrás, de practicar el sesgo y la parcialidad a favor de Armando Rivera Castillejos.

Estrategia del a.m. resultó provechosa

Cuatro años después, el primero de octubre de 2008, a un año de la elección para gobernador en Querétaro, Pedro Pablo Tejada dejó la dirección del diario a.m. El periodista Rafael Pinzón, quien 15 días antes había sido cesado como director del Grupo MAC —al que pertenece El Corregidor—, señaló que los despidos eran producto de la presión política y el interés económico de los dueños de los medios.

“(Francisco) Garrido, (Miguel Ángel) Vichique y (Alfredo) Botello ganaron esta batalla por dejar fuera a los incómodos directores que no pensaron como ellos”, sentenció Pinzón.

El periódico a.m. no sólo sobrevivió al castigo comercial por su enfrentamiento contra el gobierno estatal a partir del 2005, sino que salió fortalecido. La cobertura que otorgó al caso de la BMW logró posicionar al periódico en el mercado de la prensa queretana, dominada durante décadas por dos medios locales, quienes obtenían todo el apoyo gubernamental.

Un periodista, que pidió el anonimato, aseguró que la forma en que Enrique Gómez Orozco, apoyado por Pedro Pablo Tejada, logró el crecimiento y consolidación del a.m. en Querétaro fue mediante la confrontación con el gobierno estatal en turno —quien mostraba preferencia en el otorgamiento de publicidad oficial hacia el Diario de Querétaro y Noticias—.

No era la primera vez que Enrique Gómez Orozco utilizaba una estrategia similar para presionar al gobierno en turno. De acuerdo con Ricardo Alemán, desde el 2003, el hijo de un importante empresario inmobiliario de Guanajuato se dedicó, desde su medio de comunicación, a presionar a los gobernadores Juan Carlos Romero Hicks y Juan Manuel Oliva Ramírez, así como a los alcaldes de León, Ricardo Alaniz Posada y Vicente Guerrero Reynoso.

Ricardo Alemán advirtió en su columna Itinerario Político de El Universal, fechada el 6 de julio del 2008, que el verdadero fondo de estas presiones era el interés del empresario de la comunicación en que las autoridades aprobaran un cambio de uso de suelo de manera irregular, el cual le permitiría impulsar un desarrollo inmobiliario.“Todo esto, a partir de un manejo informativo nada ético”.

Hubo “una etapa de hostigamiento en mi contra”: Agustín Escobar

En octubre de 2005, el periódico a.m. recibió el Premio Estatal de Periodismo “Carlos Septién García”, por la cobertura otorgada al caso de la BMW. En particular, fue reconocido el reportero Eric Pacheco, así como el director del periódico, Pedro Pablo Tejada.

Agustín Escobar Ledesma, quien era presidente de la Asociación de Periodistas del Estado de Querétaro (APEQ), señaló en el escrito denominado “El fascismo en Querétaro” —noviembre, 2006—, que la decisión de entregar el premio a los que abordaron el tema de la BMW provocó varios disgustos en su contra.

Dijo que el secretario de Gobierno, Alfredo Botello Montes, le habló a Sergio Arturo Venegas Alarcón para reclamarle el hecho de que un reportero del Diario de Querétaro lo invitó al Premio de Periodismo sólo “para pegarle”, al hacerlo escuchar tres discursos en los que se criticaba el control gubernamental sobre los medios de comunicación.

“A partir de ese día, se inició una etapa de hostigamiento en mi contra”, narra Agustín Escobar. “El 17 de noviembre del 2005, es decir, 29 días después de la celebración del Premio de Periodismo, fui removido de mis tres principales fuentes informativas, de las cuales dos también eran las principales del periódico: Gobierno estatal y los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática”.

“A principios del mes de febrero fui llamado por la secretaria del director del Diario de Querétaro a su oficina, donde ya me esperaba Sergio Arturo Venegas Alarcón y el jefe de Información, Luis Armando Campero Martínez, reunión en la que me recriminó que el Diario de Querétaro no haya obtenido un Premio de Periodismo y me acusó de haber juzgado a Federico Ruiz Lomelí por haber otorgado un Premio y un reconocimiento a los trabajos relacionados con el homicidio de Marco Antonio Hernández Galván”.

“La discusión se tornó muy ríspida al grado de que Sergio Arturo Venegas me amenazó en dos ocasiones al acusarme de haberme puesto la camiseta del periódico del a.m. por dichos premios y decirme textualmente: ‘puedo emprender acciones en tu contra’, ‘no te convengo como enemigo’, entre otras frases”.

Nuestra fuente anónima asegura que, con el paso del tiempo, los abogados notaron que Federico Ruiz Lomelí no se doblegaba y que no contaban con los elementos suficientes para vincularlo con el asesinato, por lo que finalmente decidieron retirarse del caso, sin haber obtenido un solo centavo.

Abogados defensores abandonan el caso

El padre de la víctima recuerda que en esos días en los que renunciaron al caso, los abogados le exigieron, molestos, el pago de sus servicios: “Llegó un momento en que, la verdad, ya no pude ni sacar copias ni nada. Ahí yo sentí que ya los abogados se veían un poco molestos, debilitados; no sé qué habrá pasado con ellos porque, de repente, llegan y me dicen que el caso ya no lo pueden llevar. Les pregunto cuál es el motivo y me dicen que les debo 5 millones de pesos”.

Sin embargo, al poco tiempo, José Luis Hernández Guerrero fue citado nuevamente por los abogados, quienes lo exoneraron de su deuda, a cambio de la autorización para abandonar el caso. “No sé cómo perdonaron tanto de la noche a la mañana. Me comentan que nada más vamos a firmar un documento en el que dice que ya no van a llevar mi caso. Yo les dije, bueno, díganme, nada más, ¿cuál es el motivo?”.

¿Quién se benefició con el asesinato de la BMW?

“Guerrero Patiño, me dijo que el dejaba el caso, porque le había caído Hacienda y le había cobrado 10 millones de pesos (…); Gerardo Alcocer, me dijo que a él le habían quitado todo el trabajo que le daba el Gobierno del Estado y que su despacho estaba vacío por llevar mi caso. Alfonso Rodríguez, me comenta que su carrera política se deshizo por entrar al caso”.

—Entonces, si los primeros abogados y quien estuvo detrás de ellos no ganaron nada, ¿por qué dice que hubo quien ganó con este caso?

—Esa es la pregunta, ¿quién se benefició con el asesinato de la BMW? Los abogados se quedaron como el perro de las dos tortas; la familia de la víctima, sigue sin justicia; se dañó la imagen de la familia Ruiz y también la del gobierno panista.

Entonces, hay que preguntarnos ¿quién fue el que verdaderamente se benefició? ¿Quién ganó finalmente?

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