Cultura

La Bestia

Por Juan José Lara Ovando

Aunque el título pueda llevar a pensar que ahora trataremos una película de acción o de terror, no se trata de ninguna de ese estilo, aunque si pudiera ser de horror porque los sufrimientos que padecen los migrantes a su paso por nuestro país, con la intención de llegar a Estados Unidos, es como una pesadilla horrorosa de la que se quisiera despertar pero no se ha creado ninguna política para ello, es decir, no hay forma de despertar ni manera de dejar de padecer ese infierno.

La Bestia es como se conoce al tren del sureste del país, en cuyo recorrido conecta Tapachula con Veracruz, es decir, va de la frontera sur, hacia el centro. Su tránsito se convierte en la ruta de la migración centroamericana hacia la ciudad de México y es el medio utilizado para ello, porque no hay otra manera de cruzar el país para quien no tiene medios económicos que no sea el ferrocarril, al que se pueden subir por su paso lento y donde se pueden esconder por su gran volumen.

Posiblemente hoy se le llame La Bestia a todo ferrocarril que lleve migrantes en su interior y haga algún tramo hacia el norte, pero no es así, La Bestia es únicamente el tren que ya mencionamos, porque ése es el inhumano, el salvaje como lo indica su nombre, ningún otro tren es tan terrible como éste, en el que impera la persecución, el robo, la delincuencia, el asesinato, los accidentes; en síntesis la violencia y la muerte parecen ser su objetivo principal, ya que en él se concentran los centroamericanos, no hay otro. Después de haberse bajado de él, o sea, adelante de Veracruz, ya se toman diferentes trenes, sobre todo a partir de la ciudad de México, en el que las rutas se diversifican.

La Bestia es un documental mexicano, dirigida por Pedro Ultreras en el 2010, pero con una investigación que inició un año antes y con un tema que ya había trabajado previamente en su primer largometraje documental, Siete soles (08): la migración. En esta película cuenta la desgarradora historia que viven los inmigrantes indocumentados al intentar cruzar en manos de traficantes humanos a los Estados Unidos a través del desierto de Arizona. Los relatos y vivencias de personas que van viendo como sus compañeros de viaje (cuando no sus familiares) se van quedando abandonados, deshidratados en medio del desierto, porque no pueden continuar, le dan sentido al filme que recorrió el mundo exhibiéndose en festivales internacionales en los que el director se dio cuenta que la problemática de la migración es mundial, se da en todos lados con características y sufrimientos similares.

En La Bestia aborda nuevamente la problemática de la migración, pero a través de su tránsito, es decir, del proceso de transportación (y todo lo que conlleva) de los migrantes con la finalidad de llegar a su destino, aunque éste sea todavía lejano, sobre todo en La Bestia, no sólo por lo lento del avance, sino por todos los problemas a que da lugar abordarla. El contenido de la película es el sufrimiento, la desesperanza que van sintiendo los migrantes y el pavor de que se van llenando a medida que el tren arranca y los problemas se multiplican.

La Bestia es el desvanecimiento del sueño americano. En el momento de subirse a ella los migrantes se vuelven víctimas fáciles de cualquier tipo de abuso de autoridad, de delincuentes organizados en maras (pandillas asesinas) o incluso de narcos que andan a la caza de personas, ya para secuestrarlos (y cobrarle o extorsionar al pariente “gringo”) o ponerlos a trabajar, muchas veces usándolos como señuelo en actividades delictivas, en ocasiones hasta sicarios.

Los relatos de los migrantes son los de sus desgracias: cómo perdieron su pierna o su brazo al caer de La Bestia o cómo se quedaron varados por meses esperando que llegara el momento de continuar; cómo se han quedado en los albergues ayudando en lo que pueden pues ya mutilados de su cuerpo no quieren regresar derrotados a su tierra o cómo tienen que aventarse del tren andando para impedir ser golpeados o asesinados por pandilleros y delincuentes que les exigen dinero o cosas.

La parte saludable de la película es ver el apoyo que algunos pobladores les dan a su paso, brindándoles comida o espacio para comer y lavarse. Los albergues organizados para ello como el de Ixtepec, Oaxaca, dirigido por el padre Alfredo Solalinde, o del de Tapachula, Chiapas o el de Lechería, Estado de México, y muchos más, son la única esperanza para ellos, pues están abandonados totalmente y el Estado mexicano no ha generado ninguna ayuda ni protección para ellos.

¿Cómo se exige a los Estados Unidos, políticas para protección de migrantes, si en México, todas estas personas son explotadas y maltratadas, peor que los que se encuentran en Estados Unidos?

El apoyo de estos albergues es totalmente independiente y motivado en el sufrimiento y abandono en que los ven, además de que la mayoría de las personas que participa en ello, tiene a algún familiar migrante y espera que no le vaya tan mal y alguien los haya apoyado en su trayecto o en su destino.

La Bestia va más allá del trayecto del sur, logra filmar algunas historias de personas que continúan de la ciudad de México hacia la frontera norte. Observa la forma en que se van separando, ya sea porque van a atravesar por lados diferentes (Piedras Negras, Juárez o Tijuana) o porque tienen que esperar algún apoyo económico e indicaciones de un familiar que vive en Estados Unidos.

En realidad pocos logran pasar, algunos son entrevistados posteriormente, la mayoría de ellos en su tierra natal porque los han regresado, otros lo siguen intentando, ya sea en la frontera o reiniciarán el camino desde el principio, muchos más se quedaron en el camino y ni siquiera se sabe en dónde están o hayan quedado, sólo unos cuantos lograron su cometido.

Hondureños, salvadoreños, guatemaltecos y nicaragüenses son las procedencias de estos migrantes captados por la cámara de este periodista, fotógrafo y cineasta que logra con investigación profunda y mucha humanidad mostrarnos en un filme excelente el sufrimiento del tránsito migracional. No debe perderse esta película, puede conseguirla en formato DVD, porque un documental proyectado en salas comerciales difícilmente va a encontrarlo.

 

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