Cultura

Teatro para confrontar

Por: Andrea Capitanachi

Demetrius y la caducidad, es una obra que invita a la reflexión y confronta a todo el que se atreve a verla. La pieza está dirigida por José Luis Álvarez Hidalgo, catedrático de la Universidad Autónoma de Querétaro y se presenta en las instalaciones del Sindicato Único de Personal Académico de esa casa de estudios (Supauaq).

El académico, consideró que es necesario que se haga teatro para confrontar y reflexionar sobre el papel que tenemos como sujetos dentro del mundo y la sociedad.

Demetrius apela al nombre original. En español es Demetrio y  Demetrius es el griego original,  que tiene que ver con acercarse a la tragedia griega,  ya que es  la más grande creación dramática.

El personaje de Demetrius es un héroe trágico, como un Apolo que es sacrificado pero por los elementos de la actualidad, es decir: la explotación laboral,  la familia o que el personaje principal tenga una esposa que no lo comprende, un hijo que no es de él y lo  tiene que cuidar, todos estos elementos “carcomen” su vida, al punto de la destrucción. Literalmente.

“Creo que es un homenaje a la tragedia griega, porque desafortunadamente los seres humanos nos estamos convirtiendo en productos caducos”.

Álvarez Hidalgo, afirmó que existe una regla no escrita en teatro: cuando el público que asiste a la sala es un número superior a uno del elenco, se da la función. Si el  público es igual a la  cantidad de actores, se decide si se da o no función, es decir, “si son menos de ocho (en este caso), pues no damos función porque como dicen las marchantas: No sale”. Afortunadamente hemos tenido el doble”.

Demetrius y la caducidad se presenta en una sala pequeña; caben 30 personas, 25 en primera fila y otras cinco en segunda.

Esta primera temporada consta de veinte funciones, y están planeadas otras treinta, para el siguiente año para completar cincuenta funciones, como mínimo.

La obra fue escrita por Luis Enrique Gutiérrez Ortíz Monasterio (Legom), reconocido como uno de los mejores dramaturgos del  país. La parte más importante de su carrera como dramaturgo la ejerció en Querétaro y ha sido premiado internacionalmente en diferentes ocasiones; ganó el premio Juan Ruiz de Alarcón, el más importante de Iberoamérica; este premio se otorga a un dramaturgo y lo ganó el año pasado.  Con otra de sus obras ganó en el festival Internacional de Edimburgo.

Álvarez Hidalgo ha montado cuatro obras de su autoría; siempre con el humor corrosivo, negro, trasfondo trágico, y el  desenlace fatal que caracterizan sus obras.

La primera fue La Luna en el cuarto piso,  una adaptación de Macbeth de Shakespeare, pero a la mexicana, “una obra excelente. Una gran poesía coral, auditiva”, afirmó.

El muslo dorado de Pitágoras, fue una obra itinerante, tanto el escenario como el espacio cambiaban durante la obra. “Me los llevaba a diferentes salas, salones de clase, hasta en el estacionamientos”.

La siguiente fue Sólo un día de trabajo,  “los temas laborales en Legom son recurrentes, siempre apela a la dignidad del trabajador, a un salario digno, en contra de la explotación laboral, de los abusos del patrón”, enfatizó Álvarez Hidalgo. Esta obra fue montada en la escuela de laudería; en un túnel largo y el único elemento de escenografía era  un escritorio que se movía por todo el túnel.

Ahora, llegó el turno a Demetrius o la caducidad, montada en el SUPAUQ. De acuerdo con Álvarez Hidalgo, la obra “gusta” porque causa polémica, “pero ese es el chiste”,  que despierte alguna inquietud en el espectador y se salga con algo en la cabeza.

El académico y director teatral señaló que en  Querétaro se hace mucho teatro. El último censo reveló que existen 53 grupos teatrales en la capital, principalmente en el centro histórico que es donde se concentra todo.

“Muchos se quejaban de que mis obras no tienen escenografía  y es que ya no hace falta, el teatro moderno, el teatro contemporáneo ya trabaja en un espacio vacío”.

Consideró que lo que falta en Querétaro es experimentar con el lenguaje, trabajar con los elementos que el teatro minimalista  ofrece.

“El teatro de vanguardia, emplea los mínimos elementos para poder potenciar la acción dramática y el trabajo del actor, es decir, la célula madre del teatro.

Creo que eso falta en Querétaro propuestas de vanguardia,  las hay en el Museo de la Ciudad, ahí es el semillero de los creadores de vanguardia, pero somos los que menos público tenemos  a veces las obras suelen ser tan arriesgadas que la gente que no se atreve a verlas”, expresó.

Finalmente, señaló que Querétaro necesita  crecer cualitativamente en relación con el teatro que se hace, cambiar el pensamiento de ir al teatro simplemente a divertirse.

“El punto es salir a divertirse, pero al mismo tiempo es importante ver teatro que confronte, un teatro que haga reflexionar sobre el papel que se tiene en el mundo y en la sociedad”, sentenció.

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