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El ideario del EZLN en la ‘Cuarta Declaración de la Selva Lacandona’

Si se compara con la sexta, de 2005, que resultó incomprensible en muchos sentidos, la cuarta podría ser considerada una obra maestra —lo digo sin ironías— de filosofía política contemporánea, en la lógica de las corrientes ideológicas que yo llamaría neoanarquistas

De las seis Declaraciones de la Selva Lacandona emitidas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), para mí la cuarta (leída en Oventic, Chiapas por la mayor Ana María el 31 de diciembre de 1995 y publicada días después), es la síntesis más importante y clara del ideario del EZLN hasta ese momento. Fue un documento que, pese a errores comunes en el uso del lenguaje, es de una enorme riqueza conceptual. Si el autor fue Marcos, mi respeto, aunque no coincida del todo con el planteamiento.

Si se compara con la sexta, de 2005, que resultó incomprensible en muchos sentidos, la cuarta podría ser considerada una obra maestra —lo digo sin ironías— de filosofía política contemporánea, en la lógica de las corrientes ideológicas que yo llamaría neoanarquistas, que están de moda y que yo no las suscribo.

Vista ahora, a 23 años de distancia, es de destacarse la agudeza política del autor (más en su diagnóstico que en sus propuestas); por ejemplo, al señalar lo que cito a continuación, que igual podría haber sido escrito a principios de 2000, por ejemplo:

El Partido Acción Nacional, el más fiel aliado de Carlos Salinas de Gortari, empezó a mostrar sus posibilidades reales [sic] de relevar al Partido Revolucionario Institucional en la cumbre del poder político y a enseñar su vocación represiva, intolerante y reaccionaria. Quienes ven con esperanza el ascenso del neopanismo olvidan que el relevo de una dictadura [sic] no significa democracia, y aplauden la nueva inquisición que, con careta democrática, habrá de sancionar con golpes y moralina los últimos estertores de un país que fue asombro mundial y hoy es referencia de crónicas policiacas y escándalos”.

Escribí sic después de “posibilidades reales” pues todas las posibilidades son reales, por lo que no es necesario decirlo, y también después de “dictadura” pues el régimen mexicano dominado por el PRI no fue una dictadura, aunque sí autoritario, en ocasiones muy autoritario. Dictadura es una palabra muy fuerte, que no debe gastarse por el uso, pues sería como faltarle el respeto a las víctimas de las verdaderas dictaduras. Desde luego, soy consciente de que los términos políticos son relativos, pero no tanto como para vulgarizarlos.

O este otro párrafo en referencia al proyecto del sistema que igualmente pudo haberse escrito durante el gobierno de Peña Nieto: “Por un lado el proyecto de país que tiene el poder, un proyecto que implica la destrucción total de la nación mexicana; la negación de su historia; la entrega de su soberanía; la traición y el crimen como valores supremos; la hipocresía y el engaño como método de gobierno; la desestabilización y la inseguridad como programa nacional, y la represión y la intolerancia como plan de desarrollo. Este proyecto encuentra en el PRI su cara criminal y en el PAN su mascarada democrática”.

Y no menos importante, porque incluso fue tema de debate en el Foro Social Mundial de Porto Alegre y de otros lugares: “Los proyectos de oposición independiente tenemos una carencia que, hoy, se hace más decisiva: nos oponemos a un proyecto de país que implica su destrucción, pero carecemos de una propuesta de nueva nación, una propuesta de reconstrucción”.

Pero además de esta visión casi profética de la política mexicana y de lo que ha ocurrido, hay elementos que son dignos de ser recordados. El primero, que la idea del Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN) no descartaba que hubiera un movimiento más amplio, del cual podría formar parte el Frente o no, según las circunstancias. Cito: “Una nueva fuerza política que forme parte de un amplio movimiento opositor, el Movimiento para la Liberación Nacional, como lugar de acción política ciudadana donde confluyen otras fuerzas políticas de oposición independiente, espacio de encuentro de voluntades y coordinador de acciones unitarias”. Se aclaró, eso sí, que el FZLN sería “una nueva fuerza política con base en el EZLN.

Se aclaró, asimismo, que el EZLN ha sido y es “parte, y no el todo ni su vanguardia” en “el esfuerzo por la transición a la democracia”, y que el FZLN sería un espacio en el que quepan todos los que luchen “por la democracia, la libertad y la justicia para nosotros y nuestros hijos” y no quieran el poder ni desempeñar cargos de elección popular o puestos gubernamentales en cualquiera de sus niveles.

Para que no hubiera dudas, se afirmó que el Frente no sería un partido político y se enfatizó, una vez más, que no aspiraba al poder, sino que trataría “de incorporar esfuerzos organizativos no partidistas”, no para “la toma del poder político sino por la democracia de que el que mande, mande obedeciendo”.

Y en la Declaración se convocó a: “Aquellos ciudadanos sin partido, aquellas organizaciones sociales y políticas, aquellos comités civiles de diálogo, movimientos y grupos, todos los que no aspiren a la toma del poder y que suscriban esta Cuarta Declaración de la Selva Lacandona se comprometen a participar en el diálogo para acordar la estructura orgánica, el plan de acción y la declaración de principios del Frente Zapatista de Liberación Nacional.

Se dijo, al final, y también para que no hubiera dudas, que “en su tiempo y condiciones, el EZLN participará directamente en la formación del Frente Zapatista de Liberación Nacional” y, para el efecto, a principios de marzo de 1996, en el II Encuentro Nacional de Comités Civiles para el Diálogo Nacional, en Poza Rica, Veracruz, el ‘Subcomandante Marcos’ envió la lista de quienes formarían la Comisión Especial de Promoción del FZLN. Estos trabajarían junto con decenas de compañeros más, pero…

En septiembre de 1997, precisamente en la inauguración formal del FZLN en el salón Los Ángeles de la ciudad de México, Marcos explicó, en un documento enviado al acto, que lamentablemente el EZLN no formaría parte del Frente, que los zapatistas asistentes estaban como observadores y que la nueva organización de la sociedad sería paralela: una organización hermana del Ejército Zapatista pero separada de este.

Todo el esfuerzo que se hizo para el FZLN fue desdeñado por los dirigentes zapatistas, y la idea de un frente plural de la sociedad, con base en el EZLN, quedó en el aire. La propuesta de la sexta no tuvo nada que ver con la cuarta. La de 2005 fue un ataque directo y evidente a la candidatura del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y concretamente a López Obrador, como he demostrado en un extenso texto publicado en 2006 y ampliado en 2008: ‘México en vilo’ (Jorale/Orfila, 2006, segunda edición ampliada en 2008).

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