La lucha de la Escuela Normal del Estado
Por: Abelardo Rodríguez
El 8 de mayo de 1980, poco antes de entrar a la llamada “década perdida” o “podrida”, como decían los punk, de la caída estrepitosa del precio del petróleo, devaluación, crecimiento cero, pobreza y “guerra sucia”, en la que el Estado mexicano desapareció y asesinó a miles de opositores políticos, principalmente jóvenes, los estudiantes de la Escuela Normal del Estado de Querétaro hicieron una marcha en la que contaron con la participación de preparatorianos de la Universidad Autónoma de Querétaro, para hablar con el entonces Presidente de México José López Portillo (1976-1982), quien estaba de visita oficial en el estado, para exponer sus quejas por la deficiente educación que recibían y solicitarle su apoyo para mejorarla.
Sin embargo, cuando transitaban por la colonia Valle Alameda, fueron violentamente reprimidos, con garrotes y gases lacrimógenos por la policía estatal.
Con ello, el movimiento se extendió prácticamente a todas las escuelas de educación superior que había en ese entonces, como el Instituto Tecnológico Regional, la UAQ y el Instituto de Estudios Superiores de Monterrey.
Antes del 8 de mayo de 1980.
Para septiembre de 1979, los grupos de estudiantes que tomaban clase en la Escuela Normal eran de entre ochenta y cien. Los maestros, en la mayoría de los casos, no tenían preparación académica para impartir clases, no tenían camión para salir a hacer sus prácticas y la biblioteca no era mayor de un cubículo escolar.
Además, la directora, la maestra María Luisa Medina de Montes Collantes, llevaba once años en el cargo (1969-1980), y era diputada local, por lo que no asistía regularmente a su trabajo como directora. Tenía a sus hijos dando clases, sin ser competentes para ello y a hijas en diversos negocios como la cafetería de la escuela.
En las elecciones para renovar la Sociedad de Alumnos de 1979, se presentó una planilla llamada “Despertar Normalista”, que planteaba cambiar la precaria situación de su escuela.
La directora llegó a amenazarlos de que si no ganaban las elecciones los iba a expulsar. Sin embargo, ganaron y así se inició la lucha por mejorar las condiciones educativas, políticas y materiales de la Normal, pues entre sus demandas estaba la destitución de la directora del plantel.
Los estudiantes realizaron marchas, llegando a tomar la sede del Gobierno del Estado, que en ese momento se encontraba en la esquina de las calles de Madero y Ocampo, en donde actualmente está el Archivo Histórico de Querétaro.
Sin embargo, el Gobernador Rafael Camacho Guzmán (1979-1985) no los recibió. Camacho Guzmán, político muy cercano al líder de la Confederación de Trabajadores de México, CTM, Fidel Velázquez, ejerció mano dura contra la disidencia obrera en el estado.
Ejemplo de esto fue el del activista obrero Arnulfo Córdova Lustre, militante del Partido Comunista Mexicano, asesinado en 1981, por policías judiciales de San Juan del Río, que nunca fueron detenidos.
Córdova Lustre fue el primer queretano en formar parte de la lista oficial de 482 desaparecidos y muertos en la llamada “guerra sucia” de los años setenta y ochenta. Camacho Guzmán, entre sus innumerables anécdotas de político clásico del autoritarismo mexicano, llegó a decir “que el único que hacía política en el estado, era él”.
Después del 8 de mayo
Los primeros resultados después de la feroz represión sufrida fueron, por un lado, la destitución de la Directora de la Normal y de la Procuradora General del Estado y seis mandos policiales.
Pero por otro lado, se selló la participación y apoyo de los padres de familia de los estudiantes normalistas en el movimiento, estableciéndose el “campamento de la Normal”, pues se tomaron las instalaciones de la escuela, y la participación masiva y más comprometida del estudiantado de la Universidad, particularmente con los de la Preparatoria Sur, y de Psicología e Ingeniería. Organizándose con ellos “brigadas de apoyo”, las cuales hacían mítines en mercados populares, en el transporte público y en otras escuelas.
El movimiento de la Normal obtuvo el apoyo del entonces rector de la UAQ, Mariano Palacios Alcocer (1979-1982), así como de estudiantes de Roque, Guanajuato, de la Normal Rural del Mexe, Hidalgo y de la Preparatoria Popular Tacuba, estas dos últimas ya desaparecidas.
Para septiembre de 1980, los principales dirigentes del movimiento, como José Dolores González Ortiz egresaron de la Normal, quedando al frente estudiantes muy jóvenes. Pese a esto, se formó un Consejo estudiantil democrático y se logró el nombramiento del profesor Armando Díaz Huerta como primer Director de la Normal democráticamente elegido.
De acuerdo con el testimonio de la maestra Rosa María Córdova Rodríguez, el movimiento también pertenece a los universitarios y a todos los estudiantes queretanos, pero también fue “secuestrado por la parte oficial”, particularmente por Mariano Palacios Alcocer, quien lo utilizó no sólo como trampolín político, sino también para fortalecerse, después de haber sido nombrado rector en un proceso empantanado en 1979.
Cumplió su papel como candidato del Gobierno, y también para reprimir dentro de la universidad a maestros que habían tenido activismo a favor de mejorar la educación y democratizar la vida universitaria y que habían aportado mucho al movimiento de la Normal.
El movimiento, dice Córdova Rodríguez, formó políticamente a toda una generación de maestros y de universitarios y con ello contribuyó a otras luchas y movimientos sociales y políticos y ayudó a acrecentar una conciencia democrática más profunda en Querétaro.
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