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Mal tiempo para el maíz queretano

La falta de agua y la infertilidad de la tierra generan un panorama de abandono del campo queretano

Por: Miguel Tierrafría

Amealco de Bonfil es el municipio que mayor producción de maíz tiene en el estado de Querétaro y diversas comunidades conservan la tradición de la siembra de este alimento, parte importante de la dieta de los mexicanos.

Sin embargo, factores atribuidos a la falta de agua, la infertilidad de la tierra, así como el desconocimiento de semillas transgénicas y maíces mejorados, generan que campesinos se encuentren ante un panorama de abandono del campo queretano.

 

El pasado, un lugar mejor

El tiempo de siembra ya comenzó para los campesinos. De acuerdo con su calendario de siembra, desde finales de marzo y principios de abril la semilla de maíz ya debe estar en el suelo para que de ahí surja la mazorca.

Al adentrarse en los caminos que hilan a las comunidades de Amealco, se encuentra una desviación hacia La Manzana, un camino empedrado que guía hacia el ejido. Parcelas se ven aradas listas para la siembra, otras ya lo están. Las casas de dicho ejido lucen aisladas unas de otras.

A las orillas del ejido, al llegar a la presa de El Capulín, se encuentra la casa de los hermanos Roque y Gregorio Valdez Maqueda, quienes se dedican a la siembra del maíz. A las afueras de su propiedad, las pequeñas matas del maíz ya florecen.

Comenzaron a charlar y afirmaron que la falta de humedad en la tierra, así como el viento y la sequía, generan que las cosechas se vean disminuidas.

Don Gregorio, el más grande de los hermanos, rememoró los tiempos en los cuales la lluvia y no los sistemas de riego era la vía para humedecer la tierra con el maíz ya sembrado.

“En aquellos tiempos ya era época casi de agua, como el mes de julio o agosto, que les nombramos nosotros que son meses ‘lluvidores’ (sic), entonces ya en este mes en aquellos años ya estaban los llanos y milpas bien mojados, bien verde el campo.

“Ahorita ya no, como dicen, los años ya cambiaron, ya no es igual que en aquellos tiempos, ya estaba el maíz de este tamaño y la yerba así, la que produce la tierra y la planta ya estaba así, entrando junio ya estaba espigando el maíz, jiloteando sin nada de abono, nada de fertilizante, nada de costo, el costo era nada más cultivarlo con la yunta y proteger la planta para que no se fuera a caer.”

“(La tierra) no jala muy bien”

Sentados en un tronco improvisado como banca, el ruido del campo hacía eco en las palabras de los dos hombres, las gallinas cacareaban por entre los campos y los perros ladraban a los desconocidos.

Sacudiéndose las manos del trabajo hasta ese momento, don Roque hizo referencia a la situación actual de la siembra de maíz, ya que ahora se tiene que emplear el sistema de riego, pero como es cara la infraestructura para conectar los pozos de agua a sus tierras, ellos y otros compañeros campesinos tienen sistemas de bordos en los cuales captan el agua de lluvia cuando se tiene la temporada.

“Del noventa para acá fue cuando digamos cambió el clima o sea que ya no llueve como llovía antes. Anteriormente contaba mi papá que en esos tiempos de él ya empezaba a llover en mayo, casi desde abril, finales de abril empezaba a llover, nada más que en esos tiempos no usaban riego sino sembraban a través de la lluvia, últimamente se hicieron grupos, organizaciones de socios para hacer bordos y atrancar el agua.

“Este año sembré como el 5 de abril más o menos, la mayoría de las personas siembran los últimos de marzo, del 15 de marzo en adelante, pero como son otras tierras, aquí la tierra es cascajo barrosa, por eso también no aguanta la humedad, no jala muy bien.”

Después de tomar algunas piedras del suelo, don Gregorio las lanzaba a una gallina que se acercaba, con una puntería tal que las tres que le aventó, fueron a dar al pequeño cuerpo del ave.

Él precisó cómo los fertilizantes se han convertido en insumo necesario para la siembra del maíz, sin los cuales ahora las mazorcas no crecen como en los tiempos añejos que recordaba entre palabras, suspiros y expresiones corporales.

“Los líderes (ejidales) agarraron un pedazo de tierra cuando se anduvo repartiendo en esos tiempos y ya algunos que se pusieron vivos agarraron aquí, otros agarraron más grande, otros más cercano, como ahí esa parte donde se ven las reforestaciones y los líderes de aquí de San José agarraron puro de riego ahí de la presa de El Capulín, hasta abajo en el plan de La Laguna a un lado de La Piedad.

“Entonces en aquellos tiempos vivían mucho de esas presas, las haciendas acaparaban mucha agua, entonces ahora últimamente ya no llueve, ya no acaparan agua, ya se queda mucha tierra sin sembrar y ahorita ya después de ahí se vino, se acostumbraron, cuando Banrural sacaba mucho crédito con el estado, con la República, había mucho dinero, mucho fertilizante.”

Don Gregorio relató cómo los ejidatarios antes acaparaban los bultos de fertilizantes: “Una vez fui por ahí, me mandó mi apacito (sic), ‘ve a dejar esta cooperación que nos piden allá’, ‘oiga señor comisariado regálame la mitad de ese bulto de abono’, ‘no’, dijo, ‘son de los ejidatarios’.

“Desperdiciaban mucho fertilizante y ahora es cuando está haciendo falta.”

 

“La cuestión está muy difícil”

El clima de Amealco de Bonfil es conocido por ser frío en diversas épocas del año.

Aquel día soplaba el viento y el sol bañaba las tierras de don Roque y don Gregorio, ya sembradas, en donde ya se asomaba el fruto de la tierra.

Una pequeña parcela basta para dar muestra de su producción. Al fondo de la propiedad está todo el rastrojo o abono orgánico que la cosecha del año pasado arrojó y que será utilizada para alimentar a la tierra, para mantenerla fértil.

Tras ver la cosecha pasada, don Roque aseveró que la producción del maíz se ha visto disminuida por el clima, el desinterés de las nuevas generaciones y los altos costos que requiere el proceso de producción.

“La cuestión del maíz es muy difícil. Digamos, se invierte mucho dinero y se recupera muy poco porque hay que pagar la maquinaria, y luego los peones para echar fertilizante, luego para la cosecha, pues sí es mucho trabajar, es por eso que ya los jóvenes de estos tiempos ya casi no le entran al campo.

“Como ahorita en estos tiempos va avanzando la tecnología ya es más fácil para ellos encontrar trabajo en las ciudades o en la carrera que ellos agarren, nosotros los que estamos con la tierra no podemos para más, ya aquí nos quedamos para mover la tierra, aquí es muy tardado porque sembramos en marzo. Bueno ahorita yo sembré en abril.

“Hasta octubre el maíz empieza a macizar la mazorca, ya que el clima es muy frío aquí, por eso es muy tardado que se levante la cosecha. Estos años han sido muy difíciles, ya van como tres o cuatro años desde el 2000 para acá, ya se notó el cambio de que ya no es como antes. El maíz muy barato y después de que se levanta la cosecha pues ya es muy baratísimo para vender, por eso a veces cuando se logra, pues sí se vende muy poco.

Don Gregorio recordó los días en que aún los hacendados de La Torre, cerca de La Manzana, empleaban a muchos trabajadores de la zona para todo tipo de actividades: peones, capataces, ordeñadores y eran acaparadores del agua que llegaba de los distintos arroyos que atravesaban las comunidades y servían para la siembra.

“Para sembrar el maíz entrando marzo ya venían las lluvias, entrando abril ya eran aguacerillos (sic), entrando mayo ya era más duro. En junio ya se cerraba el tiempo de agua pero la planta ahí iba sin nada de abono, nada de química, así sembraba uno el maíz y ahí iba para arriba, desde el maíz, haba, frijol, chícharo, cebada, trigo, entrando junio se sembraba el trigo, la cebada.

“Ahora mira cómo estamos en estos tiempos. Ahorita ya ni las presas ni los bordos que hicieron los últimos, ya nada de agua”.

Desconocimiento sobre el maíz transgénico en los campesinos: Maximino Pérez

Aunque no se tiene claro si en Querétaro el maíz transgénico –promovido por la empresa trasnacional Monsanto– ya se siembra en los campos, hay un desconocimiento sobre éste en los campesinos, advirtió Maximino Pérez García, integrante del Fondo Regional Indígena Unidos por el Progreso del Campo y ex diputado local por el PRI.

“En esa situación del maíz transgénico, todavía se tiene un desconocimiento, se tiene ya parte del conocimiento de que es una semilla que trae algunos problemas contra la salud, que trae el problema contra el ganado pues, y ya con todo eso los productores, se está tratando de informarse bien cuáles son los problemas que contrae esa semilla para poder evitar, tratar de proteger la semilla nativa, porque algunos expertos en la materia nos han informado que es una semilla que contamina el maíz nativo, mexicano.

“Lo que se está haciendo es de que se trata de proteger la semilla y por eso muchos de los productores están haciendo toda una investigación ante las universidades, ante los expertos que analizan estos productos.

“Pero sí de entrada se entiende que trae no solamente problema de contaminación sino problemas de venta, que la empresa está invadiendo los terrenos y por lo tanto ahí sí a toda la población indígena no nos gusta. Esta semilla que manejamos es una semilla libre que puede sembrar cualquier persona que tenga ese interés de reproducir, no tiene ningún peligro, ningún riesgo para ganados o consumo humano.”

Maximino Pérez, quien fue diputado local en la LIII Legislatura, planteó que este desconocimiento que se tiene sobre la semilla de maíz transgénico puede ser un factor detonante para que en un futuro las tierras puedan ser sembradas por este tipo de maíz modificado.

“Cuando no se tiene el conocimiento bien de que no se va perjudicar, pues por lo pronto no se permite, se ha estado notificando ante algunos representantes populares de que tiene se tiene que hacer algo, se tiene que proteger el maíz, nuestro maíz nativo, nuestro maíz criollo, porque insisto, es un grano que no perjudica, no tiene ningún riesgo a comparación del otro, tenemos información de que trae mucho riesgo para el consumo, pues por lo tanto es suficiente para que nosotros podamos no permitir que se cultive ese tipo de semilla.”

Finalmente, don Gregorio, al mostrar su maíz criollo, expresó que espera que las bondades del clima ayuden a que la tierra se vea beneficiada por las lluvias para obtener las mejores cosechas, como en los años pasados que recordaba, con el agua corriendo por los pequeños arroyos y presas que rodean las comunidades de esa parte de Amealco de Bonfil.

“Ahorita estamos lamentando cuándo nos lloverá, cuándo nos vendrá la voluntad del señor para que acabemos de sembrar.

“Faltan muchos hermanos de tierra cercana, nosotros como quiera tenemos un bordo que es de una sociedad y tenemos sembrado en la entrada, acá en la parcela que tengo aquí abajo por ahí están otros pedazos de lado de aquella reforestación que si no, no contamos con ninguna mata pero ahí estamos arriesgando, si no nos llueve pues se secará la planta con que lo vamos a regar, así es”, concluyó.

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