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Nuestro maíz, en peligro por los transgénicos

La transnacional Monsanto ha puesto en peligro al maíz mexicano; el Gobierno Federal no ha tomado una postura al respecto

Por: Miguel Tierrafría / Gabriela Lorena Roldán

El maíz criollo originario y mejorado por las diferentes culturas que han habitado Mesoamérica se ha visto amenazado por la tendencia del maíz transgénico, llamado “mejorado” porque es más resistente a las plagas, a los cambios de clima, etcétera, y es promovido principalmente por la empresa trasnacional Monsanto, que busca instalar hectáreas de este maíz en México.

Organizaciones civiles que defienden el maíz criollo se han manifestado en contra de la entrada de Monsanto, ya que la cuestión no sólo radica en que se siembre.

El maíz en su proceso de crecimiento tiene en la parte más alta de la mazorca la espiga, que rocía de polen al jilote en donde están los llamados “pelos de elote”, el polen fecunda los pelos de elote y forma el grano de maíz.

Al imponer siembra de maíz transgénico al lado de un sembradío de maíz criollo se provoca que con el viento, el polen del maíz transgénico viaje al criollo y se fecunden, lo que estimula que ese maíz ya no pertenezca al campesino sino a la empresa Monsanto por estar patentado.

Diversas reformas se han buscado para que Monsanto pueda tener libre acceso a hectáreas de tierra para sembrar este maíz.

Casos como el del estado de Tlaxcala, único en México, han logrado promulgar una ley en la que protegen al maíz criollo, principalmente al hacerlo notar como patrimonio de ese estado y al buscar que las mismas instituciones gubernamentales de la entidad promuevan al maíz criollo y no se permita la entrada de Monsanto.

Greenpeace lucha por que no entren maíces transgénicos

Juan Manuel Vera López, city coordinator del área de Recaudación de Fondos de Greenpeace Querétaro, señaló dos posturas sobre el tema: primero, que se busca que las empresas de alimentos indiquen en la información nutrimental que el producto que el consumidor adquiere contiene o no transgénicos; segundo, apoyar la lucha por la no entrada de los maíces transgénicos.

“Todo organismo que es transgénico está modificado genéticamente, no es cien por ciento natural (…) la postura que tenemos en la organización son dos posiciones: la primera es decirle a los consumidores que ellos deben exigirle a las empresas que realmente etiqueten sus productos.

“Si equis producto contiene transgénicos es obligación de esa empresa comunicarte a ti como consumidor que lo que estás ingiriendo o consumiendo contiene transgénicos y que tú decidas tres veces al día, que es desayuno, comida o cena, qué es lo que te quieres llevar a la boca, sin embargo las empresas no lo hacen porque el tema de transgénicos es como muy espinoso porque hay gente que está a favor, otra que está en contra.

“La otra posición que tenemos en Greenpeace, hay una empresa a nivel trasnacional que se llama Monsanto, que quiere hacer siembras de maíz transgénico en nuestro país, lo que buscamos en Greenpeace es que eso no pase.

“Queremos defender nuestro maíz a toda costa, que empresas como Monsanto no conviertan una agricultura sustentable, que es lo que hemos venido consumiendo todos los días a través de todos nuestros campesinos, y que no conviertan eso a una agricultura industrial, que impactaría a las comunidades campesinas, nuestra alimentación, no hay solución al hambre.

“Son muchos factores que vemos en contra de una empresa como Monsanto y le puede dar en la torre a todo nuestro campo mexicano a través de sus semillas transgénicas”, advirtió el integrante de Greenpeace desde octubre de 2009.

Manuel Vera aseguró que el tema de los transgénicos es un ‘volado’ por la cantidad de versiones a favor y en contra que se tienen sobre el tema, en donde no se sabe con exactitud si es perjudicial para el consumo humano o no.

Lo cierto es que existen países como Francia que prohibieron que se siembre maíz transgénico en sus tierras por no conocer los efectos secundarios que pueda generar el consumo del alimento genéticamente modificado.

En México, “estos plantíos se han desarrollado no de manera exponencial sino de manera representativa. Considero que menos de una hectárea es lo que se está generando en algunas zonas del país, lo que no queremos y estamos invitando al Presidente a que él pueda fijar su postura a través de este tema, que pueda decir ‘sí, voy con transgénicos’ o ‘no voy con transgénicos’.

“Si no va con transgénicos, que le ponga un alto a Monsanto y no permita que a nivel nacional se hagan pruebas experimentales de maíz porque obviamente eso impactaría al campo de nuestro país y nuestra alimentación.

“Es un volado el tema de los transgénicos, no se ha comprobado que sea bueno y también que pueda ser malo, pero mientras la moneda esté en el aire, es como si te dijera ‘aviéntate de la azotea y no sabemos qué te puede pasar: te puedes romper las rodillas o igual sales ileso.

“La moneda está en el aire y queremos que se defienda esta parte”, finalizó.

Base alimenticia de México

En México el maíz representa la base alimenticia de la población. Desde tiempos prehispánicos, los indígenas que habitaban en la región mesoamericana comenzaron a domesticar este alimento. De ser un jilote del tamaño de un chile jalapeño, se ha convertido hasta lo que hoy se conoce: jilotes de hasta 30 centímetros.

El campesino indígena ha sido el mejor genetista, ya que ha aplicado una agricultura sostenible; en las cosechas escoge las más fuertes, las más grandes y extrae de ellas la semilla, que vuelve a sembrar y cosechar de ésta las más prominentes de nuevo: un círculo virtuoso que ha continuado incluso con la llegada de los españoles.

Incluso dentro de la mitología de los pueblos indígenas, el maíz ha simbolizado una parte importante dentro de su cosmovisión del mundo.

Lo ven como un producto de la Madre Tierra, a la cual cuidan como si fuera un ser vivo similar a ellos; lo que da la tierra es parte del tributo que se le rinde. En la actualidad, factores como las fases de la luna son determinantes para comenzar a echar rastrojo –abono– a la tierra, arar la misma y comenzar a sembrar.

La mezcla de mazorcas y diferentes razas de maíces ha originado una variedad en todo el país. Tan sólo en México se tienen contabilizadas 61 razas de maíz llamado criollo –por la mezcla misma de razas, así como se gestó el encuentro entre españoles, indígenas y esclavos de raza negra en tiempos coloniales–, de estas razas, se desprenden variedades que se encuentran en todo el país.

En Querétaro existen aproximadamente de cuatro a siete razas de maíz, en donde se da una forma de agricultura de temporal principalmente. Este alimento es el principal cultivo que se cosecha en el estado por encima del frijol, el sorgo y la avena.

Según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), en el estado de Querétaro hasta el 2011 fueron sembradas con maíz 110 mil 839 hectáreas, de las cuales 44 mil 644 se cosecharon, esto porque en ese año, la región del Bajío sufrió una sequía, por lo que la cosecha de maíz se vio retribuida a menos de la mitad.

En el caso del municipio de Querétaro, se tiene que nueve mil 155 hectáreas fueron sembradas, de las cuales solamente mil cien pudieron ser cosechadas.

Desde 2002 hasta los últimos datos arrojados por la Sagarpa –2011–, hay un promedio de cien mil hectáreas sembradas con una misma igualdad de superficie cosechada, lo que provoca que se mantenga la constancia en la producción de maíz.

Con datos hasta el 2011, Amealco de Bonfil y San Juan del Río se presentan como los municipios con mayor superficie cosechada, con 18 mil 879 hectáreas de maíz, cifra que representa el 43 por ciento de las cosechas de maíz en el estado.

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