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Y la victoria se vistió de azul

Desde la noche del domingo, panistas realizaban un pequeño festejo previo a los resultados definitivos. La celebración continúo hasta el día siguiente

Por: Aurora Vizcaíno Ruiz

Dos de la madrugada. Lunes 8 de junio. No dejaban dormir a los indigentes que pernoctan en los portales de Plaza de Armas. Ni un alma transcurría en dicho lugar una hora antes, salvo que estuvieran dentro de la pulquería Manceba, en donde la ley seca ya era letra muerta.

Camionetas y coches pitaban en una hilera que bajaba por la calle 5 de Mayo hacia Plaza de Armas. Setenta personas portaban playeras, mandiles y banderas de Francisco Domínguez. Tamborazos, claxonazos, gritoneos. La celebración había comenzado.

Dos botargas de pitufos panistas -una pitufina y un pitufo- aparecieron entre el tumulto de gente. Eran alrededor de la 1:30 de la mañana del lunes ocho y Francisco Domínguez, junto con su familia, había hecho su aparición estelar.

Más tamborazos, claxonazos y vítores recibieron al ganador de la contienda por la gubernatura. Madres, ancianos y niños se reunían ahí.

Festejo puro, no se puede decir más, salvo que el festejo madrugador tuvo como ingredientes fuegos pirotécnicos, múltiples explosiones que decoraban al oscuro cielo frente al Palacio de Gobierno estatal.

Los indigentes se mantenían inmóviles, no se inmutaron por festejar.

El primer festejo, ‘cocinado’ desde el búnker horas antes, transcurría. 17 horas después, hubo una segunda celebración, en compañía de Marcos Aguilar Vega, otros candidatos y cientos de seguidores.

 

«Ya llegó, ya está aquí»…

Los militantes del Partido Acción Nacional (PAN) fueron citados en el Hotel Casa Inn, búnker del candidato Francisco Domínguez. 6 p.m. En las afueras de la ciudad, en un sitio que comparte las mismas periferias que el Querétaro Teatro Metropolitano (QTM) y la Procuraduría General de Justicia (PGJ); ahí se entremezclaban rostros de emoción y nerviosismo.

Personajes de caras azules como sus camisas y vestidos se encontraban expectantes, nerviosos y emocionados.

Los micrófonos y cámaras estaban listos en una media luna dispuesta alrededor de un púlpito. Reporteros y adherentes aprovechaban el silencio de los exteriores para fumar y de la incertidumbre llegó el caos.

Eran los últimos momentos que le restaban al día de la «fiesta de la democracia» y los avances del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) indicaban que el PAN llevaba la delantera.

Sorpresivamente, se abrieron las puertas y, detrás, se encontraba una hilera de líderes albiazules que presumía la victoria de su partido: Margarita Zavala Gómez del Campo, ex presidenta del Sistema Nacional DIF, Ricardo Anaya Cortés, Francisco Domínguez Servién, José Luis Báez Guerrero, Marcos Aguilar Vega, Mauricio Kuri González y Alejandro Cano Alcalá –líder del partido en la capital-.

Una voz profunda y gruesa hizo el llamado para que se acercaran. La presentación se tornó en un espectáculo de empujones entre adherentes panistas y prensa por sobrevivir a los muros movedizos y acercarse.

Papelitos de colores en el aire. Euforia. Tripiés gigantes… ¡Hasta un baile concedieron los líderes azules! En un ritmo muy parecido al «baile de la pelusa», el auditorio cantaba «Ya llegó, ya está aquí, el que va a sacar al PRI».

El primero en hablar fue Anaya Cortés, cuyo discurso versó respecto al robo de la casa de Domínguez Servién y la crítica hacia el partido priista. El exdirigente nacional del PAN, a través de gritos como «¡Viva!» y «¡No pasarán!», se alegró.

Después, todos los demás discursos exacerbaron la emoción que sentían los candidatos por haber ganado. Cientos de ojos capturaban el momento a través de sus celulares y tabletas. Francisco Domínguez Servién advirtió que se haría un festejo público en Plaza de Armas.

 

“Seré el primer gobernador callejero”

La tarde del lunes 8, entre vítores de “¡Sí se pudo!” fueron recibidos Francisco Domínguez Servién y Marcos Aguilar Vega, ganadores de la gubernatura y la alcaldía de la capital, respectivamente.

El mandatario estatal, José Calzada Rovirosa, ya había reconocido la victoria del panista.

Francisco Domínguez Servién recalcó en sus festejos que será el “primer gobernador callejero” porque recorrerá todo Querétaro y que se inclinará hacia los sectores menos favorecidos. Compartía escenario con ganadores de Ayuntamientos y diputaciones federales, y la sonrisa no se le quitaba del rostro.

En los alrededores, los indigentes preparaban sus camas improvisadas para poder dormir ese lunes. La madrugada anterior, les había interrumpido el sueño.

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