La ley de Lidia Poët: una mirada desde el género

El 8 de marzo es un día para reflexionar sobre el lugar que, históricamente, hemos ocupado las mujeres, así como las luchas que, a lo largo del tiempo, hemos tenido que dar para cambiar las ideas, las prácticas y las leyes que nos rigen para tener un mundo más igualitario. En esa línea, comparto ahora con los y las lectoras, mis apreciaciones sobre un filme recientemente estrenado.
La ley de Lidia Poët es una miniserie en seis capítulos que el 15 de febrero lanzó Netflix. Como muchas otras series y películas de manufactura reciente, ha colocado como su protagonista a una mujer, en este caso, la primera abogada italiana. La trama, se ha construido sobre hechos de la vida real, aunque, claro está, se han añadido algunas pinceladas de ficción para hacerla más atractiva, sin embargo, la esencia persiste.
Lidia Poët nació en 1855 y murió en 1949. Obtuvo su título como abogada en la Universidad de Turín en 1881 y logró su admisión a la Orden de Abogados de Turín en 1883, sin embargo, su carrera se vio obstaculizada por las ideas que imperaban sobre las mujeres, sus capacidades y los lugares que socialmente les habían sido asignados dentro del orden social, lo que supuso su inhabilitación para ejercer la abogacía.
La serie es destacable no sólo por la historia que recupera, que podemos ubicar dentro de la Historia de las Mujeres con perspectiva de género, sino también por su manufactura: una excelente ambientación de época, tanto en el vestuario como en el ambiente doméstico y cultural (como cuando alude a los movimientos anarquistas que estaban en auge, o al espiritismo como una creencia de ciertos grupos de élite), así como las actuaciones de sus protagonistas, especialmente Matilda de Angelis, quien da vida a la protagonista.
A lo largo de sus seis capítulos, Lidia, armada de determinación, ingenio, observación, espíritu crítico y conocimiento, no sólo de la ley, sino también de los avances que se estaban dando en la ciencia forense, va resolviendo una serie de casos de asesinato, lo que convierte a la historia en una serie policiaca al estilo de Enola Holmes (2020 y 2022).
Pero más que dar cuenta de este aspecto, nos interesa recuperar lo que, desde la perspectiva de género, propone este filme: contar las vicisitudes de una mujer que, en la segunda mitad del siglo XIX, tuvo que luchar por conseguir no sólo el reconocimiento de su capacidad para ejercer la abogacía, sino también para decidir por sí misma sobre su vida.
La historia de Poët, como la de muchas otras mujeres, se inserta dentro de un sistema sexo-género que, históricamente, ha asignado roles y espacios a varones y mujeres, así, por el solo hecho de nacer con sexo femenino, se establecía que debía recibir una educación que le permitiera desempeñar adecuadamente sus funciones como madre, esposa y ama de casa. Pensar en una educación formal y superior, era un sueño que muchas se afanaron en conseguir, pero aún y cuando algunas pudieron ir a la universidad y obtener un título, no podían ejercer. Las profesiones liberales, el cobrar por ejercer un trabajo intelectual, no eran algo que correspondiera a las mujeres. El mundo estaba hecho por hombres y para hombres. Ahí, las mujeres debían concretarse al destino que ya les estaba escrito: casarse, ser madres, adornar los espacios de sociabilidad, en fin, lo doméstico.
Pero dado que hubo algunas mujeres que desafiaron ese mandato, su insubordinación generó profundos debates. Cuando a Lidia se le prohibió ejercer su carrera, e incluso pararse en un tribunal, el argumento se sustentó en la incapacidad intelectual que se asumía como propia de las mujeres. Esta decisión movilizó luego a un grupo de mujeres para exigir no sólo el acceso a la educación superior y al ejercicio de una profesión, sino también, a ocupar cargos públicos dentro de la administración.
A lo largo del filme, vemos escenas que, con las gafas violeta, nos permiten ver la persistencia en el tiempo de estereotipos y roles: cuando Poët visita a uno de sus clientes en la cárcel, tiene que mostrar su título, el cual, le dice al guardia, está muy desgastado porque constantemente tiene que mostrarlo; en otra escena, mientras discute con el fiscal, alude a nuevas técnicas desarrolladas en la práctica forense, como el registro de huellas dactilares o el uso de una máquina para detectar mentiras, pero ante la ignorancia del varón, que es evidente, lo que viene no es el reconocimiento, sino todo lo contrario, el cuestionar el saber de la mujer y tildar sus propuestas de locura. Lo mismo ocurre en otro pasaje cuando propone una explicación coherente del porqué de un asesinato: su contraparte masculina señala la prolijidad de su imaginación, aduciendo con ello que lo que ha dicho no es real, sino producto de una fantasía desbordada, que es, decían los varones, típica en las mujeres. O esas otras escenas donde la vemos en los tribunales o en la universidad, rodeada de varones molestos porque una mujer invade sus espacios, indicándole expresamente que se retire, que ese no es su lugar.
Poët, en su lucha por obtener el reconocimiento como abogada, cosa que alcanzó hasta los 65 años (Wikipedia, 2023), se convirtió en una feminista, activista, luchadora por los derechos de las mujeres a la educación superior, al ejercicio de una profesión, a la fama pública y al derecho a decidir sobre sí: su sexualidad, el matrimonio, la maternidad, el libre desplazamiento, etc., encarnando en su vida y sus acciones, el ejemplo de resistencia y persistencia.
Vale la pena ver la miniserie, no sólo por la trama policiaca que atraviesa cada uno de los capítulos y que atrapa a los espectadores, sino también por las reflexiones que nos permite en torno a la educación de las mujeres, las múltiples formas de violencia que hemos padecido, los encierros (como presas, locas, putas o amas de casa) que padecen las otras mujeres de la historia, el amor, la sexualidad, etc.
Lidia Poët es una de esas mujeres que hay que recuperar para convertirla en un ejemplo a seguir.
Ficha técnica:
Título original: La legge di Lidia Poët
Año de producción: 2023
País: Italia
Guión: Elisa Dondi, Daniela Gambaro, Guido Iuculano, Davide Orsini, Paolo Piccirillo
Fotografía: Vladan Radovic, Francesco Scazzosi
Productora: Groenlandia
Distribuidora: Netflix
Referencias:
Lidia Poët, recuperada de https://en.wikipedia.org/wiki/Lidia_Po%C3%ABt