Los avances científicos que nacen de manos femeninas
«Cuando vienen la primera vez me ven muy recia, y se espantan. Pero me terminan queriendo.»
Laura ríe al hablar un poco de sus casi once años de arduo trabajo en el almacén de reactivos y materiales de la Facultad de Química de la UAQ. Ella, al igual que miles de mujeres, forma parte de la parte no tan «visible» de las ciencias. El camino de muchos químicos fue labrado con la ayuda de mujeres que han dedicado su vida al servicio de la educación y el avance científico.
Menciona con mucha emoción que ha visto pasar desde su mostrador a actuales profesores y doctores, quienes le reconocen su labor, su apoyo, y le guardan un gran cariño. Habla con un amor casi familiar, siempre en plural, con respeto a las y los alumnos, a quienes ya han pasado y a quienes vendrán.
«Ahora con las redes sociales me llegan invitaciones de algún alumno del pasado. Y siento bonito, porque una piensa que te vuelven a contactar porque te tienen mucho cariño». Puedo notar que Laura tiene pequeñas lágrimas, sin embargo, no sé si son de felicidad, de nostalgia o de emoción.
Comenta sobre el respeto que le tiene a las sustancias químicas. «No puedo dormirme, dejarlos a un lado. Porque perdería el respeto por ellos y es cuando más accidentes suceden.» mientras agrega un poco de las certificaciones de su almacén; primeros auxilios, control de calidad, etc.
«Cuando certifican a una licenciatura nos certifican a nosotros, y (los primeros auxilios) son cosas que podemos usar con nuestros hijos, con la familia.»
Llega un alumno a entregar material, el cual Laura revisa entre risas, comentando que está algo nerviosa. Y es ahí, cuando nace esta fotografía.
«Pues sí, sí me gusta. Aquí es como una tiendita.» finaliza con una sonrisa mientras se desenvuelve tan fluida detrás de su mostrador.
