Carnaval
Hay grupos en cuyos nombres se advierten deseos de resucitar pasados que deben estar bien enterrados: Movimiento Imperialista y Unión Nacional Sinarquista. Hasta se apuntó Querétaro Independiente, que apenas superó el mínimo de votación para tener un diputado
Partido de la Verdad, Partido de la Nueva Era, Partido Todos Somos Uno. Son tres de los 106 grupos que formalmente han iniciado el proceso de constitución como partidos políticos nacionales. Más que pluralidad, lo que estos nombres revelan es la idea que muchos tienen de la vida pública como un carnaval. Entre las ínfulas épicas y la nadería como contenido. Hoy lo voy a abrumar, la democracia le agradecerá su paciencia.
Mexicanos Frente a la Historia, se llama uno. Frente Anticapitalista de los Trabajadores, se llama otro. Hay grupos en cuyos nombres se advierten deseos de resucitar pasados que deben estar bien enterrados: Movimiento Imperialista y Unión Nacional Sinarquista, por ejemplo. En el otro extremo, los hay que nada tienen de nacionales y parecen vestir trajes típicos: Mejorando Oaxaca, Pacto Tabasco, Cruzada Ciudadana de Nuevo León. Bueno, figúrese usted, hasta se apuntó Querétaro Independiente, que apenas superó el mínimo de votación para tener un diputado local y ya quiere hacer campaña en las fronteras.
Los hay que más bien podrían estar peleando la mesa directiva de un mercado de abastos o de un grupo de inquilinos. En la lista de los 106 partidos hay una cosa que se llama: “Vecinos Unidos de San Mateo Xoloc de Servicios Variables al Servicio de la Comunidad, Tepotzotlán, Estado de México”, (es en serio, así se llama), y cree tener alas de partido nacional. Un verdadero carnaval. No tienen ni idea. ¿A quién le están tomando el pelo?
Esto es el surrealismo. Hay uno que se llama Trazabilidad y Comercio de Productos Frescos. Parecen auténticas bromas. Está otro que se hace llamar Organización Ciudadana Diferente. También hay partidos cuyos nombres apuntan más al de una secta: Coalición Amplia de Bases de la Izquierda Organizada o Movimiento para la Libertad Nacional y el Socialismo. Otros, que parecen un club de huérfanos, como el Partido del Pueblo Republicano Colosista, que le sigue llorando a Luis Donaldo Colosio. Hay uno que se firma como Partido para el Bienestar de los Paisanos. Otros parecen ingenuidades que no encienden ni un cigarro, oiga usted: Reconciliándonos México Renace, Plus Pacto por la Libertad y la Unidad Social o uno que se denomina Verdadera Alternativa para Mejorar y Organizar a la Sociedad.
Hoy que en el país existen siete partidos políticos con registro nacional, y sin que esto implique negar la importancia de los espacios de representación de la diversidad nacional, es pertinente preguntarnos si el país necesita más partidos, y de esta calaña. En los últimos 25 años han ido a parar al panteón político 18 partidos que poco o nada aportaron. Algunos incluso han muerto dos veces. Por eso, hay que preguntarnos si tienen algo qué ofrecer grupos que han sido reiteradamente reprobados por el electorado, como el que hoy impulsan los Calderón o los que están formando Gabriel Quadri o la familia de Elba Esther Gordillo.
En fin, llamarse Vamos Juntos, Somos México, México Blanco o Tres por México, parecería relajo de estudiantes de secundaria, si no fuera porque aspiran a una tajada de los 5 mil millones de pesos que se repartirán entre los partidos este año. Llamarse Democracia Real, Fuerza Redmx o Fomento del Sentido Común para el Desarrollo o adoptar por nombre el nombre impronunciable de un personaje nacido en Alemania que no tiene biografía en español ni en Wikipedia, de plano ya no sabe uno si reír o llorar. Por pitorreos como estos mucha gente no toma en serio la política.