La elección de 1979, antesala de una democracia universitaria

En junio de 1979, con la intención de democratizar el proceso de elección para la rectoría, organismos estudiantiles como el Consejo Estudiantil Democrático Universitario de Querétaro (CEDUQ) y el Consejo Estudiantil del Instituto de Bellas Artes (CEIBA) -en claro enfrentamiento con la FEUQ y sus sociedades de alumnos- y los sindicatos de docentes y trabajadores SUPAUAQ, STEUAQ y STEAUAQ presentaron “un mecanismo que regulara el proceso”. Del mismo modo, el rector Enrique Rabell Fernández propuso otro mecanismo. Ambas fueron sometidas a votación del H. Consejo Universitario, ganando por amplia mayoría la presentada por estudiantes, profesores y trabajadores.
Para darle continuidad a la iniciativa aprobada se formó una Comisión Organizadora para las elecciones de rector, integrada por el C.P. Víctor Manuel Meza Sepúlveda, Mtra. Dolores Cabrera Muñoz, Lic. Adalberto Rangel Ruiz de la Peña, Juan Alfonso Juárez Mendoza, Arturo Gómez Martínez, Miguel Ángel Escamilla Santana, Guillermo Arturo Díaz de León Piña, Mauro Betancourt Chávez, J. Jesús Rodríguez Hernández, Lic. Eduardo Sánchez Vélez, Sr. Antonio Ayón Rodríguez y Sr. Alfredo Panini Rodríguez, quienes compartieron una “convocatoria” donde indicaba los puntos para registrarse como candidato a la Rectoría, obligaba a los candidatos a exponer sus proyectos u planteamientos ante una asamblea general universitaria y en asambleas seccionales en donde tendrían que abordar las distintas problemáticas actuales de la Universidad (por ejemplo, “Superación de los problemas del proceso de enseñanza-aprendizaje”, “Los movimientos estudiantiles y su repercusión social”, “Popularización de la educación”, “La investigación científica y artística”, “Reestructuración académico-administrativa”, “Postura y actitud ante el sindicalismo universitario”, “Respecto a la autonomía universitaria”, etc.). El 28 de junio se efectuó la Asamblea General Universitaria a la que se presentaron dos candidatos, el Q.F.B. Guillermo Herbert Pérez y el Lic. Mariano Amaya Serrano, entonces secretario general (en principio el Dr. Rabell Fernández también se había registrado, pero no se presentó al sorteo para elegir el orden de exposición para presentar su plan de trabajo, ya que, según, su administración era su carta de presentación y plan de trabajo). Posteriormente se realizaron nueve asambleas seccionales en siete Facultades y Escuelas y en dos sindicatos.
Sin duda, fue un gran paso para democratizar a la UAQ, aunque algunos de los puntos fueron mal logrados. Incluso, en la sesión extraordinaria del H. Consejo Universitario del 5 de octubre, convocada para elegir al rector, varios consejeros que meses atrás habían aprobado el mecanismo para regular la elección y las responsabilidades de la Comisión Organizadora, ahora cuestionaban la medida, su legalidad, validez y atribuciones, entre ellos el propio rector, quien, sin haberse presentado en la Asamblea General Universitaria sí se presentó en la seccional del Instituto de Bellas Artes -incumpliendo lo establecido en la convocatoria aprobada por el Consejo Universitario, a la que ahora no le atribuía ningún “efecto legal”-, en la que no estuvo presente ningún representante de la Comisión Organizadora. Y sin haber participado en el proceso pretendió desconocer el trabajo de la Comisión y postularse para una reelección, sosteniendo que no se había presentado en la Asamblea General debido a que el grupo organizador -a cargo del consejero maestro de Psicología Mauro Betancourt- “se manifestaba ya a favor de un candidato”, el Lic. Amaya Serrano. En una postura que numerosos consejeros cuestionaron, en un ambiente acalorado con gritos y chiflidos de los asistentes, Rabell Fernández llevó la batuta para votar si se aprobaba o no el informe de la Comisión Organizadora. De rechazarse, abría la puerta a la candidatura del propio Rabell. Entonces, 23 votaron para rechazar el informe y 17 para aprobarlo, con lo que se echó abajo el intento de proceso democrático de poco más de tres meses. Los que rechazaron el informe, y de paso a la Comisión, señalaron que los integrantes de la Comisión no asistieron a todas las asambleas seccionales, por lo que su informe estaba incompleto. En respuesta, la Comisión explicó que su inasistencia se había debido a que las personas encargadas de organizar cada seccional no les avisaban cuándo y dónde iban a realizarse.
Entonces, de dos candidatos de pronto se pasó a cuatro. El consejero maestro de Medicina Víctor Manuel Calderón Calderón propuso al Dr. Rabell Fernández; Antonio Rivera Casas al Lic. Braulio Guerra Malo; el Lic. Eduardo Sánchez Vélez al Lic. Amaya Serrano; y el Quim. José Luis Muñoz Licea al Q.F.B. Herbert Pérez. El problema ahora, era que varios de los consejeros habían hecho asambleas con estudiantes y docentes, debatiendo y eligiendo su voto entre dos candidatos, no entre cuatro. La discusión se prolongó. Consultar o no -y cómo si la respuesta era sí-, a las bases de docentes y estudiantes; la legalidad de las candidaturas de Rabell y Amaya (el primero por trabajar en el Hospital General y el segundo por ser exsacerdote), fue el centro del debate. El consejero alumno de Psicología e integrante del CEDUQ Fidel Soto González, viendo el escenario, manifestó “debemos tomar en cuenta que si creamos un conflicto para que no quede ninguno de los dos va a entrar el Estado a dividirnos más y a imponernos otro rector”.1
Eventualmente, se procedió a la votación: 17 consejeros votaron por Amaya Serrano, entre ellos los de Psicología, Ingeniería y Bachilleres; 15 por Rabell Fernández, con respaldo de los de Derecho y Medicina; 7 por Herbert Pérez, de Química y Contabilidad; y una abstención de un consejero alumno de Idiomas. El representante del gobierno del estado aún tenía derecho a voto, por lo que habría 41 votos a tomar en cuenta, pero de antemano se avisó que él no se presentaría a votar. Al no haber mayoría, el Consejo convocó para otra sesión ese mismo día en la tarde.
Al iniciar la sesión de la tarde, Rabell Fernández pidió que los que habían votado por él ya no lo hicieran “para que de esta manera podamos encontrar fácilmente una solución que nos permita tener Rector en un plazo breve”, alegando que “yo no me inscribí, me inscribieron” como candidato. El Lic. Eduardo Sánchez Vélez, expresó ante la división imperante: “estamos dejando abierta la puerta para que intervenga el Estado, y que el Estado manifieste y considere que los universitarios, en su oportunidad, no fueron capaces de resolver el problema de la elección de Rector y en esas condiciones tener la mano adentro y señalar un candidato interino o externo, pero a fin de cuentas un candidato del Estado”. Nuevamente se cuestionó la representatividad del voto de los consejeros. Por ejemplo, aquellos que en la mañana habían votado por Rabell, ¿por quién lo harían ahora? ¿Con base en qué criterio? ¿Sólo el personal? En un lapso de seis horas, es claro que ninguno pudo consultar con sus bases. Con ese cuestionamiento, se votó sobre si era prudente votar en ese momento o posponer la votación por unos días. Entonces, 24 votaron porque se votase de una vez y 16 por posponerla. También se votó sobre si dar o no un receso de 15 minutos; 30 votaron que no. Otra vez los cuatro candidatos en contienda, pero ahora, Herbert Pérez pasó a tener 22 votos y Amaya Serrano bajó a 16. Hubo dos abstenciones y Guerra Malo no obtuvo votos. Nadie tuvo la mayoría, por lo que se convocó a otra sesión para el 9 de octubre.2
La fecha acordada llegó y ahora fue el Lic. Amaya Serrano quien solicitó abstenerse de votar por él a quienes lo habían apoyado en el proceso. Pero, cuando todo parecía señalar a Herbert Pérez como el virtual rector, las votaciones tampoco le dieron la mayoría. Debido a que sólo 24 votaron por Herbert, quedando a dos votos de la mayoría, ante las 15 abstenciones y una ausencia de una consejera estudiantil. Se convocó para otra sesión el 15 de octubre.3
El Aula forense continuó siendo el sitio de reunión, donde los asistentes se encargaron de chiflar a las y los consejeros que no eran de su simpatía, por lo que el rector tuvo que poner orden, ante la posibilidad de llevar la reunión a puerta cerrada. Estudiantes ventilaron sus divisiones en Ingeniería (en las asambleas, a veces se optaba por apoyar a Amaya y en otras a Herbert), en Idiomas (escuela en la que los consejeros nunca consultaron a las bases) y en Enfermería (donde cientos de alumnas manifestaban su apoyo a Amaya, pero las consejeras, tras haber consultado a pocos grupos, sostenían su apoyo a Rabell, quien les pidió que se abstuvieran de votar por él). Los resultados de la votación fueron: 16 votos para Herbert Pérez, 13 para Amaya Serrano y 11 abstenciones. Para salir de la situación, Rabell Fernández proponía hacer un referéndum entre toda la comunidad universitaria para elegir al nuevo rector. Para el Lic. Fernando Tapia Rivera de Psicología, lo ocurrido era un claro reflejo de las contradicciones internas que estaba viviendo la UAQ.4
El 22 de octubre, otra sesión inició para terminar a los veinte minutos, debido a que 21 consejeros compartieron una solicitud para posponer la elección en pro de una alternativa que presentarían próximamente. El rector concedió la prórroga; mientras, los consejeros de Psicología e Ingeniería, adheridos al CEDUQ, se deslindaron de una serie de pintas que habían aparecido en varias escuelas, “provocación” que tenía la intención de presentarlos como “radicales y sectarios”.5 Tras casi un mes de debates, votaciones y desgaste, el 23 de octubre surgió una tercera candidatura, la del director de la Escuela de Derecho y expresidente Municipal de Querétaro, el Lic. Mariano Palacios Alcocer, respaldada por el grupo de 20 consejeros arriba mencionado (21, contando a Palacios Alcocer). El 29 de octubre, en una asamblea de Psicología con más de doscientas personas, entre estudiantes y profesores, Palacios Alcocer se presentó a responder más de cuarenta preguntas “por el grupo que se considera más radical” de la UAQ, durante casi dos horas, con tal de “tender puentes” hacia la unidad.6
Finalmente, en la sesión del 6 de noviembre presentaron la candidatura de manera formal, con el respaldo de Derecho, Contabilidad, Ingeniería, Medicina, Enfermería e Idiomas. Los consejeros de Psicología, sin cerrarse a la propuesta, consideraron que esta contravenía al proceso de democratización, por lo que mantuvieron su voto por Amaya Serrano. El Lic. Adalberto Rangel Ruiz de la Peña, de Psicología, consideró que “en poco tiempo esta Universidad elegirá Rector por voto directo y secreto en forma universal, creemos que este tipo de proposiciones efectivamente busca la mayor participación de la base”. El Lic. Álvaro Arreola Valdez, de Bachilleres, coincidió, ellos no se sumarían “a esa mayoría, sin convicción”. Pero al final, el abogado de 27 años obtuvo 28 votos, frente a 9 de Amaya Serrano y 2 de Herbert Pérez. Palacios Alcocer se abstuvo de votar. Y la resolución, criticada por muchos pero aplaudida por más, llegó. El nuevo rector, con la excelente oratoria que siempre lo caracterizó, haría un llamado a olvidar diferencias y a trabajar por la Universidad.7
Expresó el nuevo rector para el periodo 1979-1982: “En esta tarde asumo el compromiso más trascendente de mi vida. Por voluntad mayoritaria del Consejo Universitario me enfrento a la difícil tarea de coordinar a nuestra Universidad. Todos los esfuerzos de democratización han sido válidos, todos los deseos de desarrollo auténticamente universitario son plausiblemente valiosos. Y, en esta tarde quiero hacer un público reconocimiento a nuestra Alma Máter, a la Universidad, por el grado de madurez que ha logrado imprimir en cada uno de sus miembros. Porque Universidad significa ante todo allanar las diferencias de los opuestos y encontrar aquello que nos identifica, es la Universidad por esencia y por definición unidad en la adversidad. Hoy volvemos aquí, respetando el veredicto de la mayoría, pero siendo también respetuosos con los criterios válidos de la minoría. Democracia es eso, voluntad de la mayoría y respeto irrestricto al derecho de las minorías. Qué importante que en esta ocasión la comunidad olvide diferencias, que pugne nuevamente por llegar al concepto de comunidad […] No hay revanchismos, no hay triunfalismos ni derrotismos, existe el deseo pleno de seguir adelante en la superación académica, en la democratización universitaria, en la buena marcha administrativa, teniendo como premisa básica la comunicación, el diálogo, la razón y la buena fe de todos los universitarios. […] Las viejas labores y tareas de la Universidad deben de ser superadas, no basta con la docencia, la investigación o la difusión de la cultura. Estamos ya en la época en la que la Universidad debe volver al pueblo, estamos ante el reto de cumplir ante todo con la función social de la Universidad. […] Dedico toda mi modesta capacidad, todo mi mejor esfuerzo, invito a los universitarios a que dejemos atrás las diferencias y las pasiones de la contienda electoral, a que, por los caminos de la razón, de la ley y del diálogo identifiquemos nuestros objetivos. Vemos que la Universidad debe seguir adelante, que hagamos cumplir con su espíritu y su lema y que nos esforcemos todos en que aquí se eduque en la verdad y en el honor”.
El texto es parte de una obra titulada “La sucesión”, el cual se publicará este año. Lo presentamos aquí con autorización de los autores

“Tendrán que registrarse los candidatos a Rector”. Diario de Querétaro, 15 de junio de 1979.

“Mariano Amaya Serrano y Guillermo Herbert Pérez, candidatos a Rector, dieron a conocer sus planes de trabajo a unas 400 personas que se congregaron ayer por la tarde frente al edificio de rectoría”. Foto de Medina. Diario de Querétaro, 29 de junio de 1979.

“En un aula forense abarrotada por cientos de universitarios que incluso invadían los pasillos, se efectuaron ayer las sesiones del Consejo Universitario”. Foto de Pfeiffer. Diario de Querétaro, 8 de octubre de 1979.

Pizarra con los resultados de la votación vespertina. Diario de Querétaro, 8 de octubre de 1979.

“Por quinta vez se intentó elegir rector de la UAQ, pero la sesión fue pospuesta a petición de 21 consejeros universitarios luego de que Enrique Rabell dio lectura al escrito respectivo”. Foto de Pfeiffer. Diario de Querétaro, 22 de octubre de 1979.

“Mariano Palacios, nuevo Rector de la UAQ”. Noticias, 7 de noviembre de 1979.
1 Acta del H. Consejo Universitario del 5 de octubre de 1979.
2 Acta del H. Consejo Universitario del 5 de octubre de 1979.
3 Acta del H. Consejo Universitario del 9 de octubre de 1979.
4 Acta del H. Consejo Universitario del 15 de octubre de 1979.
5 Acta del H. Consejo Universitario del 22 de octubre de 1979.
6 Noticias, 30 de octubre de 1979, “Respondió, en la Facultad de Psicología a más de 40 preguntas” por Sergio Arturo Venegas A.; 31 de octubre de 1979, “No habrá hoy reunión del Consejo Universitario; CEDUQ se reunió ayer”.
7Acta del H. Consejo Universitario del 6 de noviembre de 1979. Mariano Amaya Serrano, afirmó: “A trasmano lo sé, entre el Gobernador del estado y el obispo de Querétaro hubo un convenio para que yo no llegara a la Rectoría […] Hubo trampas. Por ejemplo, el que era en ese entonces presidente de la Federación Estudiantil [Jesús Rodríguez Hernández] secuestraba muchachitas que tenían comprometido el voto conmigo; se dio dinero a algunos estudiantes para que no votaren a mi favor. En la primera contienda me faltaron 5 votos”. El Nuevo Amanecer de Querétaro, 22 al 28 de junio de 1992. Camacho Guzmán contestó a dicha aseveración: “No, eso no hubiera ocurrido de ninguna manera porque nuestro pueblo fundamenta, nuestro pueblo y la sociedad y todo el mundo son católicos, mochos hipócritas, y eso no hubiera sido porque él es un renegado”. El Nuevo Amanecer de Querétaro, 31 de agosto al 6 de septiembre de 1992. En cambio, el entonces Gobernador afirmó: “varios integrantes de mi gabinete se encargaron de comprometer los votos de los miembros del Consejo Universitario. Yo hice lo que fue Mariano”. ¿Por qué no respaldó la reelección de Rabell Fernández? Posiblemente porque el rector manifestó, en enero de 1979, que la UAQ quería un gobernador universitario, no uno proveniente de la CTM y de fuera del estado, como Camacho Guzmán. Noticias, 21 de octubre de 1979, “Se remarca la división sobre sucesión rectora” por Salvador Rico; 24 de octubre de 1979, “Mariano Palacios, cuarto candidato a la rectoría” por Salvador Rico y Sergio Arturo Venegas; 29 de octubre de 1979, “Reto en la UAQ: equilibrio de corrientes ideológicas” por Sergio Arturo Venegas Alarcón.
8 Acta del H. Consejo Universitario del 6 de noviembre de 1979.