Bella Ciao

Las derechas, Brasil y el ejemplo de Trump

A las derechas les gusta hablar de democracia, pero sólo cuando los votos les favorecen, porque si no es así, tratan de subvertir el voto popular que no los favoreció o no los favoreció como ellas querían. Lo acabamos de ver, este año, en Perú y en Brasil y lo vimos en años recientes en Bolivia, en el mismo Brasil, en Venezuela. Pero lo hemos visto desde décadas atrás, no sólo en Centro y Sudamérica sino también en Europa, en Asia y en África.

La historia nos muestra la enorme cantidad de golpes de Estado, o intentos de golpe, que las derechas han dado después de perder procesos electorales. Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, República Dominicana. Y, en muchos casos, en más de una ocasión.

Las derechas son capaces de desatar una guerra civil con tal de revertir procesos electorales que nos les favorecieron, como sucedió en España, en 1936.

Lo acabamos de ver el pasado 8 de enero con la toma del Palacio Presidencial brasileño, el Congreso y la sede del Tribunal Supremo, en Brasilia. Hordas de ‘bolsonaristas’ (seguidores del anterior presidente Jair Bolsonaro) pretendieron asaltar dichas instituciones con el fin de revertir el triunfo en las urnas de Luis Ignacio Lula da Silva. Miles de radicales bolsonaristas tratando de subvertir la voluntad popular de más de 60 millones de personas que votaron por Lula.

Lo acabamos de ver en Perú en donde un puñado de legisladores destituyeron al presidente Pedro Castillo, legítimamente electo con casi 9 millones de votos.

Los bolsonaristas siguieron el ejemplo de los seguidores de Donald Trump que tomaron el Capitolio, en Washington, el 6 de enero de 2021, con el fin de tratar de impedir la asunción de la Presidencia por parte de Joe Biden.

En ambos casos, sin pruebas, tanto trumpistas como bolsonaristas, señalaron que había habido fraude electoral, algo para lo que no existen datos que puedan sustentar tal afirmación.

Pero la derecha también hace fraude cuando pierde las elecciones. Tal y como sucedió en nuestro país, con el fraude de los panistas, en las elecciones presidenciales de 2006, el fraude electoral más documentado de la historia, para imponer a Felipe Calderón en la Presidencia de la República.

A diferencia de Perú, en el caso de Brasil, hubo una gran cantidad de muestras de repudio por parte de la comunidad internacional. Desde el mismo Joe Biden hasta mandatarios europeos y latinoamericanos. La inmensa mayoría criticó acremente a las hordas derechistas brasileñas en su intento por revertir el orden democrático que tanto le ha costado construir al pueblo brasileño. No debemos olvidar que en 2016 fue destituida la presidenta legítima de Brasil, Dilma Rousseff, después de un impresionante acoso judicial y que también gracias a un acoso judicial, con acusaciones no fundamentadas, Lula estuvo en la cárcel, desde abril de 2018, con el fin de impedir su candidatura a la Presidencia de la República en las elecciones de ese año, en las que fue elegido Jair Bolsonaro.

Algo semejante intentó el PAN y sus cómplices con el proceso de desafuero de Andrés Manuel López Obrador, cuando era jefe de gobierno de la Ciudad de México, con el fin de que no pudiera participar como candidato a la Presidencia de la República en las elecciones de 2006. Claro, como nos les funcionó y fue candidato y ganó, entonces las derechas implementaron el plan B con el fin de arrebatarle a AMLO la Presidencia de la República.

Hay que estar atentos y denunciar, en todos los foros, estas actitudes antidemocráticas de las derechas, las que no saben perder e invocan a la voluntad popular sólo cuando ganan, aunque sea con trampa.

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