El IFE y el conteo de votos

Por Ángel Balderas Puga
“La organización de las elecciones federales es una función estatal… En el ejercicio (de la cual), la certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad serán principios rectores” (artículo 41 constitucional)
Desde hace tiempo el Instituto Federal Electoral (IFE) comenzó una nueva campaña de spots publicitarios para justificar su existencia. En algunos de ellos, de manera totalmente acrítica se habla de la enorme mole de trabajo que tienen que hacer, se habla de tinta indeleble, de observadores electorales, de manejo del padrón, etc.
Sin embargo, es importante señalar que muchas de las cosas que señala el IFE en sus spots están íntimamente ligadas a la cultura del fraude electoral, del que el mismo IFE fue cómplice obsceno en las elecciones de 2006. En países donde no existe la cultura del fraude electoral, por ejemplo, no están previstos los llamados “observadores electorales” y ni siquiera el uso de tinta indeleble, simplemente porque ni los partidos políticos ni los ciudadanos, a diferencia de México, no tienen en mente hacer trampa por lo que se necesita mantener un aparato burocrático costoso como nuestro IFE.
Desde siempre, el IFE y sus corifeos nos han querido hacer creer que el conteo de votos termina en las casillas. Sin embargo, el proceso de conteo consta de cuatro etapas bien diferenciadas. En la primera etapa se cuentan los votos, físicamente, en la casilla de votación. En una segunda etapa, en el mismo lugar de votación, se registra el resultado del conteo en un acta oficial. Sólo estas dos etapas están bajo observación ciudadana (funcionarios de casilla y representantes de partidos políticos). Cabe señalar que los resultados escritos en el acta de votación no siempre coinciden con el resultado del conteo previo. Es aquí donde comienzan las distorsiones y donde se nos quiere hacer creer que ahí terminó el conteo.
La captura
La tercera etapa del conteo consiste en la captura de los datos escritos en las actas de votación. Aquí se trata de una simple transcripción del papel a una computadora usando un teclado. Esta etapa ya no está bajo vigilancia ciudadana pues se realiza en las oficinas del IFE y es un dogma de fe pensar que la transcripción se hizo sin hacer trampa.
En las elecciones presidenciales de 2006, hubo cientos de ejemplos documentados como el siguiente.
En la figura 1 se muestra, parcialmente, la “sábana” de resultados de la casilla 855, contigua 1, del distrito electoral 07 que corresponde a la delegación Cuautitlán Izcalli en el Estado de México. Ahí puede observarse que el PAN obtuvo 96 votos para Presidente, el PRI, 92 y la Coalición por el Bien de Todos (CBT), que agrupó al PRD, al PT y a Convergencia, tuvo 208 votos.
En la figura 2, se muestra la imagen de una captura de pantalla del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del IFE, correspondiente a la misma sección electoral en la que los votos del PAN (96) y del PRI (92) fueron capturados de manera adecuada. Sin embargo, a la CBT (que postuló a Andrés Manuel López Obrador) en vez de asignarle sus 208 votos, se le asignaron sólo 197, es decir, 11 votos menos.
¿Qué se puede pensar de este “error” de captura? El capturista tuvo que “confundir” un uno con un dos, pero también un nuevo con un cero (teclas que ni siquiera son contiguas en un teclado numérico) y un siete con un ocho. Como bien sabe quien ha estudiado probabilidad, la probabilidad de cometer estos tres “errores” al mismo tiempo es ínfima, pues las probabilidades de cada error se multiplican.
Pero además, precisamente para evitar errores de captura, la captura de los votos debe hacerse dos veces seguidas, por lo que el capturista de la casilla señalada tuvo que equivocarse dos veces seguidas en la misma captura lo que lleva la probabilidad a un valor cercano a cero y esto significa que no se trató de un error sino de una captura equivocada de manera deliberada con el fin de disminuir votos a la CBT.
El autor conserva un archivo con muchos más ejemplos de este tipo. Por ejemplo, en la casilla 1019 del distrito 33 del Estado de México, la CBT obtuvo 188 votos pero sólo se le capturaron 88, es decir, 100 votos menos, ¡en una sola casilla! O casos como la casilla 2352 del distrito 4 de Oaxaca en la que no fueron capturados los datos de la casilla contigua 2 en la que el PAN obtuvo 71 votos y la CBT 192. Al no capturar estos votos, la CBT salió perdiendo más de 120 votos.
De manera contemporánea, existen pruebas en las que al PAN se le capturaron más votos de los que realmente obtuvo (por ejemplo, la casilla 2110 del distrito 12 del Estado de México o la 548 del distrito 24 del Distrito Federal).
Estos ejemplos demuestran que el proceso de captura, no vigilado por la ciudadanía no es tan neutral como parece.
En efecto, en las elecciones presidenciales de 2006, un capturista del IFE en Coahuila denunció ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) que López Obrador llevaba una ventaja de tres mil votos en el conteo y que, de manera sorprendente, se interrumpió el suministro de energía eléctrica en las oficinas distritales (por lo que la captura, necesariamente, se tuvo también que interrumpir) y cuando la energía regresó, la Coalición ya iba por debajo de PRI y PAN. El capturista también denunció presiones del vocal distrital para que capturara sólo las actas que favorecían a Felipe Calderón (El Universal, 05/07/06).
La falta de certeza
En el trabajo “Elecciones y certeza”, elaborado por uno de los mejores programadores de México, Gerardo Horvilleur, y por el matemático Martín Hardy y presentado para su discusión en el “Foro de análisis y discusión sobre el fraude electrónico del PREP y del Conteo Distrital de las elecciones del 2 de julio de 2006”, los autores estiman que entre errores aritméticos, de captura y de falta de uniformidad se puede estimar, de manera conservadora, que hubo por lo menos un error de medición de cuatro votos por casilla. Dado que, en esas elecciones, hubo 130 mil casillas, eso da un total de 520 mil votos, suficientes para cambiar los resultados de la elección, pues la diferencia oficial entre Calderón y López Obrador fue de apenas 244 mil votos por lo que no puede haber certeza en los resultados de esa elección.
anbapu05@yahoo.com.mx
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