Opinión

Elecciones: ¿anulo y me voy?

Por: Ángel Balderas Puga

“Lo ideal sería que toda la sociedad estuviera consciente y organizada para una estrategia nacional de rechazo a la simulación electorera. Pero como esa no es la realidad, es pertinente votar por el que más le duela al sistema corrupto”. Padre Alejandro Solalinde.

“Quien no vota, vota por el que va a ganar”. Jean Paul Sartre.

La semana pasada se organizó un foro sobre el tema, en nuestra universidad. El foro fue un verdadero gracias a la presencia de la Mtra. Alicia Hopkins del Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM, quien defendió la posición del no voto, de manera brillante y usando algunos argumentos irrebatibles con respecto al sistema político mexicano y con los cuales coincidimos totalmente. Por parte de la necesidad de votar, y más específicamente de votar en contra de nuestros verdugos, estuvimos Rafael Barajas “El Fisgón”, uno de los mejores caricaturistas de México y del mundo y también historiador y A quién esto escribe. Pero el debate se dio también gracias a intervenciones puntuales del público. Seguimos con este debate.

Una cosa no excluye a la otra

Parte del movimiento “anulista” argumenta que no hay que votar porque el voto no sirve de nada y que es mejor movilizarse y crear alternativas desde abajo como si una cosa excluyera a la otra. El hecho de que salgamos a votar el 7 de junio no nos impide que nos movilicemos cuando sea necesario, por ejemplo, en contra de la privatización del agua o de nuestros recursos energéticos o en solidaridad con los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa o que se busquen y se traten de construir alternativas al capitalismo salvaje, irresponsable y depredador o que se denuncie la corrupción de los partidos políticos. Se pueden hacer ambas cosas y muchos las hacemos, son cosas complementarias.

Reduccionismo

Meter a todos los partidos en el mismo saco es una visión extremadamente simplista y reduccionista. Si no hubiera diferencias entre los partidos no habría habido necesidad, para los grupos dominantes, de hacer fraude en las elecciones presidenciales de 1988 y de 2006 y de hacer una serie de trampas en 2012. Estos grupos saben que no hay diferencias sustanciales entre PRI y PAN pues ambos han abrazado al neoliberalismo salvaje y depredador, por eso no hicieron fraude en las presidenciales del año 2000. Pero si lo hicieron en 1998, en 2006 y en 2012 es porque sus intereses estaban en peligro.

Reiteramos: ¿quiere hacerle daño a un político o a su partido? ¡Vote en contra de él! Eso sí les duele pues, si no ganan, se ven alejados de vivir del presupuesto público. Claro, los mexicanos tenemos un problema y es cómo luchar en contra de los fraudes electorales.

Votar en defensa propia

Independientemente de las razones para la abstención o para la anulación del voto, el efecto es el mismo: se deja espacio para que decida una minoría sin contrapesos y esa minoría, sobre todo si gana con una mayoría calificada (arriba de las dos terceras partes de miembros de un congreso) continuará con sus políticas públicas entreguistas ya agresivas en contra de la inmensa mayoría de la población. La tienen más difícil si las fuerzas neoliberales sólo ganan con mayoría relativa pues, por ejemplo, ya no podrían hacer reformas constitucionales y aún más difícil si sólo obtienen una primera minoría. A esto es a lo que le debemos apostar: a tener el mayor número posible de legisladores de verdadera oposición, no como el PRD y sus “chuchos” que hace mucho tiempo “dejaron” de ser de izquierda (en realidad nunca lo fueron).

El racista Córdova

Si el racista presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, no fuera tan cínico ya habría renunciado por vergüenza, como se hace en cualquier país medianamente democrático, después de su serie de comentarios racistas en contra de todos los indígenas de nuestro país, al mofarse de la forma en la que hablan español. Indígenas que, a diferencia de Córdova, además de hablar español hablan lenguas originarias de esta parte del mundo.

El racista e ignorante Córdova quiere hacernos creer que sus comentarios racistas se dieron en el ámbito de una conversación “privada” lo que ofende a la inteligencia pues cuando el presidente del INE habla, como presidente del INE, con otro funcionario del INE, de un tema oficial del INE y, presumiblemente, usando una línea oficial del INE o una línea pagada por el INE, esa no es una conversación privada es una conversación oficial. Como en tantos otros casos, Córdova y los que justifican sus comentarios racistas levantan la voz contra las filtraciones, olvidando que si no hubiera hecho sus comentarios racistas no habría nada que filtrar.

La dirigencia del INE sigue abonando a su descrédito pues los comentarios racistas de su presidente tratan de ser cubiertos con una supuesta “campaña de desprestigio” en contra del INE. No hay ninguna necesidad de este tipo de campañas pues los del INE (antes IFE) se han dedicado a desprestigiarse solos. Tanto por los comentarios racistas del “académico” Córdova, como por su actitud omisa antes las reiteradas violaciones a la ley por parte del Partido Verde pseudo ecologista.

anbapu05@yahoo.com.mx

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