Reforma energética: cuestión de números
Por: Ángel Balderas Puga / anbapu05@yahoo.com.mx
PARA DESTACAR: Estas cifras nos muestran que Pemex no necesita de inversionistas extranjeros y que sus “grandes inversiones” serían innecesarias en un contexto de una administración honesta y eficiente. Ese dinero de los extranjeros no se necesita, puede salir directamente de las ganancias de Pemex.
Los tecnócratas neoliberales mexicanos avanzan en la entrega de las ganancias derivadas de nuestros recursos energéticos, a extranjeros.
En realidad estos “neoliberales” no son más que un grupo de corruptos, ni ellos mismos se creen las patrañas que cuentan para justificar el haber revertido la nacionalización petrolera. Toman decisiones desde la ignorancia, con tal que los nuevos dueños de nuestra riqueza energética les avienten unas cuantas migajas, y con eso se conforman. O los contratan como empleados o por debajo del agua les pasan algún dinero para que ejecuten las órdenes que vienen desde fuera del país. También cabe la posibilidad de que su actuar esté normado por una profunda irresponsabilidad hacia su propio país o por una falta de nacionalismo extremo.
Algunos cuantos, los menos, estarán atrapados en sus dogmas -que no tienen ningún fundamento en la realidad- de que son los extranjeros los que tienen que venir a resolver nuestros problemas: síndrome del malinchismo y de la falta de credibilidad en nuestro propio pueblo.
Habría que recordar a estos traidores a la patria que en 1938 -y en los años siguientes- el pueblo de México dio una gran prueba de dignidad y de capacidad al sacar adelante nuestra industria petrolera sin tener ni siquiera un ingeniero petrolero mexicano y llevar a Pemex a ser una de las principales petroleras del mundo.
Cuestión de números
El pasado 6 de diciembre, el secretario de Energía -Pedro Joaquín Coldwell- junto con el actual director de Pemex, José Antonio González Anaya, celebraron con júbilo la entrega de un contrato más a una empresa extranjera. En esta ocasión de un país, Australia, que produjo en 2015 385 mil barriles diarios de petróleo contra los 2.6 millones de nuestro país en el mismo año. Es decir, celebran que una compañía de un país que produce siete veces menos petróleo que México venga a hacer negocios con nuestros hidrocarburos. En todo caso, debería ser al revés.
Coldwell presume que todas estas operaciones, enmarcadas en su reforma energética, han atraído inversiones del orden de 41 mil millones de dólares, cifra que puede apantallar a los que no conocen a la industria petrolera de su propio país. Solo para hacernos una idea de lo que significa esta cantidad, baste recordar que las ganancias (no ingresos) de Pemex en 2012 fueron de casi 70 mil millones de dólares, el mejor año para Pemex. En 2011, Pemex ganó 55 mil millones de dólares; en 2013 fueron 53 mil millones; en 2008 y 2010, 49 mil millones de dólares. Así que ¿de qué presume Coldwell?
Estas cifras nos muestran que Pemex no necesita de inversionistas extranjeros y que sus “grandes inversiones” serían innecesarias en un contexto de una administración honesta y eficiente. Ese dinero de los extranjeros no se necesita, puede salir directamente de las ganancias de Pemex. Es cierto que esas ganancias disminuyeron dramáticamente en los últimos dos años, pero eso ha sido para todas las compañías a nivel mundial y además no será algo que dure a largo plazo, dado que los hidrocarburos son combustibles fósiles y cada vez hay menos en el mundo por lo que el precio volverá a subir y a eso es a lo que le apuestan los inversionistas extranjeros.
Por otro lado, es necesario subrayar que una cosa es la cantidad invertida y otra, muy diferente, el beneficio para el país pues, lógicamente, las compañías extranjeras se llevarán la mayor parte de sus ganancias a sus países de origen. Ese es su principal su objetivo al invertir fuera de su país.
En esa misma reunión celebratoria de Coldwell y compañía, el Subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Hacienda, Miguel Messchmager, señaló que Pemex y el gobierno federal recibirán el 72.4 por ciento de las ganancias del último contrato firmado con la empresa australo-inglesa BHP Billiton ¿Qué hay que celebrar con este 72.4 por ciento cuando antes Pemex y el gobierno federal recibían el 100 por ciento? Nada, absolutamente nada. Lo que anuncian estos señores, de manera pomposa, es la pérdida de 28 por ciento de las ganancias, que ahora irán a parar a manos extranjeras.
El mismo Pemex nos recuerda en su última “investor presentation” (de mayo de este año) que siguen teniendo uno de los costos de producción de un barril de petróleo de los más bajos, 26 dólares por barril, en comparación a Royal Dutch-Shell les cuesta 56 dólares, 48 dólares a Chevron-Texaco, 40 dólares a la francesa Total y a la brasileña Petrobras. Por lo que las ganancias de Pemex son mucho mayores que las de cualquiera de las compañías mencionadas.
De este tamaño es la irresponsabilidad de nuestra clase gobernante. Y luego, algunos se sorprenden de los recortes al gasto público y piensan que para revertirlos basta “gestionar”.