Opinión

Suicidio

Punto y seguido

Por: Ricardo Rivón Lazcano

“Sí, mire en qué termina toda una vida:

en un fólder con nuestro nombre que se archiva”

Víctor A. Payá.

Hay afirmaciones aparentemente triviales como la de David Hume (el suicidio es un acto absoluto de libertad y tiene la venia de Dios), Durkheim (“siempre habrá” en toda sociedad un porcentaje de suicidios), o alguna perspectiva psicoanalítica (es un enigma del que quizá nunca sabremos nada más allá de las historias que le inventemos).

 

Hay afirmaciones claramente triviales como la nota roja (huyó por la puerta falsa) o de sociología espontanea (el “nadie hace nada” dirigido principalmente al gobierno).

Caso 88. Una pequeña de 18 años se dispara en el pecho con la pistola del padre (quien tiene una colección de 8 armas entre escopetas, rifles y escuadras, porque pertenece a un club de caza), no sin antes escribir en uno de sus cuadernos lo siguiente: ‘…mamá, perdón por haber sido tan injusta contigo, pero ahora quién sabe más que pase. Oye, le das esto a mi papá, porfa’.

El expediente del Servicio Médico Forense del Distrito Federal, consigna además lo siguiente: ‘con una flecha hacia abajo, señalando hacia el suelo, se encuentra una hoja cuadriculada que dice: ‘ya cambiaste tu truco ahora, no es la pluma sino la regla, ¿no mames sí?’

Imposible elaborar una historia únicamente a partir de los mensajes póstumos; se requerirían también los diversos testimonios de los familiares y, tal vez, varias entrevistas, con el propósito de reconstruir con la mesura y paciencia debidas alguna interpretación lógica dentro de las muchas posibles.

‘El suicidio se da en un tiempo y espacio determinado, no así su gestación’, que depende de la propia biografía, la historia familiar, los lazos sociales, la cultura que arropa con significados, y tal vez menos estudiado, el componente neurológico que se entrama con los demás aspectos.

“Acoger la muerte por voluntad propia es también una manera de brindarla a los otros, con el fin de sellar un último pacto imaginario con la historia familiar, de saldar una deuda simbólica con la vida –tal vez absurda y dolorosamente– una vida no menos absurda.”

Caso 113. Un profesionista desempleado, de 36 años de edad, se ahorca con una bufanda. Días antes vende las pertenencias, y sus cosas más personales él las regala entre familiares con el pretexto de que se iría a trabajar a otro estado de la república, despidiéndose de todos. La carta póstuma dice lo siguiente: ‘Perdónenme, los quiero mucho. Por favor que Juan consiga un acta de defunción por complicación de VIH, así podrán cobrar el seguro del auto que está a nombre de Juana. Incinérenme de inmediato y no deseo rosarios ni misas, por favor perdónenme. Juana no sufras mucho, piensa que ahora soy feliz y gracias por tu amor. Del trabajo, es mentira, no existe y me apena haberlos engañado todo este tiempo [Firma]. Perdónenme por favor. Carlos deja esa vida, mira a lo que conduce. Dios los bendiga.

El mensaje póstumo adquiere la forma de una última dote que inevitablemente llega a su destino. Razón y pasión son dos elementos que destacan en el contenido de la escritura, de ahí que se caracterice por la ambivalencia y la paradoja.

‘El discurso de la víctima –que  a su vez es el del propio victimario– se despliega en distintos planos: la letra, en la glosa corporal, en el espacio y el medio elegido para morir…, en los testimoniales de quienes le conocieron en vida y que, a través de su palabra, lo colocaron en determinado lugar social y emocional.’

Caso 95. Un adolescente de 14 años decide ahorcarse en una bodega de un mercado donde trabajaba y se quedaba a dormir… Deja una breve pero contundente carta póstuma: ‘Puta tía Marta. Puto tío chupón, te odio. Puta abuela, te odio hija de tu puta madre. Atentamente: el que se colgó. Y espero que ya no me chinguen la madre y no quiero a ningún hijo de su puta madre porque todos me odiaron’.

Libro EL DON Y LA PALABRA: UN ESTUDIO SOCIOANTROPOLÓGICO DE LOS MENSAJES PÓSTUMOS DEL SUICIDA, es un esfuerzo serio y valioso, parcial como todo conocimiento científico. Víctor A. Payá es el coordinador. Colaboraron Víctor Gómez Patiño y Wendy Nicolasa Vega. Editan Casa Juan Pablos y la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, de la Universidad Nacional Autónoma de México. Año, 2012.

rivonrl@gmail.com

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