Historia y palabras, un círculo que no tiene fin

Donde inicia la palabra una persona, cientos están destinados a seguirla, es la idea central que tiene el círculo de lectura sobre historia de San Juan del Río, impartido por el cronista local, Ubaldo Neftalí Sáenz Bárcenas; que todas las tardes de miércoles, justo a las 6:30 de la tarde, inicia algo más que un círculo de lectura, inicia un espacio de diálogo entre los distintos que se acercan a conocer la historia del lugar en donde radican.
Dentro de todos los ideales, el círculo de lectores que se lleva a cabo en la galería de arte del Portal de Diezmo, no es igual a los círculos de lectura que se hacen con continuidad en espacios académicos o en lugares especializados. El aura que se vive en ese lugar es demasiado mística, luz blanca que trata de evitar las sombras en la galería, un bajo contraste ayuda a prestar atención al tema analizado.
Mientras que Neftalí lee palabra a palabra, los 14 acompañantes del inicio de este círculo de lectura, hacen sus anotaciones de las dudas, pensamientos, críticas. Y esta se convierte en la palabra clave que gira en torno a todo el círculo de lectura. Crítica. De qué sirve el proceso de hablar y escuchar, si no realizarás un cuestionamiento a lo que estás escuchando. Fomentar este cuestionar, criticar y dudar, es el trabajo que se realiza en este espacio de apertura cultural.
Las vigas de madera que sostienen el techo del edificio, regalan ese amor a tranquilidad y paz, que se necesita para dar lo mejor de sí al momento de enfocarse en la lectura realizada. Estas vigas escuchan los relatos de las historias que ellas mismas han vivido. En el momento en que el texto comienza a hablar sobre la creación del primer cuadro de la ciudad, el tema acerca de que la casa de recolección de diezmo no se construyó a un costado de la parroquia, salió a debate. Únicamente porque estas vigas no son capaces de contar su historia, las preguntas son realizadas al anfitrión del evento.
Las páginas hacen su ruido identificador al paso de una a otra; el lápiz y la pluma con una coordinación casi perfecta, acompañan la sinfonía de la lectura guiada. Pero no todos los sonidos son armoniosos ni encantadores, al exterior del recinto, un ensayo de una obra de teatro se está realizando. Mientras que adentro escuchamos sobre la independencia y la época imperial en el municipio, afuera gritos y llantos acompañan la lectura. Sin que sea algo que alcance a distraer a los asistentes, tres expresiones artísticas están convergiendo al mismo tiempo: lectura, escritura y actuación.
De tanta concentración entre los presentes, el tiempo en el lugar pasa desapercibido y llegamos al final de este espacio semanal. Ahora, ya la concentración máxima de los miembros del círculo se convierte en abrazos y felicidad, no únicamente se da por terminada la sesión del día, se está creando conocimiento nuevo. La felicidad que se percibe al final es por eso. Las palabras fluyeron en la mente de todas estas personas que asistieron, y ahora saldrán a la sociedad y el ciclo no termina.